El Beto Yaqué dice haber sido un futbolista normalito. “Siempre dije que fui un jugador del montón”, dijo en una entrevista. ¿Todos los jugadores del montón tienen más de doscientos cincuenta goles en su carrera? ¿Un jugador del montón hace cuatro goles en una final? ¿Juegan hasta los cuarenta años los jugadores del montón? ¿Son ídolos? ¿Les hacen un banderazo?

Yaqué, que sostiene haber sido un jugador del montón, debutó a fines de la década del 80 en Almagro. Costumbres de antes: equipo que no peleaba por nada iba poniendo a los pibes. Las primeras dos temporadas jugó poco, siempre en el mes de marzo. Ya en la década del 90, se afirmó como titular e hizo sus primeros goles. Su cuarto gol en primera fue para ganarle un clásico a Estudiantes de Caseros. Casi un hábito: en sus primeros cuatro partidos contra Estudiantes lo embocó en todos.

Pelo largo, flequillo y cubanas. Tiempos de Ricky Maravilla y camisas coloridas. Qué tendrá Yaqué. En esos primeros años un delantero rápido. Siempre con esa habilidad intangible que es la intuición. Un goleador de área. Pistolero de un solo tiro. De esos que necesitan un toque y ya mandan la pelota la red.

Yaqué, que sostiene haber sido un futbolista del montón, hizo cuatro goles en una final. Fue en su segundo paso por Almagro y valió el ascenso a la B Nacional. El primero en su carrera. El segundo lo ganaría en Los Andes, más de una década más tarde. En el medio jugó en primera para Ferro, Estudiantes de La Plata y Argentinos Juniors. Se fue a Italia. Fue campeón y jugó la Libertadores con Universitario de Perú. Pasó por Liga de Quito y Ceuta de España. Siempre volvió a Almagro.

En el tricolor hizo ciento veinte goles en doscientos cincuenta partidos. Dos días antes de la nevada en Buenos Aires, el 7 de julio de 2007, los hinchas de Almagro cortaron la Avenida Medrano, a metros de corrientes. Barrio de tango y noche. Frente a la sede del club, los hinchas pedían que no dejaran ir al ídolo. Uno tenía la camiseta de la selección –que al día siguiente jugaba por la Copa América contra Perú– con el 9 solo que en lugar de Crespo decía Yaqué. El hombre que sostiene haber sido un futbolista del montón tuvo su propio banderazo. Atada a dos árboles, entre los bombos, las banderas y el frío, colgaba una bandera. Con un mensaje parecido a una plegaria. Los ídolos llevan a pensar que en cosas imposibles como la anulación del tiempo. El trapo decía: por siempre Yaqué.  

Juan Stanisci
Twitter: @juanstanisci

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