Todos los 25 de marzo se celebra el día de la Boxeadora Argentina con el objetivo de visibilizar esta práctica deportiva. Ese día, pero en 2001, se entregó la Licencia Número 1 a Marcela La Tigresa Acuña. Escriben Carla Lorenzo y Juan Stanisci.

El 25 de marzo del año 2001 Marcela Acuña y Ramón Chaparro llegaron a la Federación de Boxeo Argentina para iniciar una historia. Entró una boxeadora amateur con su marido y entrenador. Pero por la misma puerta salió la poseedora de la Licencia número 1. La primera boxeadora profesional argentina.

Pelear abajo del ring

Cuando Claudio González, empresario argentino, decidió traer a Christy Martin al programa de Mauro Viale, no sabía que estaba creando la historia del boxeo femenino en nuestro país. Christy Martin era campeona del mundo y hacía siete años estaba invicta. Marcela Acuña vivía en Formosa y admiraba a la boxeadora estadounidense y viajó a Buenos Aires para conocerla. «Estaban buscando a alguien a quien tirarle un par de piñas y que Martin se lleve lo mejor de Argentina, los aplausos. La sorpresa de Martin y los organizadores fue impactante cuando me le planté y di lo mejor, sin la experiencia necesaria», contó años después La Tigresa.

Fueron veinte segundos de guanteo junto a Mauro Viale, que le sirvieron a la Tigresa para ser invitada a Estados Unidos para pelear, ahora profesionalmente, contra su ídola. Marcela Acuña no había peleado ni como amateur ni como profesional (Era campeona, pero de full contact), su debut fue contra una campeona del mundo.

El 12 de diciembre de 1997 el Anfiteatro de Pompano Beach vio a la primera boxeadora argentina pelear por un título mundial. En Estados Unidos Marcela Acuña descubrió que el Boxeo Femenino era profesional, mientras que en Argentina ni siquiera tenía un reglamento. Contra todos los pronósticos, le aguantó todos los rounds a Christy Martin y perdió por puntos. La derrota no importó. Marcela Acuña volvía a la Argentina con un reglamento abajo del brazo y la certeza de que su próximo rival estaba abajo del ring.

Cuando todo era nada, el principio

En 1922 Luis Ángel Firpo viajó a Estados Unidos para pelear contra Jack Dempsey, el Campeón Mundial de los Pesos Pesados. En ese entonces el boxeo en la Ciudad de Buenos Aires era ilegal, pero eso no impidió que miles de personas se acercaran al Luna Park para escuchar la transmisión radial y otras tantas esperaran los resultados en las afueras del diario La Prensa. Fue tal el impacto de la “pelea del siglo”, que tres meses el Boxeo Profesional fue legalizado en la Ciudad de Buenos Aires.

Setenta y cinco años después Marcela Acuña no tuvo la misma suerte que Firpo. Su pelea con Christy Martin pasó desapercibida tanto para los medios como para el público argentino. “Nosotros ni soñábamos con el boxeo femenino. No estaba en los cálculos de nadie. Hasta que un buen día aparece peleando, cosa con la cual no estuvimos de acuerdo, Marcela Acuña con Christy Martin”, dijo Osvaldo Bisbal el presidente de la Federación Argentina de Box de aquel entonces.

“Cuando definí hacer boxeo empezaron los problemas para mí. Uno era lograr una reglamentación, lidiar con los promotores, con los propios boxeadores y la sociedad en sí. Ni hablar de los medios”, recordó La Tigresa hace pocas semanas. Estuvo cuatro años golpeando puertas de promotores, boxeadores y de la misma Federación sin obtener respuesta. Un día Ramón Chaparro, su entrenador y compañero, le dijo que si querían ser escuchados tenían que mudarse a Buenos Aires. Vendieron todo para llegar a la Gran Ciudad.

“Cuando se reglamentó el boxeo femenino le preguntan a Bisbal quién iba a ser la poseedora de la licencia número 1 en Argentina. Y dijo Bisbal en esos momentos, que la única que había combatido profesionalmente era yo”, contó Marcela Acuña en el documental Licencia Nº 1.

El 28 de abril en la Federación Argentina de Box tuvo lugar la primera pelea de Boxeo Femenino Profesional de la historia de nuestro país. El combate entre Marcela Acuña y Jamillia Lawrence, estuvo acompañada de un estadio repleto que mostraba que el boxeo femenino podía ser redituable. Así todo el relator, calificó a la velada como “experiencia piloto.” “Mi mayor pelea fue contra los medios porque no aceptaban el boxeo femenino. Tuve más peleas con la prensa que con mis rivales en el ring. Siempre tenemos que estar demostrando. Pasó mucho tiempo para que me reconocieran y me tuvieran en cuenta.”

Después de dos combates en Estados Unidos por títulos mundiales y muchos años de luchas debajo del ring había logrado su objetivo. “Fui una rebelde con muchas causas. Me trataron de loca, pero los locos son ellos.”

Actualidad del boxeo femenino

En veinte años de profesionalismo, de nuestro país salieron veintiocho campeonas mundiales. Aunque los resultados acompañaron, los medios, los promotores e incluso la FAB siguen sin atender varios de los reclamos de las boxeadoras. Sin ir más lejos cuando en 2018 Marcela Acuña y Daniela Bermúdez pelearon por el Título Mundial Supergallo la transmisión televisiva no tuvo mejor idea que titular a la velada como Chicas Superpoderosas.

Una de las luchas del boxeo femenino es la paridad en las bolsas. “Aunque todavía las entidades te dicen que aceptan el boxeo femenino, pero a su vez hay discriminación, porque no obligan a los promotores a que paguen lo que tienen que pagar. Estamos en la lucha constante de que suban las bolsas y valoren más el boxeo femenino”, explicó la campeona mundial Yésica Bopp.

Si bien el boxeo femenino logró muchas conquistas que fueron importantes, el sigue necesitando que se lo reconozca como un deporte que también practican las mujeres y como un trabajo, esto es, que sea redituable para quienes lo practican. Que en los clubes de barrio exista la posibilidad de entrenar este deporte siendo mujer. Poder entrenarse en el alto rendimiento y tener acceso a una dieta acorde con una práctica de contacto físico. Y por último la posibilidad de conseguir peleas bien pagas. Como dijo Yésica Bopp: “está bueno tener un día, pero estaría mejor que reconozcan el sacrificio y el esfuerzo mejorando las bolsas.”

Carla Lorena Lorenzo y Juan Stanisci

Twitter: @lacarlalorena @JuanStanisci

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