El 26 de mayo de 1949, River jugó en Turín un amistoso contra el Torino Simbolo. El partido homenaje a los fallecidos del equipo italiano en un accidente aéreo semanas antes, fue el inicio de una larga amistad entre ambos clubes. Escribe Federico Raggio.

“Hacía tiempo que no se veía a los once componentes de una squadra hacer lo que quisieran con la pelota, absolutamente de todo –con extrema facilidad- como en el caso de ayer. Se ‘recitaba’ una cadena de pases entre los centrocampistas mientras los delanteros se desmarcaban. Eran toques breves, precisos y virtuosos. Toda una maniobra trabajada con laboriosidad, hasta encontrar o crear un pasillo, una abertura para resolver concretamente el problema que se presentaba”.

Así caracterizó Vittorio Pozzo, ex DT de la Nazionale italiana que conquistó los mundiales de 1934 y 1938, el juego desplegado por La Máquina de River. Hoy se cumplen 73 años de aquel encuentro amistoso entre el equipo argentino y el denominado Torino Simbolo, que estaba conformado por varios de los mejores futbolistas del calcio.

El 30 de abril de 1949 el Torino, puntero del campeonato de Serie A, visitaba a su perseguidor, el Inter, a falta de 4 fechas para finalizar el torneo. El empate sin goles en San Siro lo dejaba prácticamente a las puertas de su quinto título consecutivo en el calcio. Cuatro puntos de ventaja eran demasiados en una época donde cada victoria entregaba sólo dos. Poco después, el plantel granata viajaría hacia Lisboa para asistir a un partido homenaje. Se enfrentarían al Benfica en la despedida de Francisco “Xico” Ferreira, capitán histórico del conjunto capitalino y la selección lusitana. El 4 de mayo debía estar de vuelta en Italia. El defensor Sauro Toma, lesionado, se quedaría recuperándose en Turín.

Aquel 3 de mayo se vieron los últimos 90 minutos de esa histórica formación. Al día siguiente, después del mediodía, partieron hacia Milán. Con la excusa del cansancio, el plantel pidió que el vuelo sea directo hacia Turín, sin escala en la capital lombarda. A las 17 horas, a pocos kilómetros del aeropuerto, el trimotor Fiat G.212 de la Avio Linee Italiane se estrelló contra el terraplén donde se encuentra edificada la Basílica de Superga, ubicada en la colina homónima, en los alrededores de Turín.

Fallecieron 31 personas, entre ellos 18 jugadores: Bacigalupo, Ballarin, Martelli, Maroso, Grezar, Rigamonti, Castigliano, Menti, Loik, Gabetto, Mazzola, Ossola, Fandini, Ravelli, Subert, Garoso, Medina, Dino Ballarin y Bosinti. Algunos de los cuerpos fueron reconocidos por Pozzo, quien había dirigido al combinado azzurro hasta el año anterior. Fue la desaparición de uno de los equipos que marcaron una era del fútbol italiano. Además de la tripulación, entre los muertos se contaban periodistas y parte del cuerpo técnico.

En Buenos Aires, mientras el DT riverplatense José María Minella encabezaba los entrenamientos vespertinos, llegó la noticia del accidente aéreo en el noroeste de Italia. Ahí mismo, los jugadores decidieron que iban a hablar con los dirigentes. Con Ángel Labruna como principal interlocutor, les pidieron que los dejen viajar a Turín para homenajear a aquellos que habían perecido en una tragedia que ya conmovía a todo el mundo. Además, parte de la recaudación del partido a beneficio serviría para ayudar a los parientes de las víctimas.

El domingo 15 de mayo los juveniles de un diezmado Torino enfrentaron al Genoa. Horas después se confirmó la visita del plantel de River. El martes 17 diversos diarios italianos publicaron la noticia: “Los argentinos del River Plate jugarán el 26 en Torino” (Corriere della Sera); “El River jugará en Torino” (La Stampa). Los prolegómenos del itinerario fueron seguidos de cerca por la prensa itálica en los días subsiguientes. “Vuelan hacia Italia los campeones de la Argentina”, tituló el Corriere della Sera en su edición del 25 de mayo.

Del hemisferio austral al boreal. Treinta y cuatro horas se necesitaron para unir Buenos Aires con Roma, con brevísimas escalas en Río de Janeiro, Dakar y Lisboa. De Roma otras tantas horas para arribar finalmente a Torino justo cuando se cumplía el 48° aniversario de la fundación de la institución del barrio de Nuñez. En la edición del diario La Stampa de aquel 25 de mayo señalaron que los jugadores riverplatenses les recordaban a sus ragazzi que no habían podido arribar desde Lisboa aquel 4 de mayo: “Todos altos, fuertes y bronceados. Todos vestidos igual. Saco azul, pantalones grises y corbatas blanquiazules, y en el pecho el escudo de la institución. Nos devolvió la imagen de aquella tarde de la tragedia, cuando se prepararían para descender del avión nuestros muchachos, sonriendo para sus familiares, amigos e hinchas. Sin embargo, los argentinos nos saludaron de manera contenida, casi con vergüenza, como pidiendo disculpas. De verdad, nos gustaría encontrar palabras por ese gesto gentil, palabras que no sean comunes o fáciles de decir”.

“El River jugará con los cracks descubiertos por Cesarini”. El gran Renato era conocido en Turín porque había sido jugador de la Juventus durante los años ’30, antes de iniciar su destacada carrera como entrenador y formador de talentos. Félix Loustau era, junto a Labruna, el futbolista más renombrado, según la prensa italiana. En La Stampa recordaban una anécdota del wing izquierdo en el Sudamericano de 1947 que había ganado la selección albiceleste: “Ese Loustau ridiculiza con una serie de fintas y de finezas embriagantes a su adversario. Quien juega contra él pierde el control, como aquel half derecho uruguayo que amenazó con romperle la pierna”. Otro es Néstor “Pipo” Rossi, al que definen como un centro half de características técnicas diversas a los del jugador italiano.

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“La partita della solidarietà sportiva”. Así fue llamado el encuentro. La retórica solemne, tan habitual en los titulares de la época, reflejaba la trascendencia del choque: “Ases italianos y argentinos en caballeresco enfrentamiento”. Por la mañana, la delegación porteña depositó una ofrenda floral en el lugar del accidente, acompañados por el embajador argentino en Italia, Rafael Ocampo Jiménez. Después del homenaje, y ya en el centro de Torino, Amadeo Carrizo y Alfredo Di Stefano firmaron autógrafos. El plantel, acompañado por Juan Manuel Fangio, caminó por las calles, recibiendo el afecto de los piamonteses.

El partido de la solidaridad deportiva exhibió el choque de estilos, el 2-3-5 criollo contra la “WM” de los europeos. Apenas ingresaron al campo de juego del Stadio Comunale, los futbolistas argentinos fueron recibidos por autoridades regionales y por más de 300 alumnos de escuelas primarias turineses. Luego, dieron una vuelta de honor mientras eran ovacionados desde los cuatro costados por más de 40 mil almas. Portaban las banderas argentina e italiana, y banderines con los colores de ambos países. El público aplaudió durante largos minutos. Antes de la iniciación, el embajador argentino, junto a la comitiva riverplatense encabezada por el presidente Antonio Vespucio Liberti, le entregó una copa donada por Eva Perón a los dirigentes del Toro.

El Torino Simbolo formó con Sentimenti; Manente, Giovannini y Furiosi; Annnovazi y Achili; Boniperti y Hansen; Nyers, Lorenzi y Ferraris. River con Carrizo; Vaghi y Soria; Yácono; Rossi y Ramos; De Cicco; Coll, Di Stefano, Labruna y Loustau. El 2 a 2 dejó a todos conformes. Labruna había marcado un golazo para el 1 a 1. Luego de que los italianos se pusiesen en ventaja nuevamente, emparejó “La Saeta”. Al final del juego, otra vuelta olímpica de los futbolistas criollos y los aplausos, acompañados por alguna que otra lágrima de los tifosi.

Vittorio Pozzo, en su nuevo rol de comentarista deportivo, fue espectador privilegiado del partido y halagó el juego desplegado por el once de Minella en una columna: “Se ha visto algo que desde hace tiempo no se veía en nuestros campos de juego. Este River Plate habla un lenguaje técnico que es inédito para el ambiente europeo de estos últimos años. Es el lenguaje de la técnica pura, del juego-espectáculo, de un estilo que no se basa en la fuerza”.

Pocas horas después de la finalización del encuentro, comenzó a circular el rumor de que Alfredo Di Stefano y Labruna podían ser los próximos refuerzos del Torino. El autógrafo del centro forward era uno de los más requeridos por los pibes tanos. En la vereda de enfrente, los dirigentes de la Juventus anunciaban la contratación del crack de San Lorenzo Rinaldo Martino. Al día siguiente, el 27 de mayo, la delegación argentina visitará Roma. Allí serán recibidos por el jefe de Estado italiano, Luigi Einaudi, en el Quirinale (el palacio presidencial). Luego asistirán a una audiencia con el papa Pio XII en Ciudad del Vaticano y –finalmente- dejarán unas coronas en el Altar de la Patria al “soldado desconocido”, ritual protocolar que repiten los mandatarios italianos en las fechas patrias. Del otro lado del Atlántico espera Huracán por el campeonato de Primera División. Otras 34 horas para arribar a Buenos Aires.

El mismo día de la partida se publicó una solicitada en La Stampa, redactada en español: “Gracias amigos del River Plate, no olvidaremos vuestro gesto”.

Federico Raggio

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