Un año y medio atrás lo hubiera soñado. Ahora le pasa. La pelota cruza medio Amalfitani lleno y le está por quedar el mano a mano. Ramiro Funes Mori, que llegará en poco tiempo a la selección, le mete un tackle mientras se resbala. Abel Soriano, que hasta hace poco jugaba en la B Metropolitana, pide roja. El primero que lo acompaña es su hermano Andrés, que es casi como Abel pero con una vincha azul. No lo saben pero la expulsión es letal: le van a ganar a River. Todo es un sueño. Nada lo es.
De la panza a la cancha. Los hermanos Soriano, Abel y Andrés, nacieron el mismo día que la última democracia: 30 de octubre de 1983, con Alfonsín festejando. Un día el periodista Brian Cohn (La Razón) les preguntó si eran mellizos o gemelos. Respondieron que estaban en bolsas separadas, lo que indica lo primero, pero que son demasiado iguales, lo que sugiere lo segundo.
Cuando jugaron juntos, Andrés usaba vinchas para ser reconocido. Indicó alguna vez que él era un punta con más conexiones con los mediocampistas, mientras que su hermano siempre se movió como un delantero más neto. Fama de joda y chistes. No hace falta el drama para ser laburantes del fútbol.
Empezaron juntos en General Paz Juniors, luego en Belgrano. Se reencontraron en su gran gesta futbolística: el Atlanta campeón de la Metropolitana 2010-2011. El único título de sus palmareses. Hicieron entre los dos 33 de los 68 goles del equipo bohemio (17, Andrés; 16, Abel). Casi el 50%. El equipo ascendió cuatro fechas antes y ganó 26 de 42 partidos. Fue la vuelta a la segunda categoría luego de 12 años. Si bien tuvieron solo un torneo en el Nacional, se dieron el lujo de ganarle al River de Almeyda.
Alguna vez el DT Javier Alonso lo sacó a Abel por haber perdido dos pelotas que terminaron en contragolpes pesados. Pero una de ellas la había perdido Andrés.
Una vez Mario Griguol, DT de Belgrano, vio un rubio que la rompió en la Reserva. Preguntó quién era para ponerlo en Primera. Le dijeron que era Andrés Soriano. Efectivamente éste último fue llamado por Griguol, pero el que la había dejado chiquita en la cancha auxiliar era Abel.
Santiago Núñez
Twitter: @SantiNunez
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