River mereció ganarle al Monterrey y no pudo hacerlo.Tendrá que jugarse el boleto a los octavos de final contra el Inter subcampeón de Europa. Escribe Santiago Núñez.
River mereció ganar un partido que lo depositaba en octavos de final del Mundial de Clubes y no pudo hacerlo. No solo eso. Tendrá que jugarse el boleto a la ronda de dieciseis contra el subcampeón de Europa. Precio alto. La condena del inocente.
Me levanté muy temprano por cuestiones laborales. Dar clase era para los giles: no podía concentrarme en la Ciudad Universitaria si tenía el Monumental tan cerca. Me preocupé por un córner teledirigido a Sergio Ramos. Me acordé del gol de Ocampos cuando era nuestro, contra Chacarita, en La Plata. El nudo en la panza. La ansiedad. El reloj no pasaba. Fútbol.
El equipo de la banda se retrotrajo al dosmilquinceado Napoleón I: pico, pala, corazón, y juego construido a partir de saltar líneas o recuperar en campo rival. Una defensa casi sin errores. Entre Paulo Díaz, Colidio, Mastantuono y Galoppo lideraron un equipo que concretó dieciocho tiros contra tres del rival, con seis o siete chances claras de gol contra ninguna del oponente. Andrada: la venganza de Madrid.
La sensación de saber que el barco se puede ahogar en la orilla es la peor de todas. Son horas de inversión mental, planificación, sufrimiento, imaginación. Miles de realidades son construidas sobre lo que va a venir, lo que sube la desazón del resultado no obtenido. ¿Podríamos vivir sin eso?
A River le sirven varios resultados de un partido y del otro. El problema es que su rival se juega todo y viene de perder la final de la Champions, mientras que el oponente de Monterrey ya está eliminado. A su vez, una victoria de los mexicanos lo obliga a convertir en su propio encuentro. El nudo en la garganta crece y eso que faltan días.
Es tentador no sentir. Pensar que el mundo podría ser más apetecible sin la presión personal sobre un resultado deportivo en el que no se tiene incidencia alguna.
La nafta del hincha es la expectativa. Preferimos tenerla a extrañarla. Mejor llegar jugando mejor a la pelea por lo más importante. ¿La clasificación? No, la ilusión que nos condena.
Santiago Núñez
Twitter: @SantiNunez
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