Hoy cumpliría 100 años la Vieja Amelia, la leprosa fanática que llegó por primera vez a la cancha a los 6 años de la mano de su tío, la que vistió siempre de rojo y negro (aun sin camisetas, su ropa sólo tenía esos colores), la que ayudó a que más de cuatro generaciones de hinchas de Newell´s se subieran a un micro (llegó a sacar 15 para un partido) para alentar a su equipo de visitante por el país y Latinoamérica, la que se fue en 2023 a alentar desde el cielo pero quedó inmortalizada en una tribuna que lleva su nombre, esa que supo ocupar durante toda una vida.

Militante barrial en los 70, Amelia Montero se definía con “cuatro virtudes: sentimental, coqueta, de Newell’s y peronista”, según cuenta Lucía “la Profe” Salinas, otra hincha que la conoce desde que empezó a viajar en los micros con sus hijos pequeños. De allí nació la solidaridad y el deseo de que nadie se quedara sin alentar a su equipo. Primero ayudaba a los hinchas a colarse en el tren, donde se viajaba para alentar de visitante. Hasta que se le ocurrió empezar a sacar micros, que serían más seguros para los jóvenes.

A partir de ahí, se ocupó de todo: de hablar con cada presidente de Newell’s para que les dieran las entradas, de juntar la plata, de garantizar que nadie se quedara sin viajar (incluso quienes no tenían plata) y, menos, de entrar a la cancha. Y para eso hizo de todo: desde fingir un desmayo de visitante por Copa Libertadores para que se colaran mientras la atendían, hasta hacerlos pasar en fila, avisar en los controles que ella tenía las entradas, pero al llegar al final de la fila levantar la suya y salir corriendo hacia la tribuna para perderse en la multitud.

La vieron dormir en las calles, ir presa varias veces, quedarse acompañando a sus muchachos hasta que estuvieran libres o pudieran volver, viajar seis días en micro con más de 80 años.

Supo contar, orgullosa, que el mote de “Vieja” se lo puso el Tata Martino, que su marido era de Central y lo hizo pasarse de bando… ¿cómo? : haciéndole gritar “Viva Newell’s” cada vez que quería acercarse por unos mimos. Y sabemos, también, que murió con poquito porque todo quiso compartirlo en nombre de una pasión que supo abrazar y llenar de multitudes. Hoy, además de la tribuna en el Coloso, una Peña lleva su nombre y sube a su combi a pibas y pibes, a familias e hinchas históricos para recorrer la ruta 9 por la que tanto anduvo la Vieja Amelia. La que hizo real la canción que tanto se canta en el Marcelo Bielsa: “El día que me muera voy a estar con vos, allá en el cielo como en el tablón…”.

Nadia Fink

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