Es el arte de la repetición hasta que los gusanos nos coman los huesos y el óxido las máquinas. Empezar una y otra vez para obtener siempre el mismo resultado. Así en la fábrica con en los campos de deporte de las universidades. Un país que ignora la disputa de la Copa América, se la rebusca para obtener resultados en el fútbol. Si no hay pibitos jugando en la calle, torneos en los barrios o escuelitas rebalsadas de infantes, difícilmente salgan cracks. Para competir entonces es necesario aprender el dominio de la pelota con poca imaginación y mucha mecanización.

En tiempos de empresas unicornio y virtualidad al palo, Estados Unidos apela al viejo modelo fordista de creación en serie para competir en un deporte que ni siquiera saben nombrar. La repetición hasta el hartazgo difícilmente de como resultado un jugador fuera de serie, pero sí una buena cantidad de tipos que sepan parar la pelota y dársela a un compañero en velocidad. Con eso puede competir. Al menos esa es la sensación que dio el equipo en el debut contra Bolivia, la misma que había generado en el primer partido de Qatar 2022.

El problema de los equipos con poca historia en este deporte es que parecen jugar sin contexto. Quizás una falla de la mecanización sea esa, no poder discernir entre un primer partido contra un rival flojo de una eliminación directa. Una buena medida podría ser el encuentro de la última fecha ante Uruguay, aunque es probable que ambos lleguen clasificados. También es cierto que ese resultado decidirá quién se cruce a Brasil en cuartos de final.

Hoy Estados Unidos podría haber goleado pero le dio fiaca. La cadena de producción no fue la misma en el primer tiempo que en el segundo. Puede que sea lo mejor para no ponerse un traje de candidato de cartón en la primera fecha.

Juan Stanisci
Twitter: @juanstanisci

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