Pequeños reflejos y cortas escenas para pensar al técnico campeón de América. Escribe Santiago Núñez.
En una entrevista con el diario deportivo Olé en el sorteo de la Copa Libertadores 2020, Sebastián Washington “Loco” Abreu tuvo un grato recuerdo de su pasaje por el Deportivo La Coruña en 1998. En la conversación, el delantero uruguayo contó que Lionel Scaloni, su compañero en aquel entonces, tenía un apodo muy especial. “Le decíamos ‘el Caballo’”, confesó Abreu, que explicó los motivos de tal sobrenombre de la siguiente manera: “Siempre tiraba la pelota larga y metía la cabeza como los caballos”. Desde joven, se ve, al director técnico de la selección argentina le reconocían la capacidad genuina de ir siempre para adelante.
Empeine fino
El partido es duro por ser de cuartos de final del Mundial sub 20 de Malasia pero más áspero aún por ser un clásico sudamericano. En el momento en el que Juan Román Riquelme tira una pelota larga a espaldas del lateral izquierdo brasileño el encuentro no se abre. Es más, Brasil ya tuvo un par de oportunidades, algo esperable dado que venía de una primera ronda con puntaje ideal y que en octavos de final le hizo 10 goles a Bélgica.
Pero en el momento en el que Riquelme ve pasar a Scaloni, deposita una pelota que el santafecino deberá pelear contra la raya. Lo hace. Gambetea a Adailton. Entra al área con el ímpetu propio de un iniciado pero con la experiencia característica de un hombre longevo. Le mete un empeine al cuero que por dirección y potencia se enfila en un baile precioso con la red. Y Scaloni demuestra que lo suyo es ir al frente.
Capitán de mar y guerra
Entre el rebote corto del mediocampista uruguayo Coelho y el “Qué digo gol, recontra golazo” de Walter Nelson en la transmisión pasaron 14 segundos. En ese tiempo, el capitán de la Selección Sub 23 paró mal la pelota pero metió un bombazo desde afuera del área fue muy alto para las manos de Fabián Carini pero que al mismo tiempo pasó por debajo del travesaño. La apertura del marcador se convertirá, en un rato, en un 3 a 0 contundente que deja a Argentina en la puerta de ir a Sidney 2000.
Claro que la alegría no durará mucho: el capitán mirará desde el banco cómo Reinaldo Navia y Chile le sacan la posibilidad de ir a los Juegos Olímpicos en la última fecha. Pero ahora está ahí, gritando desaforado, moviendo para arriba y para abajo la camiseta azul dorsal 17, mientras Esteban Cambiasso y Mariano Messera se le cuelgan encima para festejar. El capitán, quizás ni haga falta decirlo, se llama Lionel Scaloni.
Super-Lionel
David Beckham pisa a Scaloni (a priori, involuntariamente) y empieza una escena más parecida a un ring de boxeo que a un verde césped de balompié. Primero, tackle del lateral derecho y patata al “spice boy”. La postal golpeadora incluirá rápidamente a Roberto Carlos, que también cae al piso y recibe dos “cortitos” del deportivista. Solamente cuando Ivan Helguera agarra desde atrás a Lionel para frenarlo, el combate se detiene. Si el hecho fue casual o no se desconoce, pero lo cierto es que la pica entre los de La Coruña y los madridistas no era nueva.
Un año atrás, el equipo que ya tenía a Lionel como referente y líder que comienza a consolidarse como capitán enfrentaba una dura final. Eran épocas del “Super Depor”, que tuvo al santafecino entre sus filas desde 1998 y hasta 2005, completando 301 partidos y 18 goles, y conquistando una liga, dos Supercopas, y una Copa del Rey, precisamente la que estaba en juego contra el Madrid. También llegaría, en 2004, a las semifinales de la Champions League.

Aquel encuentro cúlmine del trofeo monárquico sería contra la Casa Blanca en el Bernabéu (partido único) y en el día en que los “merengues” cumplían 100 años de existencia. El “Depor” venció 2 a 1 con tantos de Diego Tristán y Sergio González. El título de la postal salió solo: “Centenariazo” y tiene como una de sus partes cumbres a un Lionel Scaloni semidesnudo gritandolé a las 12 de la noche a las cámaras de TVE: “Les cagamos la fiesta”.
Si los jugadores del Madrid tienen eso en la cabeza o no no lo sabemos. No es muy probable, dado que Beckham le pide perdón y le extiende la mano al defensor del equipo gallego. Scaloni ni lo mira.
7 partidos
Entre los siete partidos que Lionel Scaloni jugó en la selección mayor (1 por eliminatorias, 1 en un Mundial y 5 amistosos) se destaca un encuentro con Hungría en 2005. No por el partido en sí, que no dejó mucho, sino porque Scaloni fue el primero en ingresar y consolar a un muchacho joven que tuvo menos de un minuto en el verde césped por haber sufrido una rapidísima expulsión en su debut. Aquel chico, otro Lionel, un tal Messi, pensaba que nunca más iba a volver a vestir la celeste y blanca. Por suerte las palabras de aliento del primer Lionel no fueron solamente un consuelo sino una realidad: no solamente volvería sino que también sería millones.

Pero ahora, aunque él no lo sepa, está por destacarse otra vez. Porque va a interceptar una pelota que se le va larga al mexicano Gonzalo Pineda y con el mismo movimiento va a descargar atrás para Ayala, que se la pasará a Maxi Rodriguez, que le dejará el balón a Messi, que tirará una pared con Riquelme para luego abrirla hacia Sorín, que con un pase de empeine acostado la colocará teledirigida al pecho de Maxi Rodríguez, que empalmará el cuero con precisión y secará las gargantas de millones que tenían el corazón en la mano.
Es difícil notarlo. Pero Lionel Scaloni arrancó la jugada de uno de los goles más gritados de la historia del fútbol argentino. Uno que permitió ganarle a México en los octavos de final de Alemania 2006.
Lo que Lionel no sabe
No tiene idea de lo que vendrá. Desconoce que va a viajar a un Mundial en el que nos irá muy mal. Menos idea tiene que, luego de esa Copa del Mundo, el cuerpo técnico, desprestigiado, se va a desarmar y que poco tiempo después va a tener que “darle una mano a la selección” (dixit nota Infobae, agosto 2018). No está en sus planes cercanos ir al torneo de L’Alcudia (España), con la sub 20 y ganarlo, aunque lo más importante vaya a ser otra cosa: “Ponerse esta camiseta y vestir este escudo es algo único y los chicos creo que lo están entendiendo”.

Seguramente no está al tanto de que menos por convicción que por falta de un plan mejor, va a tener que hacerse cargo de un interinato en el seleccionado, que luego sería oficial y significarían (al menos) tres años al frente del equipo de fútbol masculino más importante del país, con el que obtendrá 20 victorias, 10 empates y 4 derrotas en 34 encuentros (efectividad 68,6%) sin tener ningún tipo de experiencia previa. Tampoco tiene en la cabeza ganar una Copa América en el Maracaná contra Brasil.
Pero lo que no sabe en esa noche de Quito de un 10 de octubre del 2017 no importa. Él simplemente brota de felicidad desde el banco en el que cumple el rol de “analista de rivales” para el cuerpo técnico de Jorge Sampaoli al que se incorporó en Sevilla, en 2016. Messi acaba de hacer el 3 a 1 que deposita a la Argentina en el Mundial de Rusia y todos van a abrazarlo. Pero el que llega primero al festejo, antes que nadie, es el otro Lionel. Scaloni.
Sobredosis de TV
Un ex futbolista que hace las veces de panelista televisivo dice al aire que Argentina no tiene técnico, a pocos días de comenzar la Copa América. A la luz de los resultados, es fácil concluir que el pronóstico de Cristian Fabbiani no fue el acertado. El “tengo miedo de estar perdiendo el tiempo cuatro años” de un reconocido relator, devenido en conductor, es igual de desacertado.
En el mismo piso dos ex jugadores y un relator dan por hecha una supuesta y no muy comprobada “falta de proyecto” y se animan a inducir que a Argentina no le conviene salir campeón. Queda a las claras la disidencia rápida que tal conclusión me genera, pero la observación primera resulta una polémica de importancia. ¿Cómo que no hay proyecto? ¿De dónde salió Emiliano “Dibu” Martínez? ¿Estaban Montiel, Romero, De Paul, Paredes, Lo Celso y tantos otros más cuando el entrenador llegó y tanto su selección como su buen funcionamiento son situaciones fortuitas en las que el técnico no tiene nada que ver? ¿No vale nada un cuerpo técnico con cuatro integrantes fundamentales que coordinan el fútbol no solamente de la mayor sino también de las juveniles?
“26 partidos después, anarquía, cambios sin sentido, desbalanceado” afirma sin tapujos un periodista televisivo una vez terminado el partido con Chile por eliminatorias. Es extraño o al menos el futuro logró desmentir semejante confesión. Los cambios que Scaloni hizo en la final fueron casi perfectos. Montiel tuvo un partidazo contra Neymar, Vinicius o todo aquel que lo encarara. Acuña y el “Cuti” Romero se comieron la cancha. Di María fue elegido figura en la final. Durante toda la copa, Scaloni fue encontrando el equilibrio del tándem Paredes-De Paul (una dupla demoledora), logró perfeccionar la llegada al gol de Martínez, y consiguió la mejor versión de Messi con una remera celeste y blanca.
“La forma en la que Scaloni fue designado es una falta de respeto a otros técnicos”, dice una voz entre el barullo discutidor que suele aparecer en la pantalla del prime time futbolero. Cuando a Diego Simeone le preguntaron si le sorprendía la designación del DT actual de la selección, dijo que no, e incluso vaticinó que si ganaba la Copa América le iban a pedir que se quedara. Marcelo Gallardo, en palabras de los últimos días, sostuvo que jamás lo llamaron para dirigir la selección.
“Tenemos un entrenador neófito”. Puede ser, pero si Scaloni hace poco adhirió a una causa, mejor seguirlo. La experiencia, como decía un tal Ringo, es un peine que te da la vida cuando te quedas pelado.
Todas esas frases y muchas otras circularon por la televisión para hablar de Scaloni. El técnico nunca respondió ni utilizó la victimización para buscar falsas epopeyas. Simplemente habló, junto a sus dirigidos, en la cancha.

Una mirada
Uno de los abrazos más lindos de su vida ya se concretó. Ahora está con una camiseta argentina que dice “nos unieron estos colores”. Es uno más. No roba ninguna cámara el técnico que sacó campeón a Argentina luego de 28 años sin títulos en fútbol masculino de mayores. Simplemente observa desde atrás, emocionado y tranquilo a la vez, para ver a Messi concretar la imagen que muchos esperamos toda nuestra vida. Tiene la mirada enfocada en el próximo sueño.
Santiago Núñez
Twitter: @santinunez
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