Cada Juego Olímpico es la postal de una época histórica. Los de París 2024 fueron una fotografía de las complejidades de las sociedades contemporáneas. Un balance final que incluye a la boxeadora Imane Khalif, el Covid en el podio de Noah Lyles, el vallado al centro de la ciudad y la selfie entre los equipos de tenis de mesa de las dos Coreas. Escribe Juan Bautista Paiva.

Cada Juego Olímpico es la postal de una época histórica. Un evento donde presenciar múltiples fenómenos que pretenden exhibirse con una capacidad de representatividad universal. En otras palabras, todo lo que ocurre en una cita olímpica es algo “único” en el mundo, porque sus dinámicas no se pueden encontrar en otro lado. Los Juegos de París 2024 fueron una fotografía de las complejidades de las sociedades contemporáneas.

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Los más de diez mil atletas, los avances científicos y tecnológicos más novedosos aplicados a las competencias, la constante búsqueda de récords y triunfos, la convocatoria de un público de todas partes del mundo, las narrativas de epicidad que envuelven a quienes logren medallas olímpicas, los perfeccionamientos en las transmisiones de las imágenes, las novedades arquitectónicas de los estadios y las ciudades, los shows en las ceremonias de apertura que congregan a personalidades públicas y la dirigencia política de todo el mundo.

Un Juego Olímpico implica todas esas dimensiones y muchas otras que, por momentos, son difíciles de registrar y reconocer por sus alcances. En París 2024 se hicieron presentes situaciones que nos hablan sobre las problemáticas del deporte olímpico y del mundo contemporáneo. A continuación, se construirá un breve listado de algunas escenas que nos dejó París y que sirven para reflexionar sobre los desafíos del más alto rendimiento deportivo en el presente y el futuro.

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Sin lugar a dudas, la situación que más debate público y mediático generó fue el caso de la boxeadora argelina Imane Khalif. Luego de su combate con la italiana Angela Carin, recibió un sinfín de ataques de odio a través de las redes sociales. Entre sus atacantes se pueden mencionar distintas personalidades públicas como el multimillonario Elon Musk, el presidente de Argentina, Javier Milei, la primera mandataria de Italia, Georgia Meloni o la escritora británica J. K. Rowling bajo el argumento que se trataba de un hombre trans compitiendo contra mujeres. 

Desde un principio, esto fue una fake news porque Imane es una mujer, solamente que posee una variación en sus niveles de testosterona ¿Cuánto atletas hombres poseen variaciones en sus niveles de testosterona y es una cuestión totalmente normalizada?

La repercusión llegó a tal punto que su padre exhibió fotos en los canales de televisión argelinos para mostrar que su hija siempre fue una mujer. Los ataques de odio en las redes sociales se basaron en una noticia falsa. Como señala la investigadora social Ludmila Fernández López, no es una casualidad que las agresiones hayan provenido de Elon Musk, el propietario de la red social Twitter/X que es un ferviente transfóbico que odia a su propia hija trans y Javier MIlei, un declarado fanático de Musk.

Ante esto, el Comité Olímpico Internacional (COI) salió a responder rápidamente en una clara muestra de respaldo a Khalif y aclarando que “todos los atletas que participaron en el torneo de boxeo de los Juegos Olímpicos de París 2024 cumplieron con las normas de elegibilidad y de inscripción de la competición, así como con todas las normas médicas aplicables establecidas por la Unidad de Boxeo de París 2024 (PBU)«. Por su parte, Khalif también se defendió declarando: “Soy una mujer como cualquier otra mujer. Nací mujer, viví mujer. Los detractores son enemigos del éxito, así los llamo yo”.

El COI volvió a respaldarla nuevamente en la Ceremonia de Clausura, cuando fue enfocada en la transmisión oficial que fue seguida por más de dos millones de personas. Tal vez, una de las mayores contradicciones de toda esta situación es que el recientemente elegido vicepresidente del COI, Gerardo Wherteim, es funcionario del gobierno de Milei, como embajador argentino en Estados Unidos.

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El corredor estadounidense Noah Lyles ganó los 100 metros lisos masculinos por apenas cinco milésimas. La definición de esta carrera fue toda una exhibición de los sofisticados avances tecnológicos que se aplican en las competencias olímpicas. La diferencia por milésimas entre los competidores fue totalmente imperceptible para el ojo humano.

Sin embargo, el protagonismo de Lyles en los Juegos Olímpicos no finalizó en ese suceso. Al momento de correr los 200 metros libres, llegó al estadio con barbijo y con gafas oscuras. Una situación que llamó la atención para quienes se encontraban presentes y a la televisión. No era normal que uno de los protagonistas de los Juegos llegase de esa manera. Lo cierto es que finalizó tercero en la carrera. Después de saludar al ganador de la prueba Letsile Tebogo de Botswana, mostró dificultades para respirar. Finalmente fue retirado del estadio en camilla. Momentos después se conocería la noticia, Noah Lyles había dado positivo de COVID-19 en los días previos.

Los Juegos de París 2024 afrontaron un desafío que excede al deporte. Al contrario de lo que se creía, la pandemia no es un acontecimiento que haya quedado atrás, sino que es una realidad de estos tiempos. Más allá que en mayo de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó el fin de la emergencia por el COVID-19, la pandemia aún no finalizó. Y en los Juegos Olímpicos esto se pudo observar. El caso de Lyles no fue una cuestión aislada, sino que fue una problemática para la organización y para muchas delegaciones. La preocupación no fue irracional. Según la OMS, en la primera semana de los Juegos, al menos 40 atletas dieron positivo de COVID-19.

Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020+1 y los Juegos de Invierno de Pekín 2022 estuvieron totalmente signados por la pandemia. Por esto, París 2024 buscó presentarse como un lugar seguro y libre de coronavirus, aunque el Norte Global se encuentre transitando el quinto verano con olas de COVID-19. Pero esta intención no terminó de concretarse. El equipo de hockey masculino de Países Bajos evitó el apretón de manos con sus competidores, la nadadora australiana Jamie Perkins llevaba consigo un barbijo antes del relevo 4×200 metros estilo libre e, inclusive, la estrella de la natación femenina estadounidense Katie Ledecky tenía puesto un cubre bocas en los vestuarios antes de entrar al agua.  

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Los Juegos de París 2024 propusieron una estética enfocada en mostrar al deporte como un fenómeno intrínsecamente vinculado al espacio público, dando cuenta de las nuevas formas y dinámicas que el COI tiene para las competencias olímpicas.  La premisa es que el deporte vaya donde está la gente y no al revés. La transición de salir de los gimnasios para ir a la calle está fundamentada en mostrar al movimiento olímpico como un espacio juvenil, urbano y festivo. El trasfondo de la decisión se fundamenta en que el público que sigue a los Juegos Olímpicos está envejeciendo.

Sin embargo, para mostrar esa fiesta en las calles, las fuerzas de seguridad llevaron adelante una “limpieza social” en los días previos al inicio de los Juegos Olímpicos, para remover a las personas en situación de calle, con el objetivo de ocultar las existentes y profundas desigualdades sociales de París. A esto, le continuó la instalación de un vallado a todo el centro de la ciudad, al cual solamente se podía acceder con un código QR. 

French Gendarmerie officers check pedestrians and cyclists QR codes and luggages at a barriers checkpoint to circulate near the Louvre Museum in Paris on July 18, 2024, ahead of the opening ceremony of the Paris 2024 Olympic Games. – French security forces began locking down large parts of central Paris on July 18, 2024, ahead of the hugely complex Olympics opening ceremony the week after on the river Seine. The opening parade along six kilometres (four miles) of the river led to the closure of riverside central districts to most vehicles from 5:00 am (0300 GMT) on July 18. (Photo by Dimitar DILKOFF / AFP)

La celebración urbana de los Juegos Olímpicos no pareció ser una postal fiel de la realidad de París, sino todo lo contrario. Para concretar el propósito de mostrar una ciudad “en su esplendor” a través de utilizar el patrimonio urbano y los edificios emblemáticos como sedes de las competencias, fue necesario esconder las desigualdades sociales de una de las ciudades más caras del mundo para vivir.

Esos esfuerzos de “embellecimiento” tampoco bastaron para alcanzar una de las promesas de estos Juegos Olímpicos, sanear el Río Sena. Desde 1923 está prohibido bañarse en sus aguas. Esto no impidió que la natación del triatlón se realizara allí y, tampoco, que las repercusiones llegaran rápidamente. La nadadora alemana Leonie Beck declaró que vomitó nueve veces por tomar agua del río.

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La fiesta que buscó crear el COI en París 2024 fue incompleta ya que es un organismo que continúa alineándose a los intereses de las potencias occidentales del Norte Global. La ausencia de Rusia y Bielorrusia, dos históricos países animadores de las competencias olímpicas, impide uno de los propósitos más antiguos de los Juegos Olímpicos, ser un espacio donde toda la globalidad se encuentre convocada y representada.

La sanción a ambos países por el conflicto ruso-ucraniano tampoco construye un antecedente en geopolítico coherente ¿Por qué El COI no sancionó a Estados Unidos cuando invadió Afganistán e Irak en 2003 dejándole participar de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004? Lejos de construir posicionamiento con continuidades, el COI ejerce su poder de sanción y exclusión aplicando una doble vara al momento de tomar decisiones.

Asimismo, esta exclusión a las delegaciones rusa y bielorrusa obtura que el sistema mundial tenga un evento donde puedan estar representados todos los países y naciones del mundo. Un dato no menor al respecto es que en la ceremonia de inauguración de Pekín 2008 todos los territorios habitados del mundo fueron representados en un mismo lugar y espacio bajo sus comités olímpicos nacionales. Este es un logro institucional único en la historia de la humanidad, ni siquiera las Naciones Unidas (ONU) alcanzó tal nivel de representación. En los Juegos de París 2024, este alcance de representatividad estuvo muy lejos.

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Los Juegos Olímpicos de París 2024 generaron varias postales desde donde registrar las problemáticas del mundo actual. El ejercicio de recopilar todos los hechos que pueden aportar a este ejercicio reflexivo es de suma dificultad ya que es imposible saber todo lo que sucede durante los quince días que duran los Juegos Olímpicos.

El caso de Imane Khalif demostró el peligro de las fake news para las sociedades contemporáneas ¿Cuántas millones de personas consideran que la boxeadora argelina es un hombre tras los ataques recibidos en Twitter/X?

¿Es necesario que en un futuro las ciudades que organicen un Juego Olímpico tengan que ser militarizadas para hacer una brutal “limpieza social»? Tal como hizo París en las semanas previas al inicio de las competencias desplegando 35 mil policías y 18 mil soldados con el único objetivo de ocultar y desplazar a inmigrantes, personas en situación de calle y sin hogar, y trabajadoras sexuales.

Como ya se mencionó, cada Juego Olímpico es la postal de una época y un lugar desde donde identificar “hacia dónde va el mundo”. El caso de París 2024 mostró como el COI está buscando nuevas maneras de narrar y organizar el deporte, mostrándolo como un fenómeno urbano y festivo, recuperando una perspectiva de paridad e inclusión. En este punto, se debe recordar que estos Juegos Olímpicos fueron los primeros de la paridad con 5.250 atletas mujeres y 5.250 hombres. Sin embargo, la equidad numérica no basta para resolver las violencias, las discriminaciones y los hostigamientos presentes en el más alto rendimiento deportivo. Lo ocurrido con Khalif también recuerda esto.

La selfie que se tomaron los equipos de Corea del Norte y Corea del Sur en el podio de tenis de mesa es una inspiración para continuar pensando e imaginando un sistema deportivo que sea más inclusivo y que no se reduzca al mero hecho de buscar ganar y tener una medalla. En este sentido, se vuelve urgente reponer una perspectiva más humanista en torno a la figura del atleta y que el tener éxito no sea el único camino deseable.

A la vez, esta fotografía puede servir para delinear un deporte donde puedan estar representados los intereses de todos los países y naciones, entendiendo que el olimpismo pretende ser una celebración de toda la globalidad. Aun así, los Juegos Olímpicos pueden ser un espacio predilecto para atender las demandas de un mundo convulsionado, complejo y diverso. 

Juan Bautista Paiva
Twitter: @_JbPaiva

El autor de la nota es Doctor en Comunicación graduado de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Licenciado en Comunicación Social con Orientación en Planificación Comunicacional (FPyCS). Investigador especializado en los estudios sociales del deporte y la comunicación/cultura. 

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