A 10 años de los octavos de final de Brasil 2014.

La frase se hizo conocida en el escenario microclimático de debate político por antonomasia: Twitter. Sectores conservadores pasaron del “en Alemania, Europa o cualquier ´país serio´, no pasa” a hablar de Suiza, como ejemplo occidental de normalidad derechista. En Suiza no hay piquetes, en Suiza la gente trabaja, en Suiza, en Suiza, en Suiza.

Ciertos adversarios ideológicos de esta nomenclatura tomaron la bandera para significar lo contrario. Imaginate vivir en Suiza, entonces, y perderte los quilombos más lindos del mundo, desde Furia en Gran Hermano hasta algún chiste sobre las tribunas del fútbol de ascenso. Todo en un país en donde hasta lo insólito parece bello, aunque, claro está, no siempre lo es.

Suiza hoy es una selección que viene de eliminar a Francia y a Italia en dos Eurocopas consecutivas y, en el torneo sin imposibles, sueña con una semifinal.

Suiza, hace no tanto tiempo, mantuvo el arco en cero durante 118 minutos contra uno de los mejores equipos de nuestra historia.

Martes al mediodía. Yo estaba en el trabajo. El taller mecánico estaba paralizado. Argentina, nuestra Argentina, la de Messi y Sabella, chocaba contra el muro de los Alpes una y otra vez. Ni la memoria ni el repaso presente ofrece chances de gol.

El pase a la red de Di María hizo explotar mi lugar de laburo. Pero lo mismo ocurrió en la panadería, la verdulería, las esquinas, los bares, las casas, las fábricas, las estaciones de servicio.

Esa victoria no tan merecida fue el inicio de un camino con muchas escalas: exaltación hasta la final, desilusión, amor por el camino y pudor por las finales en dos Copas Américas, dolor por el fracaso en Rusia, esperanza en Brasil, frescura bella también en Brasil, gloria eterna en Qatar.

Hoy se cumplen 10 años de uno de los goles más lindos de nuestras vidas. Repasar todas las jugadas, sentimientos, resultados, idas y venidas de nuestra selección en esta década nos lleva por laberintos complejos pero siempre con el pecho inflado.

Lo podemos hacer porque no vivimos en lugares como Suiza.

Santiago Núñez
Twitter: @SantiNunez

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