Malcorra es un diez de fútbol 7 en una cancha de abajo de la autopista que mueve la pelota mientras el humo de los choris de la parrilla cercana sale por la chimenea. Stone, rockero, canoso: parece el intento de estrella de alguien que a los cuarenta años muestra a su núcleo cercano el talento que el mundo no vio.
De esta descripción solo lo aleja un detalle: es el enganche del campeón vigente del fútbol campeón del mundo y acaba de hacer un gol que define uno de los clásicos más importantes del país. Otra vez.
Su impronta de zurdo habilidoso enriquece una categoría propia del balompié criollo. Cuna de figuras estelares, la mayoría de los grandes historias las llevan adelante seres que parecen comunes. La Vieja Moreno, Garrafa, el Pulga, Mario Lobo, el Rengo Diáz, Valeri solo por nombrar algunos que se me ocurren. Varios ganaron mucho menos que Malcorra. Espejo de un fútbol que vio en la última final un Central-Platense y que hoy tiene a Godoy Cruz como una sensación.
Hace menos de una semana se cumplió el aniversario del nacimiento de Roberto Gomez Bolaños. Chespirito para los amigos. Una frase de su autoría me impactó: “Héroe es el Chapulín Colorado, y esto es serio. El heroísmo no consiste en carecer de miedo, sino en superarlo. Batman y Superman son todos poderosos, no pueden tener miedo. El Chapulín se muere de miedo, porque es torpe, tonto, débil, pero aún consciente de esas deficiencias enfrenta el problema. Ese es un héroe”.
A Malcorra, hasta el año pasado, no se le conocen grandes resultados. Su palmarés solamente incluía un ascenso con Unión en 2014. Nada más. La capacidad, el azar, el amor, la pasión y el talento le dieron visibilidad.
El fútbol argentino no es producto necesariamente de grandes luminarias, sino de protagonistas imperfectos que luchan. Malcorra juega con la prestancia de un ganador que no es todopoderoso, pero que llega al objetivo sin dejar de parecer una persona normal que supera sus limitaciones.
Lo que se dice un héroe del fútbol argentino.
Santiago Núñez
Twitter: @SantiNunez
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