¿Qué significan estos retornos al nuestro futbol de jugadores consagrados, campeones del mundo que tienen más para perder que ganar? ¿Por qué venir a bancarse que un tipo colgado del alambrado, al lado del corner, te grite fracasado? En días en los que los arraigos parecen no valer nada, en los que nos quieren convencer de que billetera virtual mata el mínimo grado de humanismo, volver al primer amor, que es casi como volver al barrio, va a contramano de la época. Un corso a contramano de campeones del mundo.

Dice Armando Tejada Gómez en su “canción de las simples cosas” que “uno vuelve siempre a los sitios donde amó la vida”. Para Leandro Paredes, también vale para Ángel Di María, volver es seguir buscando aquello que hace memorable a las cosas.

Las luces de La Bombonera se encenderán para recibir a quien fuera el heredero. Paredes adivinará el parpadeo de las luces que a lo lejos marcarán su retorno. Las mismas -aunque ahora son de led, es cierto- que alumbraron hondas horas de dolor. Aunque podría decir, citando a Pichuco: “Alguien dijo una vez / que yo me fui de mi barrio, / ¿Cuando? ¿pero cuando? / ¡Si siempre estoy llegando!”.

Leandro Paredes vuelve a un Boca similar al que abandonó, como si se hubiera abierto un portal que conectara el 2013 con el 2025. A veces los caminos para encontrar un futuro se encuentran en el pasado. Paredes querrá decir como Martín Fierro al comienzo de su vuelta: “Atención pido al silencio / y silencio a la atención, / que voy en esta ocasión, / si me ayuda la memoria, / a mostrarles que a mi historia / le faltaba lo mejor”. 

Juan Stanisci
Twitter: @juanstanisci

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