Un agente secreto elegante, reservado, difícil de detectar. Extremadamente observador para entender cómo volverse invisible para dañar a su enemigo. Implacable y certero, su inteligencia le permite no fallar en sus tiros y poder asumir riesgos en circunstancias difíciles.

El agente secreto 0010 se esconde en las sombras del mediocampo colombiano. Desde hace varios años borra las pistas sobre su paradero. Se desconoce dónde está jugando. La única certeza está en sus apariciones con la Selección Colombia. Rodríguez, James Rodríguez, se presenta con la frialdad de un agente con licencia para matar las ilusiones de sus rivales.

Surgido en secreto de las entrañas del fútbol argentino, alcanzó la fama mundial con un itinerario digno de una película de James Bond: Buenos Aires, Porto, Mónaco, Madrid, Munich, Atenas y San Pablo.

Bond, el agente secreto del MI6 inglés, siempre triunfa a pesar de las dificultades. Rodríguez, el agente secreto de Colombia, también tiene sus hitos. Todavía le falta levantar algún trofeo, pero en el camino clasificó a Colombia a dos mundiales, complicando a grandes selecciones como Brasil y, paradójicamente, a Inglaterra, la madre patria de James Bond.

Esta noche, el mejor jugador de la Copa América, resurgido desde las sombras del anonimato del Brasileirao, intentará clasificar a su selección a una final de Copa América por primera vez en 23 años. Rodríguez, James Rodríguez, el agente 0010, reposará en alguna zona invisible del mediocampo para lanzar, desde ahí, tiros certeros para sus compañeros de ataque con la frialdad de un asesino con licencia para matar. La capacidad uruguaya para detectarlo decretará su futuro: el olvido del espía que no terminó su trabajo o la marquesina iluminada en la que descansa su tocayo Bond.

Juan Stanisci
Twitter: @juanstanisci

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