Daniel Willington es uno de los grandes cracks que pisó las canchas del fútbol argentino en las décadas del 60 y 70. Años de equipos míticos y enganches geniales. Ídolo en Vélez y en Talleres de Córdoba. Repasa su carrera en esta extensa entrevista. Escribe Daniel Reinoso.

Que se puede hablar de Daniel Willington que no se haya hablado. De lo que sí se puede hablar es que el último 25 de marzo se cumplen 63 años del debut en Vélez Sarsfield. Poseedor de una genética completa de atributos que pocos jugadores poseían: gol, panorama, una gambeta lujosa y pragmática, guapeza, una precisión quirúrgica para la asistencia en el pase corto y largo que los hacía como si tuviera un guante en su pie derecho, el mismo que se transformaba en un cañón por su extraordinaria pegada. Jugador completo. El Daniel o El Exorcista, como lo bautizó otro genio de Rosario, Roberto Fontanarrosa.

La providencia del supremo evitó que Daniel Alberto Willington, nacido en Guadalupe provincia de Santa Fe, destellara en algún equipo santafecino, quizás en Colón o Unión o de la ciudad de Rosario en Newells o en Central. En cualquiera hubiera sido ídolo. Lo que está en duda es que no sé si lo iban a llamar “El Daniel”, término cordobés por el valor indicativo del artículo.

Mucho tuvo que ver el destino a través de una afección que en ese tiempo podía curarse en Córdoba, por su clima, el asma fue el motivo por el cual, la familia encabezada por don Atilio Willington se mudaron a la ciudad mediterránea. Daniel solo tenía cuatro años.

La picardía y alegría que emanaba por sus poros cuando jugaba a la pelota, es la misma que a sus 82 años lo mantienen vigente y lúcido como cuando tenía que pasárselas, sin mirar, a sus socios dentro de la cancha. Un esteticista del futbol.

El debut en Talleres

Antes de llegar a las luces de la Capital, Daniel despuntaba el vicio en los potreros: “Yo empecé a jugar en los campeonatos de barrio, de allí salías casi formado para jugar en cualquier equipo, no hice inferiores”.

Cada acto de su vida está estrechamente vinculado con una anécdota, como cuando iba a debutar en la primera de Talleres a los 16 años: “Tenia que debutar en Talleres en primera división, y como vivía cerca de la cancha, estaba siempre en el club, cortaba el césped, la regaba. La conocía de palmo a palmo. Cuando me iba a jugar, una siesta de calor, y como me quedaba lejos para entrar por el portón principal no tuve mejor idea: Me zampo, trepé por un sector no habilitado y cuando subí hasta la punta, me asomo y estaba un cana, marche preso. No había forma que me crea que debía jugar en la primera, le pedía que no me lleve. Y me contestó: ¡Mira si vas a jugar en primera y te vas a estar zampando, no te creo!  Le dije llévame hasta la puerta y te van a decir quién soy yo. Llegamos y los vagos me conocían todos y me saludaban ¡Hola Daniel! Y yo les decía me están por llevar preso (risas) allí aflojó y pude jugar”.

Desde ese día el flaquito que se zampó a la cancha hacia feliz a toda la gente que le gustaba el buen futbol, como él dice: “Era un pibito, pero me gustaba jugar con los grandes y me la bancaba”.

El 25 de marzo cumplirá 63 años de su debut con la camiseta de Vélez Sarsfield. Cuando algunos periodistas de Córdoba vaticinaban: “Que yo no iba a durar una semana y estuve 11 años jugando en Capital Federal, llegué con 20 años y a los dos meses ya me habían seleccionado para jugar unos partidos en Uruguay”.

Su llegada a Vélez Sarsfield

Como no podía ser de otra manera su llegada al club de Liniers estuvo plagada de anécdotas: “Mi llegada como la de todo provinciano, en Córdoba yo era vivo, pero en Buenos Aires era un pelotudo, voy al subte pongo la ficha, paso la valija y yo quedo atrás.”

Esos días de carnaval era el partido de prueba que dirigía don Victorio Spinetto: “Jugamos un partido con otra división, a los 20’ me sacó el técnico. ¡Uh que bueno! –dije– me voy a Córdoba a disfrutar de los carnavales. Al término del partido y le digo a don Victorio: -Señor me puedo ir a Córdoba? No, usted se queda, ya tiene la habitación. ¿Y por qué me saco? –Le pregunto–  No, hijo estaba haciendo cosas que no debía con el futbol y no quería que lo golpearan me respondió el viejo”.

Sus ganas de volver a Córdoba a disfrutar de los carnavales fueron más fuertes: “Como pensé que no había quedado, me vengo a Córdoba, donde se jugaba el campeonato inter fábricas, allí juagaba cada nene, la Wanora Romero, el Flaco Serra y un montón de jugadores de la Liga Cordobesa. Un dia me llaman de la Fiat para rendir examen de ingreso. Aprobé, pero en realidad ellos querían que jugara el torneo para ellos”.

Todo estaba encaminado pera seguir jugando en Córdoba: “Hasta que un día llegan a mi casa dos telegramas, uno de Vélez y el otro de Fiat. Leo primero el de la fábrica y como mi viejo estaba sin trabajo, le digo: -Viejo a mí no me gusta trabajar, anda a verlo a Barofio, médico de la empresa, que había sido arquero de Las Flores y mi viejo lo había dirigido. Habla con él que te conoce, y hace cambiar los nombres para que entres vos a trabajar. Así que modificaron el nombre Daniel Alberto por el de Atilio Alberto Willington, así entró mi viejo hasta su jubilación”.

No era fácil para un provinciano vivir en Buenos Aires por todo lo que significa salir de la tranquilidad del interior y vivir entre el ruido y las luces de la gran ciudad. Pero no había opción para quien quería triunfar en el futbol. Antes que trabajar había que sacrificarse con el futbol: “Llegué a Vélez, tuve suerte y quedé, viví dos años bajo de la tribuna. Se ganaba poco, nada que ver con lo que ganan ahora. Eso sí, terminaba de jugar los domingos y me venía a Córdoba en esos ómnibus chiquitos. El lunes a la noche volvía para estar el martes a la mañana para practicar, siempre con mi bolsito azul Comet 4. Córdoba me tiraba”.

El debut fue contra Huracán y no fue para nada auspicioso: “Ese día hago un gol de 30 metros y me lo anulan, ni el árbitro supo por qué. Reaccioné y lo insulté al árbitro, y me expulsó. Era mi primer partido y perdimos 4 a 0”.

El Daniel y las “Guerras” dentro de la cancha

La imponente estampa elegante de 1,82 le daban el aire de un jugador fino en sus movimientos de gambeta y amague. A los engañados defensores no les quedaba alternativa que cortar con faltas, a veces arteras: “El fútbol es para los atrevidos. Yo era tranquilo para jugar, pero si me hacías algo te la devolvía. Me acuerdo lo que supo decir Perfumo: Al único que no le pego es al cordobés, porque sé lo que va a venir después. A mí me pegaban y después lloraban cuando yo les daba, y eso que era un pibe. Muchos lo hacían para asustarte, pero no se daban cuenta que te podían lesionar para no jugar más”.

Época en que los férreos defensores se especializaban en marcar y también en pegarles a los que jugaban bien: “Todos me buscaban pegar. Pero también los hice cagar a todos, mira que había nenes como Hacha Brava Navarro, el Chamaco Rodríguez, el tucumano Albretch me pegó un patadon y me dejó la marca en la pierna, y después lo agarré en un cruce y no se la bancó, vino y me preguntó porque le había pegado: Porque sos un hijo de puta, aguántatela –le dije–“

Algunos árbitros dejaban pegar, principalmente a los jugadores de equipos grandes y en muchos de los casos a futbolistas chicos como el Daniel, pero con él se equivocaron: “Cuando jugamos con River en la definición de torneo del 68, Labruna lo había mandado al Chamaco Rodríguez a buscarme a mí, para que me echen, y me pegaba sin piedad. Hasta que lo agarré y le dejé la nariz a la miseria”.

En un partido contra Independiente:“La historia fue con Hacha Brava Navarro, se me tiró con los dos pies a los tobillos, yo estaba de espaldas, me mató, quedé tirado en el suelo. El árbitro Nai Foino, cómplice de tal golpe y cargándolo se le acercó y le dijo: “El futbol es para guapos. Lo miré y no dije nada, en la próxima jugada le partí el labio, quedó como si tuviera labio leporino”.

La influencia de José “Pepe” Amalfitani en su vida

Aparte de don Atilio, su papá de sangre, el Daniel afirma que don Pepe Amalfitani fue su segundo padre, porque creyó en él y porque me cuido como si fuera su hijo: “Para mí fue todo. En Buenos Aires fue un segundo padre, me enseñó a ser una persona de bien, me aconsejó, no solo en el futbol también en la vida. Me enseñó algo que marcó mi vida: Ser humilde y no creérmelas.”

Dicen que la plata junto a la fama son un coctel peligroso: “Don Pepe me educó para cuidar la plata, porque cuando me venía a Córdoba vivía de joda y me la gastaba toda. Él me administraba el dinero, me daba para vivir y el resto me la guardaba. Después de un tiempo, me dijo que me buscara una casa y allí apareció el dinero, después me dijo que buscara un auto. A partir de allí me dejó para que yo camine solo en la vida”.

Esa relación con el presidente del club le generó un sentido de pertenencia, respeto y agradecimiento por quien se la había jugado por él. Por eso era difícil para los clubes que lo venían a buscar:.“Me vinieron a buscar todos los grandes de Buenos Aires, Boca, River, Independiente, la Juventus de Italia. El cabezón Enrique Omar Sivori vino a mi casa para convencerme de ir a Italia. Pero Vélez era mi casa, allí era Willington y si me iba a River o a cualquiera de esos grandes tenía que empezar de nuevo. Además, yo no ganaba menos que los jugadores de River y Boca.”

Todos los años la misma historia para llevárselo: “En el año 64 San Lorenzo le ofreció 10 millones a Vélez y 5 jugadores a elegir. En la semana se me acercan cuatro tipos de la barra y me dicen: -Si te vas de Vélez te quemamos la casa, no dije nada. Después me llama el viejo y me dice: Te quiere River por 10 millones de pesos, los jugadores de River ganan bien. No te preocupes viejo pagame lo que me tenes que pagar y me quedo. El ser humano debe ser agradecido en la vida, porque si no lo sos, no servís para mierda”.

Boca Juniors, su presidente y técnico se jugaban sus fichas: “Una vez Alberto J. Armando lo invita al viejo Amalfitani a conocer la Ciudad Deportiva de Boca y don Pepe me dice: Loco de Boca nos invitan a conocer sus instalaciones. Fuimos, adelante iban Juan Carlos Lorenzo y Alberto J. Armando y don Pepe, de pronto se me acerca y me dice: ¿Estos creen que soy boludo?  Estos te quieren a vos, van a tener que vender todo esto para comprarte”.

La visión de futuro y la experiencia de un dirigente honesto como don Pepe lo hacía compartir cada proyecto con El Daniel:“Un día Pepe me dice: Veni que vamos a ver unos terrenos que me ha donado el gobierno. Llegamos y era un basural y le digo: ¿Para qué queres esto? Vos quédate tranquilo que algún día esto va a ser algo. Mira lo que es ahora la ciudad deportiva de Vélez”.

Las sociedades futbolísticas

Daniel Willington, el jugador de la visión periférica, la que le permitía tener en su cabeza el plano de la cancha y la ubicación de sus compañeros que, sin mirar, sabía a donde les iba a meter la pelota. Las famosas sociedades futbolísticas, en Talleres con Humberto Taborda, en Vélez con Pichino Carone y el turco Whebe: “Cuando recibía la pelota ellos miraban los movimientos de mis brazos, según el que moviera allí iba la pelota. La pelota me llegaba de espaldas, yo sabía dónde estaban ellos y les metía la pelota atrás del marcador, ellos iban en busca de la pelota y perdían al marcador”.

La relación con sus compañeros a veces no eran del todo color de rosas, él era jodón y los otros a veces no lo entendían: “Por tonteras nos enojábamos, pero nada más, en el partido todo eso se olvidaba. En el partido final contra Racing estábamos enojados con el turco Wehbe. Cuando a él lo estaban masajeando me acerco y le digo: “Hoy te voy ayudar a hacer 3 goles” ganamos 4 a 2 con tres del turco y uno de Moreyra”.

Quienes lo vieron jugar en su época lo asociaban con el número 10. Y aclara su verdadera posición y de paso un palo para el periodismo: “No era diez, era un insai mentiroso, en esa época no había carrileros. La desaparición de términos como centrojás, centrofóbal, insai fueron cambios de nombres que hicieron ustedes los periodistas.”

Vélez Sarsfield Campeón del torneo Nacional 1968

El campeonato logrado en el 68 fue una gran alegría para Vélez, que disfrutaba las mieles del primer torneo oficial de AFA “A ese equipo lo dejó armado don Victorio Spinetto para campeón. Juntó a muchos jugadores que venían del interior. Me acuerdo que llegaban en tren de ciudades como Córdoba, Tucumán y otras provincias

Fin del torneo Nacional 68, tres equipos en la punta. Racing, River y su sequía y Vélez, había que definir con un triangular en cancha neutral. Se eligió al viejo Gasómetro. “Habíamos llegado a la última fecha empatados con Racing y River. Debía definirse en un triangular en cancha de San Lorenzo. River le gana 2 a 0 a Racing, nosotros empatamos 1 a 1 con River, el día del supuesto penal de Gallo, que se tira hacia un costado y no se ve bien si la toca con la mano o el pecho. Siempre quedó en la polémica, todos acusan al árbitro que se había equivocado, Guillermo Nimo que después de ese partido no dirigió mas. Los de River todavía lloran ese fallo. Pero nadie habla del gol que nos hacen. Desde un córner el Chamaco lo empujó al Gato Marín, que lo tiró dentro del arco y que aprovechó Daniel Onega para anotar”

El famoso cantito que todas las grandes hinchadas cantaban, en cuyo estribillo estaban grandes futbolistas del planeta “Le hice goles a todos, a Boca con Roma primero y después a Sánchez. A River con Gatti, a Santoro de Independiente y nuestra hinchada no se cansaba de cantar de local y visitante: «En Alemania, Beckenbauer, en Brasil el Rey Pelé y aquí en la Argentina, el famoso cordobés». Repite el estribillo y se emociona.

El Daniel, Director Técnico

Cuando dejó de usar los cortos y la camiseta con la diez. Su sabiduría que había adquirido como jugador la volcó como Director Técnico, dirigió a sus dos clubes: Talleres y Vélez. Habla de la importancia del DT y su incidencia en el equipo “Es mucha la influencia del técnico, en la elección de los jugadores y lo principal, el armado del grupo. Debes saber usar la psicología para llegar al jugador y lograr su confianza mutua. Hay jugadores que se dan cuenta cuanto no les decís la verdad o cuando no sabes.”

De técnico a psicoterapeuta “Cuando un jugador empieza a andar mal, es porque algo le pasa. Ese conocimiento y confianza te lleva a preguntarle que le está pasando. El técnico que es cerrado no puede incidir en el ánimo del jugador porque no conoce lo que le pasa en su intimidad” “Te diría que el técnico con el jugador son compañeros. Obvio los tiempos han cambiado, ahora el técnico tiene un trato diferente con el jugador porque han cambiado los dos.” Claros conceptos que permite acercarse al jugador sin parecerse a un tipo antipático.

“Cuando dirigí Talleres, nos complementamos el plantel, cuerpo técnico, la gente y la comisión directiva. En ese momento yo tenía como ayudante a José Trignani, que sabía mucho de futbol. Somos muy amigos y nos entendíamos muy bien en el manejo del equipo. Él era rígido, nada que ver conmigo que era jodon con los jugadores. Esa diferencia nos hacía mejor como conductores”

“Después que haces la charla técnica, se acabó el técnico, todo lo demás es de los jugadores. En mi caso les recordaba lo que habíamos hablado, lo demás lo resuelve el jugador.”

Se refirió a la trituradora de técnicos que se ha instalado en el futbol argentino y tiene una visión muy particular: “Se les echa la culpa a los técnicos cuando en realidad son los jugadores. El técnico tiene su responsabilidad, pero es de acuerdo a lo que elije. Pero no olvidemos que esto es un negocio y lo único que vale es ganar”

No podía dejar pasar su mente cuando en agosto del 94, Talleres recuperó su lugar en primera al vencer a Instituto Atlético Central Córdoba por 3 a1 por la final del octogonal de la Primera B “Para la final contra Instituto estuvimos hasta las 4 de la mañana hablando con José Trignani en la concentración en Carlos Paz. En un momento llama el Negro Brizuela. No quería atenderlo y por insistencia de José accedo y me pregunta como estábamos, le digo: -Estamos muy bien esperando el partido y con mucha confianza. Mentiras estábamos con varios jugadores engripados y debíamos esperar a la mañana para saber si estaban para jugar. El Negro me dice: -Acá estoy con Ginarte. Antes que continúe, le digo: – ¿Estas con él? Decile que mañana los hacemos bosta. Me retruca el Negro: – Mira que él está acá conmigo. ¡Que me importa! el me conoce como soy yo.” (Risas)

Los locos tienen una ventaja sobre los supuestos cuerdos, por sus decisiones “Veníamos cerca del Tropezón, teníamos armado todo y yo venía jodiendo con los jugadores para sacarle la presión del partido. La gente nos acompañó en todo el trayecto. Me siento al lado de José y le digo: – ¡No juega Fornero! me mira y me dice estuvimos 4 horas hablando que jugaba Fornero y ahora me decís que no. ¿Y quién va a jugar? El Chino Benítez, una corazonada que me salió bien, hizo un gol y tuvo incidencia en la expulsión del Rulo González” “Dirigí también a Vélez, Humberto Taborda era el técnico y yo le corregía algunas cosas”

La experiencia de Jorge Valdano cuando vio jugar a Willington

Dicen que los técnicos mejoran a los jugadores, cambiándolos de puesto o de perfil, exprimiendo sus fortalezas. En el caso de El Daniel su prestancia y calidad también tenía esa virtud de ser ejemplo o espejo de jugadores que recién empezaban, como es el caso de Jorge Valdano que vivió una experiencia que lo marcó. Cuenta el ex Real Madrid: “Recuerdo con mucha nitidez el primer partido profesional en Córdoba. Adelante tenia a Willington y pensé que mi profesión y la de él eran distintas. Fue en 1974, en cancha de Talleres, ellos tenían un tiro libre a unos 40 metros. El arquero pidió barrera y yo no entendía como se podía pedir a tanta distancia. Se acomodó Willington para pegarle con la pierna derecha y no le gustó el ángulo. Entonces se acomodó para pegarle con la izquierda. Señal que se sentía con la misma capacidad para tirar desde ahí con una pierna o la otra. Y sacó un tiro impresionante que casi rompe el travesaño. Por eso dije: Si este es el nivel del futbol, voy a tener que progresar mucho para ser alguien.

Luego me di cuenta de que Willington había muy pocos”.

El Daniel y los reconocimientos

Los reconocimientos a los ídolos, es como una devolución en cuotas de lo que un jugador como El Daniel le dio a la institución. “El presidente anterior, Sergio Rapisarda y Raúl Gámez que todavía tiene influencia en el club. Cada vez que Vélez venía a Córdoba me invitaban al hotel, comía con ellos – me preguntaban que vino quería–, charlábamos y hablábamos de todo, pero a la cancha no iba. El año pasado cuando vino con Fabián Berlanga, como presidente, que no sé si me vio jugar. Estuve con el técnico Quinteros, todo muy frio. En el almuerzo me dieron agua, no sabían que yo tomo vino.” (risas)

Siempre surge la comparación cuando como en este caso un jugador es ídolo de dos clubes y sin dudar “Talleres no me reconoció como lo hizo Vélez Sarsfield. Allá me hicieron un monumento y hasta le pusieron mi nombre a una calle cerca del estadio. Si ves todos los presentes que me hace llegar Vélez te darás cuenta mejor”

En el estadio Mario Kempes la tribuna que ocupa la hinchada albiazul lleva el nombre de Daniel Willington a lo que el aclara con sentido de justicia y reconocimiento a sus compañeros de su época “Por el voto de los hinchas y como reconocimiento, le pusieron mi nombre a la tribuna popular. Agradecí y les dije: No debería ser yo solo, también deberían poner placas con los nombres del gran equipo del 60, ellos tenían el mismo derecho que yo. Jugadores como el Cata Sánchez, Miguel Ponce, Wanora Romero y muchos otros más. Así debería haber sido con equipos que se destacaron en Belgrano, Instituto, Racing”

También opinó de la otra popular que ocupan los hinchas de Belgrano “Conozco y tengo amistad con muchos muchachos que jugaron en Belgrano, hemos sido rivales y también jugamos juntos. Es mi opinión, Belgrano tuvo muchos jugadores más representativos que Artime para que la tribuna lleve su nombre”

Daniel y su relación con el periodismo

Si hay una barrera que un jugador debe superar en una actividad deportiva, es la crítica. La buena o constructiva o la mala y destructiva “Yo tuve buena relación con la prensa, tampoco faltaron algunas puteadas como en el caso con Dante Panzeri que intentó meterse en mi vida privada, después de aclararlo, nunca más tuvimos un problema. Todo era en relación a mi desempeño dentro de la cancha. Otros que también charlábamos siempre fue con Juvenal, Osvaldo Ardizonne, Diego Lucero. Ellos respetaban mi privacidad y yo su profesionalismo, terminaron adorándome. Ardizzone me recordó como un jugador profesional que jugaba como uno amateur. El venía a mi casa, fue un gran poeta, con Osvaldo y otros jugadores del momento salíamos a escuchar tango junto a Baffa, uno de los mejores fuelles que había en Buenos Aires. Era un tipo que tenía códigos, te hablaban si andabas mal en algo, pero no te mandaban en cana.”

“Siempre que hablé con periodistas, principalmente algunos que recién empiezan, les aconsejo: nunca hablen mal de un jugador, porque ustedes viven del jugador. Critiquen con altura y sin faltar el respeto”

“En Córdoba y como un gran homenaje Nilo Neder me puso: el Daniel de los Estadios”

Daniel y el mejor equipo que integró

Con la memoria presta y prodigiosa y sin dudar para no quedar bien con todos, dio la formación del mejor equipo en que jugó: Talleres. “El mejor fue con Taboada o Serra, Ponce y Kasparian, Campos, Cortez y Beltramone. Contreras, Rivero y Wanora Romero, Willington y Taborda. Después vino el Tata Sánchez, uno de los grandes que vi en Córdoba en lugar de Rivero. Ese equipo llenaba los ojos.” De ese equipo no se olvidó de la Wanora Romero con el cual compartió equipo “Era un jugador de otro nivel, la Wanora, fue el más grande de Córdoba, jugó en el gran Huracán de Tucho Méndez”

Argentina Campeón de la Copa de las Naciones año 1964

La Copa de las Naciones, torneo intercontinental No oficial. organizado por la CBF en conmemoración de sus 50 años El campeón fue Argentina, que le ganó 2-0 a Portugal, derrotó a Brasil que era bicampeona del mundo por 3-0. Se adjudicó el torneo al ganarle la final a Inglaterra 1-0. La selección argentina terminó invicta el torneo. “Fue un gran campeonato porque estaba plagado de figuras. Después de ganarle a Portugal me lesioné y entró el Cordero Telch que marcó dos goles, en ese partido Carrizo le atajo un penal a Gerson. En Portugal jugaba Eusebio, Inglaterra de Gordon Banks, Boby Charlton, Boby Moore. Brasil de Garrincha, Didi, Pelé, Vava, Zagallo, Gilmar, Nilton y Djalma Santos. Argentina el presidente de AFA era Valentín Suarez y el técnico era José María Minella. Campeones invictos” Ya era conocido en el ámbito internacional, su lesión no le permitió desplegar toda su categoría.

Pele, Bonavena y El Daniel

Varias veces compartieron cancha con Pelé, hasta el punto de trabar una buena amistad al igual que con Ringo Bonavena. “Con el negro Pele el fútbol nos hizo amigos, jugamos varias veces juntos y como rivales. Compartimos un gran campeonato como lo fue el que ganamos en Brasil, la Copa de las Naciones del 64. Después nos cruzamos varias veces en una cancha y en un partido entre Vélez y el Santos. Él dijo que yo era mejor que él, Lo dijo porque éramos amigos…(Risas)”

Muchas cosas se dijeron de su amistad con Ringo. La única que el desmiente es quien le compro el pase para jugar en Huracán de Parque Patricios “Con Ringo nos conocimos por amigos en común, la noche que peleó con Cassius Clay yo estaba en el Madison Square Garden viendo la pelea. Yo fui a Huracán por Ringo, porque éramos amigos. Pero desmiento categóricamente que él me haya comprado el pase. Muchas publicaciones dicen eso y es mentira” Todo aclarado por el mismo Willington

El Daniel y su relación con Belgrano

En una época muchos jugadores que habían salido de Belgrano para jugar en distintos clubes del país. A su regreso muchos de ellos aceptaron ofertas por parte de Talleres y no tuvieron problemas de jugar en su archirrival. El Daniel tiene su postura más que respetable “Yo hubiera jugado en Belgrano y lo hice en un partido entre Talleres y Belgrano en la despedida del Tito Cuellar. Te cuento, llego a la cancha en Alberdi y me doy con que el técnico no me tenía en cuenta, entonces salgo caliente del vestuario y me voy al de Belgrano, tengo muchos amigos allí, y hablando con el Tito, no podía creer que yo no jugara. Habló con el técnico y terminé jugando para Belgrano y encima ganamos. Ser hincha de un club es un sentimiento, pero no la vida. En el nacional del 73 jugué para Instituto y no hubo ningún problema. Con tal de estar en Córdoba hubiera jugado en Peñarol, con todo respeto, y por supuesto que podría haber jugado en Belgrano y hasta podría haber sido más ídolo. Si a mí me querían en todos lados” Con la simpleza que caracterizan a los grandes desató nudos que fabrican el idealismo y el fanatismo, le quitó drama con definiciones sinceras.

El Daniel se retiró o lo retiraron

Las horas se consumían entre anécdotas y la risa fresca de El Daniel. Todavía faltaba motivo de su retiro y ese partido final con Independiente. “A mí me declararon “viejo” y me retiraron, por eso no jugué la final con Independiente” Intuyó que le iba a preguntar quienes habían hecho tal declaración: “El técnico y el presidente del club, Roberto Saporiti y Amadeo Nuccetelli. Por eso no jugué la final, no siento rencor. El prestigioso periodista cordobés, Juan Ademan Rodríguez, radicado en España en su columna del diario Córdoba habló de los Willington, personas providenciales, y habló de la noche más triste para el futbol de Córdoba y dejo un comentario para el imaginario popular: “Si El Daniel hubiese jugado aquella noche en lugar de Valencia… ahí lo dejo”

Por mi edad hasta podría haber jugado el Mundial 78. Estaba “viejo”, pero Amadeo no me quería dar el pase por miedo a irme a jugar a Belgrano.”

Daniel Willington, El exorcista, El Daniel de los estadios, El famoso cordobés… son algunos de los adjetivos calificativos para un hombre que dignifico al futbol, que dentro de la cancha era todo lo que un jugador debe ser. Su inmenso físico era simétrico a su personalidad, calidad y talento. Para que adjetivar si faltarían elementos para calificar a semejante jugador de futbol. ¿La hacemos corta? Simplemente El Daniel.

Vélez: José Marín; Luis Gallo, Iselín Ovejero, Eduardo Zóttola y Luis Atela; Antonio Moreyra, José Solorzano y Daniel Willington; José Luis Luna, Omar Wehbe y Mario Nogara. DT: Manuel Giúdice

Daniel Alberto Reinoso (Facebook)
Mail: danyreinoso@gmail.com
Instagram: futbolymultitudes

Lástima a nadie, maestro necesita tu ayuda para seguir existiendo:

Deja un comentario