La foto impacta por belleza artística pero más por vocación popular. En esa tribuna del estadio de la calle Malaver se ven 48 personas, pero más llama la atención la parte de atrás: la fachada del costado de una casa, con el escudo del glorioso Colegiales y una familia en la terraza que se debate entre hacer el asado y mirar el partido. El tanque de agua de arriba es la frutilla. El autor de la obra, no foto, obra: Federico Peretti.
Cinco días antes del último sábado el mundo del fútbol se vio entristecido y desesperanzado. ¿La razón? Un equipo de Primera División, por una movida comercial, puso a un “influencer” a jugar un minuto. “Murió el fútbol”, era la frase (twittera) de cabecera.
La falta de empatía no requiere mucho análisis: la lógica comercial destruye los principios del juego. Para ser más consistentes, siempre es así. La tendencia intrínseca del capital a incorporar a su engranaje de negociados a todo lo que no está aún es un camino pavimentado hacia eso. Donde rige la ganancia, no valen tanto las pasiones y se desfiguran los amores.

Pero aquella desesperanza parte de un error garrafal. Sin ánimo de desconocer o romantizar las lógicas imperantes del poder, podemos afirmar que el fútbol no es de ellos. O al menos no solo de ellos.
Peretti sacó la foto como parte de sus coberturas habituales para el proyecto “El Otro Fútbol”: una iniciativa audiovisual que recorre el ascenso y los equipos no muy difundidos por los medios tradicionales. Ahí está el nuestro, no necesariamente el otro. Pero nuestro fútbol.
Y ni siquiera hace falta irse a la lógica, absolutamente reivindicable, de los de abajo. Prima nuestro fútbol cuando tocan Thiago Fernández y Aquino en Vélez, cuando los hinchas de Racing preparan la movilización a Asunción, cuando los de Boca se alegran porque los dirige un tipo de su casa, cuando los jugadores de la selección hablan, juega, tocan, pegan, se enojan. Hay mil etcéteras.
No podemos mentir: nos quieren apropiar el fútbol y estamos en una disputa. Pero lejos del llanto, vale la certeza: estamos lejos de perderla.
Santiago Núñez
Twitter: @SantiNunez
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