Para entender el debut de Lamine Yamal en esta Eurocopa ubicada en Alemania puede ayudar Casablanca. En la ciudad marroquí llamada como la película, europeos exiliados visitaban el Café de Rick, un bar clasista que reunía también dirigentes nazis y franceses nacionalistas. Allí traficaban documentos falsos mediante sobornos para partir hacia Lisboa o España (y luego a Estados Unidos).  Esto desplazó a los marroquíes de toda posibilidad de exilio segura. El dueño estadounidense, Rick, en principio sin afinidades políticas, se descubriría después, aportaba dinero para combatir la Guerra Civil Española desde el lado republicano.

Español con ascendencia marroquí, Yamal brilla como estrella nueva en suelo alemán. Negro y flaquito, contradictoriamente flaquito, tan solo 66 kilos, de 16 años, se convirtió en el jugador español más joven en debutar en Eurocopa hoy frente a Croacia en el 3 a 0 en pleno Berlin. Y digo además que Alemania tiene que ver porque del otro lado estaba Perisic, que jugó en Bayern Munich, Borussia Dortmund y Wolfsburgo, tres clubes alemanes, y que es de ese porcentaje de personas junto con Modric de literalmente -no legalmente- dos naciones.

A Perisic le cobraron invasión en el penal: en Underground, de Emir Kusturica, el mismo que hizo una de las mejores biografías de Maradona, se expone cómo afectó el bombardeo de Belgrado y la invasión Nazi a Yugoslavia, nacionalidad que comparten Perisic y Kusturica, aunque extrañamente hoy uno sea croata y el otro sea bosnio. Perisic es de los pocos yugoslavos que quedan en su selección. Cuando debutó, sus compañeros habían nacido todos en Yugoslavia.

El fútbol moderno entrega récords que se rompen todo el tiempo y resultados exagerados cada vez más espectaculares. Pero hay historias, tradiciones, heridas, éxodos, invasiones, nacionalidades, revanchas, desarraigos, que hacen a la Eurocopa.  Amamos el opio de los pueblos porque nos permite entendernos y pensarnos en este siglo confuso.

Miguel Freidenberg
@miguefrei

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