Breve semblanza sobre Nicolás Domínguez. Sus inicios, Heinze, el área y su primer gol en la selección. Escribe Gonzalo Bressan Otegui.

Al enterarse de la muerte de su abuelo, Nicolás Domínguez, por entonces de 14 años, habló con su técnico de inferiores y le pidió jugar. El juvenil no venía teniendo continuidad en las inferiores de Vélez, pero ese día entró faltando quince minutos y convirtió tres goles. Los años pasaron, Nicolás se consolidó y en marzo del 2017 después de rendir la última materia del secundario, Ingles, recibió el llamado para concentrar con el plantel de Primera División para el partido frente a Estudiantes de La Plata. Luego de tres meses buscando la titularidad, el de la v azulada en el pecho y la 28 en su espalda, metía frente a Tigre su primer gol en la Superliga. En el festejó levantó sus brazos señalando el cielo.


Esa camiseta la tiene su padre en un cuadro, él, mientras tanto, no solo cambio de número, se convirtió, desde de su debut, en el jugador de Vélez con más partidos. Pero no es meramente una cuestión de presencia. También es el que más pases completó, más quites realizó y más duelos ganó, y para esto fue fundamental la llegada de Gabriel Heinze. ‘’Aparte de mejorarme en la marca me hizo un jugador más dinámico’’, contó sobre su entrenador. Y agregó; ‘’También trabajé estos seis meses para llegar al área y convertir’’. Habitualmente el Gringo forma un triángulo compacto de mediocampistas que le dejan libre el carril a los laterales para que estos incursionen en campo rival. Adelante tres delanteros, dos extremos que se llevan a los laterales rivales a la banda, y un delantero centro que con sus movimientos saca a los centrales de posición. Con la defensa rival desordenada se genera el espacio para que el interno, Nicolás Domínguez, irrumpa en área contraria para terminar la jugada. En menos de cuatro meses, el ahora platinado, se convirtió, con cinco tantos, en el goleador del equipo, y detrás de cuatro delanteros en el quinto en la tabla de goleadores. Todos de la misma forma, con la misma impronta.


Diferente fue el gol que hizo en la Selección, donde demostró que también es dueño de una gran pegada. De afuera del área puso el cinco a uno para Argentina frente a Ecuador. Arremete desde el círculo central, se desata y lo hace con naturalidad, como algo ya incorporado. Esto le faltó a la Selección en los últimos dos mundiales. La última Copa del Mundo acumuló demasiados infortunios como para darle entidad a este. Pero en el de Brasil se pudo evidenciar la ausencia de volantes mixtos. El equipo de Sabella contaba con delanteros que estaban pasando su mejor momento, defensores consolidados en las grandes ligas y mediocampistas de marca de gran presente en España y Italia. Pero carecía de mediocampista como hoy lo son Exequiel Palacios, Matías Zaracho y Nicolás Domínguez. El futbol vernáculo está cada vez más conectado con el europeo. Ellos se llevan a los jugadores y dejan algunos términos. Como por ejemplo el ‘’box to box’’, que habla de un mediocampista que defiende en su propia área y luego ataca en la rival. Pero en el medio pasan cosas.

Gonzalo Bressan Otegui

Publicado originalmente en el Facebook de Arturo Truitt.

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