Yo lo sé, doctor, lo sé. Sé que, según su diagnóstico, cometí un pecado, me queda claro. Su desconfianza en mí es sensata. Pero, vamos, siempre ustedes dicen “no podés hacer tal cosa” y nosotros cumplimos pero por menos tiempo. Lo hacemos todos los pacientes.

Y yo cumplí, eh. Usted lo sabe. No hice mi actividad predilecta ni tuve situación de stress alguna durante meses y meses. En un momento, hasta me lo creí: “Che, quizás puedo vivir sin ir a la cancha”.

Pero el momento de quiebre se dio cuando me enteré. Saber es sufrir, es así. Terminamos primeros en la zona y ellos segundos, ¿entiende? Había muchos cruces posibles y justo se dio ese. En Buenos Aires, el Monumental. No me diga que no es soñado.

El amor es amor, ¿vio? Y yo sabía todo, me hice el que no para no admitir que no puedo vivir sin Central y, sobre todo, para no mentirle a usted. Pero la verdad es que lo sabía todo. Los escuché. Sabía que me iban a “secuestrar”. Medio giles, ¿a mí? Pero, bueno, boludos hay en todos los equipos.

Me dejé llevar. Sabía que me subía a ese colectivo 305 y que terminaría en Buenos Aires, pero hice acting para hacerles creer a los pibes que pueden cambiar el mundo. El viaje fue hermoso. Ruta, facturas, canto. Lo que se dice pueblo, ¿vio? Por eso somos el Gigante.

Y el partido fue lo que tenía que ser: clásico de Rosario, picante, forzado. Ellos tenían a Zanabria. Pero, en esa cancha, la mística de Angelito nos tenía que dar el resultado. La palomita de Aldo no se la cuento: me desmayé.

Los pibes pensaron que estaba muerto y, sepa usted, me hubiera gustado morir así: ganándole una semifinal a Newell´s. Pero no, fue una descompensación. Cuando me levanté, mis acompañantes ya no estaban y tuve que ir a Retiro con un par de vagos para volver para el Paraná.

No le cuento esto de malo, eh. Sólo para que me entienda.

-Yo lo entiendo, Casale. Pero, ¿para qué vino exactamente?

-Ah, eso. Yo sé que esto pasó hace tres días, pero hoy jugamos la final contra San Lorenzo, acá en Rosario, en la cancha de ellos. No se enoja si voy, ¿no?

-Usted no tiene remedio,Casale, haga lo que quiera.

-Gracias.

Santiago Núñez
Twitter: @SantiNunez

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