A 18 años de la segunda desaparición de Jorge Julio López seguimos atados a la misma pregunta de siempre. Con un poema de otro desaparecido como Roberto Santoro y el juego infantil El Gran Bonete reforzamos el reclamo con aportes del maestro Ariel Scher y Rubén López, el hijo de Julio. Escribe Miguel Freidenberg.

Roberto Jorge Santoro desapareció en junio de 1977, el mismo año en que Jorge Julio López fue detenido por primera vez. Prácticamente un año antes del Mundial 78. Santoro, militante del PRT, obrero, y en sus tiempos libres periodista deportivo, soñaba goles de Kempes y la aparición de los desaparecidos durante ese campeonato. Al estilo de María Elena Walsh, tomando elementos de la infancia, escribió un poema en 1971 con consignas que las dictaduras de antes y después siquiera amagaron a preguntarse, mediante el formato del juego infantil “El Gran Bonete”. Dijo Santoro: 

“A mi país se le han perdido muchos habitantes

y dicen que algún cuerpo de ejército los tiene

¿Yo señor?

Sí señor,

no señor

¿Pues entonces quién los tiene?…”

Ariel todavía lamenta que su tía (una tía imaginaria que engloba a casi todas las tías de la época), aunque sí pudo apreciar la esperanza de las madres y las abuelas al encontrar vivo a un desaparecido y la alegría por ver la sonrisa de su propio nieto al hacer un gol desde afuera del área imaginaria en una plaza de césped improbable después del 2006, (año en el que desapareció Julio López), nunca supo si ella hubiera hecho los mismos goles que Kempes en El Monumental o que su nieto en la plaza, y no parece que vaya a descubrir quién lo tiene a Julio López. Entendible aunque lamentable, sentía que aquellas inquietudes no le correspondían, por acción u omisión de los que mandan (los milicos, los presidentes y, en ocasiones, los padres). 

“…La policía

¿Yo señor?

Sí señor,

no señor

¿Y a Julio López quién lo tiene?…”

La tía de Ariel jamás sintió tristeza por no saber responder si quizás ella hubiera disfrutado cabecear alguna vez de la misma forma que su nieto. No le interesaba, por tiempo histórico, ni el fútbol ni el Mundial 78 ni lo que significaban los gritos desde los balcones tras un gol del Matador, con todo y TV a color, en semejante contexto; como tampoco rememoraba las injusticias del Mundial 2006 porque había un desaparecido y una pregunta que, esta vez, le tocaba saldar a la democracia: ¿A Julio López quién lo tiene?

“La cámara del terror

¿Yo señor?

Sí señor,

no señor

¿Y a Julio López quién lo tiene?…”

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Tías, madres y abuelas saben de esperanzas y de alegrías pero también de frustraciones: aún quedan preguntas sin respuesta y en pleno 2024 parece que el NUNCA MÁS se ha olvidado más que nunca. Como Kempes en el 78, Messi salió campeón del mundo. Las ideas libertarias y discursos negacionistas entre la juventud ocurren en simultáneo a los interminables festejos por el Mundial. El debate político parece mala palabra. El poema de Santoro queda ya lejano y los pibes no saben qué carajo es el Gran Bonete.

La tía de Ariel no teme a la falta de respuesta, puesto que el olvido se parece más a la falta de pregunta. Para su tranquilidad, otro periodista deportivo escribió la adaptación del poema con una pregunta que corresponde a este siglo y este período democrático, y mezcla el fútbol, la política y los juegos infantiles. Y Rubén López, hijo de Julio, citó a su padre para responderle. 

«…Los organismos parapoliciales

¿Yo señor?

Sí señor

no señor

¿Y a Julio López quién lo tiene?

¿Y a Julio López quién lo tiene?

¿Y a Julio López quién lo tiene?»

“Los demonios sin cuernos”, dijo Rubén.

Miguel Freidenberg
Twitter: @miguefrei

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