Nota homenaje al jugador que nos recuerda al Diego, al potrero y a los enganches de cuando éramos chicos. El 10 de Godoy Cruz, su forma de jugar y una anécdota con Ponzio en su primer entrenamiento en River. Escribe Santiago Núñez.
La ansiedad por el primer entrenamiento no le hace perder la costumbre. Hernán López Muñoz llega a su cita con la Primera de River con los cordones de los botines desatados. Antes que nada, se le acerca alguien para hablar: un tal Leonardo Ponzio.
A Hernán le gustaba el cuero suelto en los pies. Se sentía mejor así. Se lo había enseñado su tío abuelo, es decir, el hermano de Ana, la nona: un tal Diego Armando Maradona, que solía tener un hábito similar, aunque muchas veces se ataba los cordones en el ingreso al campo de juego para captar más fotos.
López Muñoz le dijo a Infobae en mayo del 2018 que nunca le pesó la presión de ser familiar del más grande de todos los tiempos. Hernan es hijo de Daniel López Maradona, sobrino del astro, ex jugador de equipos como Argentinos Juniors, Gimnasia de Jujuy, San Martín de Tucumán y Almagro.
Maradona les decía a Ana y a Daniel que se ponía contento con los videos de Hernán jugando en las divisiones inferiores de River pero que, por favor, le borraran el escudo. Su sobrino nieto se transformó en un enganche habilidoso, gambeteador, zurdo y proveedor de estética futbolera. Algo tendrá que ver con la sangre del diez.
Hernán llegó a la Primera luego de romperla en la Adidas Generation Cup 2017, en Dallas. En ese torneo fue goleador un tal Julián Álvarez. En su primer partido en River, en abril del 2019, hizo un gol. El diario La Nación tituló fácil: “El Maradona de River”. Algunos errores llevaron al Millonario a no retenerlo y hoy la rompe en el Godoy Cruz del “Gato” Oldrá, puntero del grupo B de la Copa de la LIga y candidato al título.
La desfachatez del potrero familiar los lleva en sus zapatos. “Es lo más lindo que hay jugar así, no me incomoda”, supo declarar.
Pero en ese primer entrenamiento con River, el capitán se le acercó para decirle que se atara los cordones, porque el técnico, si lo veía, se iba a enojar. Era un tal Marcelo Gallardo. López Muñoz acató. “Por suerte -declaró después, en relación al ´Muñeco´- no se dio cuenta”.
Santiago Núñez
Twitter: @SantiNunez
Lástima a nadie, maestro necesita tu ayuda para seguir existiendo, suscribite:
