Imaginate que a tu club, a tu equipo de toda la vida, ese con el que creciste amando sus colores, gritando goles, llorando derrotas, un puñado de tipos (llamesmolé, la dirigencia; expliquesmosló: los dueños) lo mudan a 90 kilómetros de su estadio. Imaginate que, por si fuera poco, le cambian el nombre. ¿Dónde queda parte de tu identidad, esa que supo abrazarte el pecho?
Aunque parezca ficción, esto mismo sucedió con el Wimbledon Football Club. En 2001 perdió su cancha y en 2004, después de entrar en concurso de acreedores, también su nombre, para pasar a llamarse Milton Keynes Dons. A pesar de las masivas movilizaciones de sus hinchas, se hizo efectiva la migración de identidad, historia y amor. La Football Association se había negado en un principio, pero ante la insistencia se conformó una comisión independiente que aprobó el trasladó. En su informe, escribieron: “Refundar al club de sus cenizas, como una nueva institución, no estaría de acuerdo con los genuinos intereses del fútbol en general”. Vaya si el tiempo no les dio la razón.
Pero esos hinchas no se rindieron y decidieron refundar el club en los mismos suburbios de Londres donde habían crecido. Así nació, en 2002, el AFC Wimbledon, otra vez desde abajo, jugando en una liga amateur. En este puñado de años, logró seis ascensos y para fines de 2020 habían logrado su sueño: recuperar el estadio y volver a jugar en su cancha.
El fin de semana pasado se enfrentaron el MK Dons contra el AFC Wimbledon. En la cancha que vio nacer la pasión y la traición. Aquel equipo que no tuvo que haber existido, vendido varias veces a los mejores postores fue visitante ante el club recuperado por sus verdaderos dueños: los hinchas. El resultado fue un rotundo 3 a 0 del equipo local. Imaginate lo que fueron esas tribunas: una mezcla de llanto, abrazos, alegría y lágrimas de revancha. Imaginate que en el fútbol, algunas veces, todavía ganan los que deben. Imaginate que el mundo es un poco más justo y que perdieron, en definitiva, los piratas de la pelota.
Nadia Fink
Lástima a nadie, maestro necesita tu ayuda para seguir existiendo. Suscribite y bancá este proyecto acá:
