Oscar Armando Gómez nació en Colonias Unidas, Chaco. A los 12 años competía en los torneos de las empresas algodoneras de la zona. Jugaba de dos y cuando había que ir a ganar se iba de delantero. A los diecinueve se fue a Don Orione de Resistencia, también trabajaba en un hospital. Ya era nueve y goleador. Cuando parecía que el tren había pasado lo fueron a buscar de Belgrano de Córdoba. Tenía 23 años.

La carrera del Topo Gómez es más federal que Chacho Peñaloza y Facundo Quiroga: Córdoba, Resistencia, Rafaela, Santa Fe, Arrecifes, Salta, Vicente López, Mataderos, La Paternal, Junín, Paraná y Formosa. En Rafaela conoció al cazador de utopías que lo haría explotar: Gustavo Alfaro. En La Crema hizo veintidós goles y pelearon el ascenso contra el Estudiantes de Miguelo Russo y Verón. Con Juventud Antoniana también estuvo cerca, perdió la final contra Chacarita.

En el 2001, con el país al barde del abismo, se vino a Mataderos. Llegó para pelear el descenso, pero entre sus goles, las gambetas de Gomito y las atajadas del paraguayo Velázquez cambió el objetivo. En el reducido le ganaron a Quilmes, el candidato de la época. La final fue contra Instituto dirigido por el Tata Martino. La ida fue uno a cero para el Torito. En vuelta arrancaron arriba. El Sargento Giménez inventó un penal para Instituto, atajó Velázquez, pero fue gol en el rebote. El Topo puso el dos a uno de cabeza. Pero Giménez volvió a cobrar penal y expulsó al arquero de Chicago. Dos a dos y a sufrir.

Si el destino de las personas se definiera en un solo instante, para un futbolista, digamos un goleador, ese sería una final. Último minuto, partido empatado, el arquero corta un centro y en lugar de tenerla para que pasen los segundos saca un pelotazo largo buscando al nueve. El delantero arranca en campo propio y se va por izquierda. La tira larga. Cuando está llegando al área, el arquero sale a apurarlo. Puede gambetear o definir. Si el destino de las personas se definiera en un solo instante, la decisión del goleador definirá quién es. Porque no es solo una cuestión de hacer el gol sino de qué camino tomar para llegar a él.

En ese instante preciso, el Topo la picó.

Juan Stanisci
Twitter: @juanstanisci

Si llegaste hasta acá sos un lastimero de ley. Lástima a nadie, maestro necesita tu ayuda para seguir existiendo, suscribite acá:

Deja un comentario