La bandera tenía un mensaje claro. Desde el ángulo que sea se vio. Siempre dicen que “en El Cilindro se ve bien de todos lados” y esta vez no fue la excepción. Pocos minutos antes de empezar el partido entre Racing y Gimnasia, desde la Platea C bajó un trapo bien grande con las letras en rojo y la tipografía del libro que lleva el titulo de la frase: “Nunca más”.
El lugar desde donde apareció no es aleatorio, fue seleccionado. La bandera se desplegó sobre un trapo histórico que lleva el nombre del barrio Calzada, del sur del conurbano. No cualquiera va y le pone un lienzo arriba a una bandera con tanta historia. Por lo general el dueño te ubica enseguida.
Pero también hay que hablar de la ubicación en la cancha: de frente a los palcos de los dirigentes, al palco presidencial. Hace años que Víctor Blanco gobierna el club y es abierto a que distintos actores de la política nacional compartan su gestión. Pero esta vez la cosa se fue de las manos, el enemigo está en la casa.
Las SAD y el negacionismo se acercan, el ministro de Justicia de la Nación, Mariano Cuneo Libarona, es parte desde 2017 del club como encargado del colegio. Pero también es parte de un gobierno que avala que sus diputados y diputadas vayan a visitar a genocidas a la cárcel, del cual todavía no recibimos ninguna explicación que no sea una pavada.
Las piñas de después son lógicas en un contexto de cancha. Le tapaban la visión a los palcos que estaban abajo y a una parte de la platea B. Deberían haberla levantado cuando estaba por empezar el partido pero la dejaron, a pesar de que desde abajo tironeaban y lo pedían bien. Alguien se fue de mambo y tironeó hasta romperla, otra persona se fue de mambo y arrancó a las piñas. Si vas a la cancha entendes las dos partes, es así.
Rota o brillando, la bandera tenía un mensaje y varios destinatarios. Hay cosas con las que no se puede pendulear. Dirigentes: Nunca más es Nunca Más.
Federico Cavalli
Twitter: @willycavalli
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