El autor del gol del Palmeiras en el alargue contra el Botafogo festeja los goles reivindicando su religión candomblé, de origen africano. Minoritaria y perseguida en Brasil tiene su representante que gana partidos y se la muestra al mundo. Escribe Lucas Jiménez.

El héroe del Palmeiras fue una de las figuras, junto a Vinicius, del Brasil que ganó el Sudamericano Sub 17 en 2017. A Vini lo vendieron al Real Madrid y no lo cedieron al mundial. Paulinho fue y metió los goles para conseguir el tercer puesto. Lo compró al Bayer Leverkusen al Vasco de Gama, fue la venta más cara del club. Solo tenía una temporada en primera.

No hizo pie en la Bundesliga. Una rotura de ligamentos en 2020 le complicó la estadía. Por la pandemia pudo jugar los Juegos Olímpicos de Tokyo. Le metió un gol a Alemania y lo festejó con el brazo izquierdo extendido delante del derecho, como si estuviera disparando. No en honor a Usain Bolt, en los primeros Juegos sin su presencia. El festejo como un cazador tirando una flecha es un gesto del candomblé, un culto de origen africano. En la mitología yoruba el orisha Oshosi puso fin a la miseria y el hambre matando de un flechazo a un pájaro hechizado. 

Paulinho escribió hace unos años una carta donde puso: «Tengo mucho orgullo de mi religión. Aunque, religión, no. Prefiero llamarla una filosofía de vida. Por todo lo que nuestro país ya sufrió, no solo tenemos prejuicios sobre religiones de matriz africana, sino también de otros tipos, como raciales, de género o sobre la orientación sexual».

Al día siguiente del festejo, perdió 10 mil seguidores en Instagram. Cuando debutó en la selección mayor sufrió ataques en las redes sociales. Las religiones de origen africano eran practicadas por los esclavos durante la época colonial, fueron prohibidas y perseguidas mucho tiempo. 

Paulinho siguió festejando igual cuando volvió a Brasil para ser goleador del Brasileirao con el Atlético Mineiro. Este año lo compró el Palmeiras. Está volviendo de una lesión y entra de a ratos. Solo jugó 40 minutos contra Botafogo. Lo necesario para entrar al área y patearle a rastrón al arquero John que parecía invencible. Los goles son una excusa para festejar. El arco más importante lo tiene entre los dedos, la flecha imaginatela. Paulinho reivindica su religión tan minoritaria como visible, gracias a él.

Lucas Jiménez
Twitter: @lucasjimenez88

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