Este domingo, la Academia elige un nuevo presidente que saldrá del candidato oficialista Christian Devia (con Víctor Blanco de vice) y el opositor Diego Milito. Un poco del contexto de una campaña que tuvo más acusaciones y chicanas que ideas directas para mejorar al club. Escribe Federico Cavalli. 

Este domingo a la tarde, Racing tendrá nuevo presidente. Estamos en la recta final, solo quedan dos corredores: Christian Devia, por el oficialismo, y Diego Milito, por Racing Sueña. El tercero era Miguel Jiménez, quien bajó su candidatura hace un par de días. Pareciera que todo marcha bien en el club campeón de la Copa Sudamericana, pero siempre hay coletazos autodestructivos en la parte celeste y blanca de Avellaneda.

El primer coletazo es la campaña en sí. Desde el oficialismo pusieron arriba de la mesa sus logros en 11 años de gestión, escondiendo las deudas y los errores, acusando fallas en la comunicación y prendiéndose a la Sudamericana para ganar. El Racing que arman para el futuro se parece mucho al de ahora, no hay volantazos ni promesas de cambiar.

Del otro lado, está el ídolo con sus muchachos, con las promesas y un paso por la secretaría técnica del club (a mi parecer muy beneficioso para Racing) para fortalecer la imagen. Es muy difícil juzgarlo por la campaña sin mirar sus años de gloria, sus goles y el amor por los colores que lo hizo volver en 2014 y ayudar a refundar el club.

De ambos lados es una campaña floja, había lugar para mucho más. Necesitábamos más voces, ser más directos con las ideas y que dejen de apelar a la emoción, como suele pasar en todas las instancias eleccionarias. Era el momento para construir y ambos espacios se quedaron a la mitad. 

El segundo coletazo pasa por el cómo van a construir el nuevo Racing, el que arranca la siguiente semana. Muchas promesas y pocas respuestas, muchísimas frases hechas que suenan bonito, pero no hablan del trasfondo. Cuando quisieron llenar ese espacio lo hicieron bien, como la propuesta de reponer la secretaría técnica para el fútbol profesional de Racing Sueña, con Saja y Javier Weiner (uno de los mejores nombres y el que más entusiasma por su paso como cazatalentos en el equipo técnico de Milito).

Desde el blanquismo fueron menos creativos y se quedaron en los logros, pero tampoco dicen mucho de cómo queremos seguir construyendo al club. El tema de las SAD copó la agenda, se dejaron llevar por la negativa y la militaron hasta hoy. Pero evitaron temas puntuales. Exageraron con lo de “El Tercer Grande”, sumándose a la Teoría de los Dos Gigantes, dejándose domar.

El tercer coletazo fueron las acusaciones y chicanas, sobre todo después de la coronación sudamericana. Que Diego no me escribió, que la bandera en la cancha de los vecinos la mandó a poner el oficialismo, que el día de la elección no se juega el partido para que haya menos gente votando, que un carpetazo. En fin, todas cositas que no suman en nada, van en contra de la frase que Gustavo Costas marcó en las instancias finales de la copa: “Tenemos que estar todos juntos”.

Nadie va a negar los once años de Víctor Blanco ni va a poner en duda a Milito y su amor más que para sacar una ventaja eleccionaria. Y eso no le sirve a Racing que el lunes sigue su vida y tiene muchísimo futuro. Ni atacar ni responder estuvo bueno. Entiendo como funcionan las cosas, pero no era necesario repetirlas como en años anteriores.

Los socios y las socias de Racing van camino a una elección que puede cambiar la cara del club. Quizás sea histórica en cantidad de votantes, desde la vuelta a la democracia la más concurrida fue la del 2008, con el 87 por ciento del padrón, aunque el número total era bajo (5857 habilitados). Hay cosas que quedaron en el tintero, los coletazos generan dudas siempre.

Pero una cosa quedó clara en la campaña: votantes de ambos lados y muchas agrupaciones repudiaron la figura de Fernando Marín en varios pasajes de la campaña. Racing no sabe de su futuro, pero tiene muy claro a qué pasado no quiere volver más.

Federico Cavalli
Twitter: @willycavalli

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