No sé si los partidos que están lejos de definir cosas sirven o pueden servir para algo. Ayer, en términos futbolísticos, con una superioridad arrolladora a media máquina, Argentina brilló de la mano de sus jóvenes: Thiago, Julián y el “crack Monumental”, como lo definió la rimbombante voz del estadio, Franco Mastantuono.
También desde lo que ya empieza ya a ser el último Lionel Messi.
Si ayer hubo una razón de ser fue la de discutir el tiempo. Conjeturas al margen sobre partidos oficiales en límites fronterizos diversos, la noche del jueves nos empezó a mostrar en la cara que Messi se va. Y entonces lo que estuvo no estará. Empiezan a ser sus últimas cosas, esperamos que haya varias, pero si las hay es porque termina. Se va.
Cuando lanzamos al viento en una cancha repleta que vengan, que canten con nosotros, que un amigo van a encontrar, hay una trampa. La entonación apunta a mostrar el camino a un futuro trofeo. En este caso no es así: nuestro amigo es Messi. Dicen que no estamos preparados, yo creo que sí: nos preparó él.En mi revisión del paso del tiempo me pregunto qué hubiera pasado si Messi no ganaba nada. Alguno me responderá qué los caminos míticos son casi prefabricados. Yo podría retractar que no, que la recompensa es el camino. La recompensa fue Messi.
El tiempo hace mirar para atrás. Ahí va el Messi que levanta la del mundo en Holanda, el que llora en Maracaibo, el que hace su primer gol en el Monumental, el que se saca fotos con Diego, el que casi da el golpe en Brasil, el que se fue, el que volvió una noche mendocina, el que puso cara de culo en Rusia, el que en una Bombonera vacía por una pandemia nos mandó un saludo, el que logró dar un golpe, y después otro, otro y otro.
¿Qué viene ahora? Conviene no pensar. Sentir el impacto, disfrutar del cagazo, dejar de pensar. Y, como dice Fernando Cabrera, que ya le puso letras al título y, entonces, por qué no usurpar algunas líneas más:
Un día nos encontraremos
En otro carnaval
Tendremos suerte si aprendemos
Que no hay ningún rincón
Que no hay ningún atracadero
Que pueda disolver
En su escondite lo que fuimos
El tiempo está después.
Santiago Núñez
Twitter: @SantiNunez
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