El director técnico de Arabia Saudita podría ser un personaje de Soriano. Dos veces campeón de la Copa África. Dirigió a Marruecos el mundial pasado y casi elimina a España. Con ustedes: Hervé Renard, el hombre que en este momento piensa formas de complicarnos la existencia. Escribe Lucho Bauzá.
Tiene pinta de villano de película de James Bond, dirige de inmaculada camisa blanca, apenas jugó un partido en la Ligue 1 en el año 1989 con la camiseta del Cannes, arrancó su exótico periplo en el humilde banco del SC Draguignan de la sexta división francesa y ya tiene un mundial sobre sus hercúleas y bronceadas espaldas.
¿Su nombre? Hervé Renard. ¿Su lugar en el mundo? El banco de la selección de Arabia Saudita.
Y no; creo, humildemente, que no amerita para que aparezca el meme de Alberto en mood pandemia preguntándose “¿Qué pasó ahora?, la puta madre”. Pero el debut contra Arabia Saudita podría no ser sencillo. Casi ningún debut lo es. Pero si nosotros nos preocupamos a cuenta… ¿Qué le queda al bueno de Hervé?

Nadie es profeta en su tierra I
Renard tiene una biografía laboral de antihéroe propia de la imaginación de Osvaldo Soriano, formando una alquimia entre el cónsul Bertoldi con el Míster Peregrino Fernández, pero a eso le agregó un poco más de suerte que la que tuvieron los protagonistas de la obra del ex 9 de Independiente de Tandil. Francés del sur, se retiró a los 30 años y tres años después, a mediados de 1999, tomó el mando del ignoto Draguignan, de la sexta división gala, lo depositó dos divisiones arriba y llamó la atención de un hombre clave en su vida: Claude Le Roy, un virtuoso trotamundos, hacedor de la Camerún que había sorprendido a Argentina en el 90, quien lo invitó a ser su ayudante de campo. Primer destino compartido: China. Segundo destino: la cuarta división inglesa. Luego, un impasse entre maestro y alumno; aquel se volvió a África, mientras que Hervé aterrizó en la tercera división francesa para dirigir al AS Cherbourg. Los resultados fueron estrepitosos: en poco más de ochenta partidos, su equipo ganó veintidós y perdió veintiocho. Esos numeritos, y el llamado de Le Roy, lo devolvieron al continente vecino y al rol de segundo.
Destino: Ghana. Año: 2007. Probabilidades de trepar a la élite del fútbol y verse obligado a diagramar una telaraña táctica y estratégica para maniatar a Lionel Andrés Messi y sus laderos en la inauguración de un Mundial ante la vista de miles de millones de personas: uno diría que pocas, por no decir nulas.

A sus plantas rendido un elefante
Un año después de haber acompañado a Le Roy en Ghana, comenzó la conquista de África por parte de Hervé, al mando de Zambia, un seleccionado que se ubicaba en el puesto 84 del ránking FIFA. En la Copa África 2009, la selección apodada “Las Balas de Cobre” alcanzó un tercer puesto, sorprendiendo al continente; un año después, volvió a sacudirlo al clasificarse primera de su grupo, por encima de la poderosa Camerún de Eto´o, y rozó el milagro al terminar 0 a 0 los cuartos de final y caer por penales ante la Nigeria de Martins, Obinna y Enyeama, la misma Nigeria que meses después caería derrotada por 1 a 0 ante la Argentina de Diego Armando Maradona.
De manera intempestiva, haciéndose el zonzo, como si quisiera esquivar la fatalidad de un éxito que parecía decidido a perseguirlo, Renard abandonó Zambia para dirigir el seleccionado de Angola, donde renunció luego de cinco partidos por falta de pago, tuvo un efímero paso por el ASM Alger de Argelia y, finalmente, volvió al lugar de donde no se tendría que haber ido, para conseguir lo que era inevitable: una Copa de África. El 12 de febrero de 2012, Zambia se coronó campeón por primera vez en su historia, derrotando en la final a “Los Elefantes”, liderados por Didier Drogba y Yaya Touré.
Acaso mareado por el champagne de los festejos, acaso porque el champagne de los festejos no eran lo suyo, Hervé Renard decidió volver a intentarlo en Francia.

Nadie es profeta en su tierra II
Un fierro caliente. El Sochaux, en la temporada 2013-2014, era un fierro caliente que le cayó en las manos a Renard. Y lo terminó quemando. Después de un arranque fatal, con un partido ganado de once, el equipo de Peugeot amagó con salvarse del descenso, pero no lo consiguió. Y Renard volvió a refugiarse en su segundo continente, pero esta vez se lamería las heridas en el banco de un gigante: Costa de Marfil.
Se repetiría el ciclo, pero a otra escala: éxito a nivel selecciones, con otra Copa de África, la de 2015, ganándole la final a Ghana, y regreso a Francia, para tomar las glamorosas riendas del Lille OSC, un equipo obligado a pelear arriba. El arranque del campeonato habla mucho del estilo de juego de los equipos de Renard, y es un anuncio de lo que podría esperar a la selección argentina el martes 22 de noviembre a las siete de la mañana: defensa rocosa, ataques esporádicos, partidos cerrados y resueltos por la mínima diferencia.
Lille 0 – PSG 0
Mónaco 0 – Lille 0
Lille 0 – Girondins 0
Lille 1 – Ajaccio 0
Olympique de Lyon 0 – Lille 0
Stade Rennes 1 – Lille 1
Lille 0 – Nantes 1
Stade de Reims 1 – Lille 0
En ocho partidos jugados, Lille marcó 2 goles y le marcaron 3. Luego modificó esta esencia defensiva, pero los resultados positivos tampoco llegaron, y unos meses después, tras solo catorce partidos en los que consiguió tres victorias, Hervé emprendió el regreso a África.

Diez minutos que estremecieron al mundo
25 de junio de 2018. En Argentina, un pueblo circunspecto velaba las armas en la antesala del cruce ante Nigeria, pero esa seriedad no le evitó dibujar una maléfica y breve sonrisa. España la estaba pasando mal ante Marruecos, el empate parcial lo clasificaba a octavos, pero a los 81 minutos, Youssef En-Nesyri le ganó en el salto a Sergio Ramos y puso el 2 a 1 en favor de los marroquíes, dejando momentáneamente afuera a La Furia. Fueron diez minutos en los que el equipo dirigido por Hervé Renard dejó afuera a uno de los candidatos al Mundial. Con sus armas, las mismas con las que perdió por la mínima ante Portugal e Irán: defensa rocosa, espíritu jodido, ganas de aguarle la fiesta a los poderosos. Finalmente, pasó algo que suele pasar seguido en Vigo y se replicaría en el Estadio Kalingrado: gol de Iago Aspas y clasificación de España.
A través de la selva y del desierto
En el último ciclo de cuatro años previo a los marroquíes, Hervé Renard había pasado por dos clubes franceses y uno argelino, y por tres selecciones. Después del exitoso y, para sus sorianescos parámetros, extenso paso de cuatro años por Marruecos, país al cual clasificó a la fase final del Mundial luego de veinte años de ausencia, Hervé Renard no volvió a tropezar con esa piedra llamada Ligue 1, ni llamó a su mentor Le Roy. De alguna manera, se inclinó por la estabilidad. Y por concluir su aventura africana. Otro continente lo llamaba.

Destino: Arabia Saudita. Año: 2019. Probabilidades de trepar a la élite del fútbol y verse obligado a diagramar una telaraña táctica y estratégica para maniatar a Lionel Andrés Messi y sus laderos en la inauguración de un Mundial ante la vista de miles de millones de personas: uno diría que bastantes.
Lucas Bauzá
Twitter: @rayuelascometas
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