El 4 de octubre de 2003 ocurrió el inesperado retiro de Luis Islas, el último campeón de México 86 en dejar el fútbol profesional. Los once partidos que atajó en Independiente. Su relación con Oscar Ruggeri. El último jugador en cambiarle la camiseta. Escribe Juan Stanisci.

Daniel Giménez sopla tres veces el silbato señalando la mitad de la cancha. Colón acaba de ganarle a Independiente 2 a 1 en la vieja Doble Visera. Los silbidos son la banda de sonido que musicaliza a los jugadores sabaleros abrazándose y buscando a sus rivales para cambiar camisetas. Muchos plateistas del rojo insultan a Oscar Ruggeri, técnico de Independiente, desde antes del final del partido. César Carignano autor del primer gol sabalero, se acerca a Luis Islas para recordarle que le mande su buzo amarillo al vestuario. Islas no lo sabe, ese será su último cambio de camisetas. Tampoco lo saben los hinchas de Independiente que de a poco van dejando las tribunas. Es el retiro del último Campeón del Mundo en México 86 que quedaba en actividad.

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 Luis Islas había atajado durante el Torneo Clausura 2003 en Talleres de Córdoba. Por la fecha 12 el equipo cordobés debía visitar la Doble Visera. La gente de Independiente preparó un gran recibimiento para Islas. «A mí me llenó de orgullo todo lo que pasó el sábado que jugamos en Avellaneda. Las banderas pidiendo mi regreso, la bienvenida y sobre todo la ovación al llegar a la Visera», contó estando todavía en el equipo cordobés. Su contrato terminaba al final de la temporada. Tras jugar la promoción contra San Martín de Mendoza y mantener la categoría, Islas decidió no renovar con Talleres. La llegada de Oscar Ruggeri, ex compañero de la selección y del Logroñés español, le abría las puertas a una tercera etapa en Independiente. A sus 37 años, Islas tenía la posibilidad de cerrar su carrera en uno de los clubes donde más lo querían.

Oscar Alfredo Ruggeri llegó al banco de suplentes de Independiente para reemplazar a Américo Ruben Gallego. El Tolo es, hasta el día de hoy, el último técnico en sacar campeón al rojo de un torneo local. Antes de irse dejó una de las mejores respuestas en una conferencia de prensa. “Jugamos muy mal, creo que tocamos techo”, dijo ante la mirada confundida de los presentes. “¿No será fondo?”, le preguntó un periodista, “bueno yo creo que puedo tocar techo del voleo que me van a dar”, respondió inundando la sala de risas. El Tolo había anunciado que al final del Torneo Clausura 2003 dejaría el cargo, pero los malos resultados aceleraron los tiempos. El 28 de mayo, dos fechas después de la ovación a Islas en la Doble Visera, Gallego renunció.

Su reemplazante no tenía aceptación en la hinchada. Ruggeri estaba ligado a lo más extremo del bilardismo, corriente futbolística que no se emparenta en lo más mínimo con la visión que tienen en Independiente del fútbol. Quizás por esto Ruggeri pensó en Islas. El respaldo de un ídolo del rojo podía darle un poco de espalda.

 “El interés de Independiente me gustó de entrada, porque conozco a su gente, que me quiere mucho, y porque también conozco a Oscar”, dijo por aquellos días Islas. El arquero no llegó solo. Junto con él se sumaron Christian Giménez, ex Boca, Cristian Castillo, Rafael Olarra, Félix Benito, Daniel Quinteros, Hugo Morales, José Luís Calderón, Hernán Vigna, Cristián Tavio y Damián Manso. Todos con contrato por un año, la mayoría a préstamo. Con este plantel, Independiente se preparaba para pelear el Apertura y la Copa Sudamericana.

Bilardismo en Avellaneda

El domingo 3 de agosto a las 15:30, Independiente recibía al Estudiantes de La Plata del último Bilardo. El doctor había vuelto al club de sus amores tres meses antes. El estadio de 1 y 57 explotó para darle una nueva bienvenida a Carlos Salvador. El visitante era Talleres, el equipo donde atajaba Islas antes de pasar a Independiente. El arquero no había querido integrar el plantel de Italia 90 porque no iba a ser titular. Vueltas del destino, durante el Mundial, Pumpido se lesionó por lo que Islas hubiera terminado atajando.

El equipo del doctor venía invicto en las últimas nueve fechas del campeonato anterior. Para el debut en la Doble Visera, Ruggeri había pedido invertir el orden de los bancos de suplentes. El local pasaría a ser el visitante y viceversa. Consciente del poco cariño que le tienen en la parte roja de Avellaneda, Bilardo había decidido no sentarse en el banco de suplentes. Iría a la platea para ahorrarse los insultos. Su hija lo llamó varias veces para convencerlo. Finalmente accedió. Gloria, su esposa, le envío de urgencia un traje para usar durante el partido.

Bilardo en su regreso a Estudiantes

Al ingresar al campo de juego, intentó burlar el saludo de Ruggeri. Se escondió entre los suplentes y sus ayudantes. Terminó en la mitad de cancha mezclado con los jugadores de independiente. Al reconocerlo los hinchas del rojo hicieron tronar el escarmiento de los silbidos. «Está bien que me insulten, está bien. Se habrán ido desahogados los hinchas de Independiente con esto, está perfecto. Me siento muy bien con los insultos. Me siento bien», dijo el doctor después del partido. Su equipo había perdido el invicto de nueve partidos ante el Independiente de Ruggeri e Islas. Aunque Bilardo no estuvo de acuerdo con la estadística, «No, no, hoy no perdimos el invicto. Lo perdimos el otro día, con Cambaceres. Aunque éste es oficial…». Con un buen partido de Islas, Manso y dos goles de Caggiano Independiente ganó 3 a 1.

La suspensión

Durante las siguientes cuatro fechas Independiente mantuvo el invicto. Empate en cero contra Newell’s en El Parque de la Independencia. Le ganó al primer Banfield de Julio César Falcioni. En la cuarta fecha recibía a River en la Doble Visera, en lo que sería la previa al cruce por Copa Sudamericana un mes más tarde, aunque esto no se sabía aquella tarde de clásico en Avellaneda.

El clásico fue dirigido por Claudio Martín. El árbitro menos de un año más tarde quedaría marcado por su arbitraje en el Boca – River de la Copa Libertadores de 2004. Hoy en día es taxista.

Arrancó ganando Independiente con gol del ex Boca, Giménez. Pero River lo dio vuelta a través de Salas y Ameli, tras dos rebotes de Islas. En los últimos instantes del partido Caggiano lo empató. Independiente quedaba segundo atrás de Boca.

A la semana siguiente, el 30 de agosto, Independiente empató 1 a 1 contra el sorpresivo Quilmes de Gustavo Alfaro. El nivel de Islas empezaba a bajar. El empate del cervecero lo hizo Ariel López, el arquero de Independiente podía haber hecho algo más para impedirlo.

Incidentes entre las barras de Chacarita y Boca

Esa quinta fecha sería la última en jugarse por un largo tiempo. Al día siguiente Boca recibió a Chacarita y por los incidentes entre las barras el fútbol estuvo detenido durante casi un mes. La quinta fecha se jugó entre el 29 y el 31 de agosto. La sexta entre el 26 y el 28 de septiembre.

Lo que sí se siguió jugando fue la Copa Sudamericana. Independiente eliminó a Rosario Central por la primera fase. En la segunda se venía River.

Un giro del destino

Mientras el torneo local estaba suspendido por una medida del juez Mariano Bergés, la Copa Sudamericana continuaba su camino. El 17 de septiembre Independiente recibió nuevamente al River del ingeniero Pellegrini.

Antes de comenzar el partido, Islas le entregó una plaqueta a un arquero de las inferiores de Independiente. “Ahí está Luisito Islas entregando (una plaqueta) a otro arquero me parece”, relató Mariano Closs en la transmisión de Fox Sports. “¿Es un arquero de Independiente en el juvenil?”, preguntó el relator. “Sí señor, es el arquero del Sub 17”, respondió Tití Fernández. “¿Cómo se llama?”, quiso completar el relator. “Urtari”, contestó seguro Tití. “Bueno ¿quién te dice no? El día de mañana lo tenemos aquí y en cosas mayores”, profetizó Closs. Demás está decir que el arquerito no se llamaba Urtari, sino Oscar Ustari.

El joven «Urtari»

El partido fue de ida y vuelta en el primer tiempo. Pero un cabezazo de Cavenaghi y un error en la salida de Independiente que derivó en gol del Rolfi Montenegro pusieron arriba a River.

En el segundo tiempo Independiente se fue quedando y Cavenaghi marcó dos goles más, el tercero en su cuenta una gran definición de taco. Nada para hacer por parte de Islas en los cuatro goles. Sobre el final descontó un joven Bruno Marioni. El panorama para la revancha era complicado.

En la conferencia de prensa posterior estuvo junto a Ruggeri, Andrés Ducatenzeiler presidente de Independiente. El dirigente consideró que el arbitraje tuvo gran responsabilidad en el resultado. “Como presidente del club debo señalar que a través de un error del árbitro, que creo involuntario, se cambió todo el desarrollo del partido.” Con el partido cero a cero, el árbitro no cobró un supuesto penal de Nelson David Vivas contra Olarra para Independiente.

Sería el anteúltimo partido de Fabián Madorrán como árbitro profesional. Once días después dirigió su último encuentro. Fue en San Martín, Banfield goleó 3 a 0 a Chacarita.

En una extraña decisión de la AFA, Madorrán fue dado de baja junto a tres árbitros del ascenso. Por aquellos años se hablaba de “varias controversias que rodean a su figura”. El eufemismo era una forma de no mencionar que Madorrán era homosexual. Desde la AFA se habló de una baja en su rendimiento físico y dentro de la cancha. No deja de llamar la atención que la primera persona vinculada al fútbol profesional en Argentina que se supo que era homosexual, haya sido expulsado por supuestos malos rendimientos, cuando muchos otros árbitros se mantienen en primera y hasta dirigen torneos internacionales con peores arbitrajes que Madorrán. Diez meses después su cuerpo fue encontrado sin vida en el Parque Sarmiento de Córdoba. Se había suicidado de un balazo.

El regreso

El regreso del fútbol argentino fue el 26 de septiembre. Ese viernes Independiente recibía al recién ascendido Arsenal, dirigido por otro campeón en México 86: Jorge Burruchaga, ex jugador del equipo de Sarandí. El Rojo llegaba a tres puntos de Boca. El partido terminó empatado en cero. Independiente dejó pasar una buena chance de alcanzar a Boca, que tenía dos partidos menos. Las tribunas de la Doble Visera empezaban a mostrar cada vez más descontento con Ruggeri.

El técnico esperaba que Islas saliera a respaldarlo para darle más margen. Pero el arquero no lo hacía. Para colmo dentro del vestuario empezaba a haber algunos roces. Las dificultades de traer varios jugadores de bastante edad, todos a préstamo por un año.

Por la fecha siete Independiente viajó a Bahía Blanca para jugar contra otro recién ascendido: Olimpo. Independiente volvió al triunfo y mantuvo su invicto en el torneo local. Fue dos a cero con goles de Quinteros y Caggiano. Fue el anteúltimo partido de Islas.

La camiseta robada

Por la octava fecha del Apertura Independiente recibía a Colón de Santa Fe. El sabalero era dirigido por un ex compañero de Ruggeri en Italia 90: Edgardo Bauza. El primer tiempo fue cerrado.

En el comienzo de la segunda etapa César Carignano primereó a la defensa de Independiente que quiso dejarlo en offside y puso el primer gol. “El gol fue muy importante porque corté una sequía y no venía jugando mucho”, le contó el ex delantero, hoy periodista y escritor, a Lástima a nadie. Sesenta segundos después empató el Toti Ríos. Pero a siete minutos del final, Gustavo Savoia, que había ingresado un rato antes, puso el 2 a 1 final.

“Cuando terminó el partido fui a saludarlo sin saber que era su último partido y le pedí cambiar camisetas.”, recuerda Carignano, “accedió sin dramas. Me la envió al vestuario. La puse en el bolso del utilero con toda la ropa del partido, que iba al club. Siempre hacíamos así. Pero a la madrugada siguiente desvalijaron la utilería del club y entre las cosas que se robaron estaba la camiseta del último partido de Islas.”

La despedida

Dos días después de la derrota con Colón el plantel de Independiente preparaba la vuelta contra River. Había que revertir un 4 a 1. Ruggeri le dijo a Islas que iría al banco de suplentes. El argumento del técnico fue que el arquero tenía una molestia en el hombro. “Sí, me duele, pero no como para faltar al partido con River”, le respondió Islas. Ruggeri mantuvo su postura de sentarlo en el banco. Islas le dijo al técnico que si iba al banco, no concentraba. Si trece años antes no se había bancado ser suplente en Italia 90, tampoco lo iba a hacer ahora en el ocaso de su carrera.

Mientras Ruggeri e Islas discutían. Andrés Ducatenzeiler ponía en duda la continuidad del técnico, “hoy el técnico es Ruggeri, pero no quiero hablar a futuro”. El equipo que dos semanas antes peleaba los primeros puestos, se desmoronaba.

Al día siguiente de la discusión con Islas Ruggeri renunció. 24 horas antes de la vuelta con River. “Mi presencia irrita a los hinchas”, fue su explicación. Dirigió el partido con River. Independiente perdió 4 a 0, quedando afuera de la Copa Sudamericana por un global de 8 a 1.

Puertas adentro y afuera Ruggeri expuso a Islas como el culpable de su salida. Primero por no defenderlo públicamente de los insultos de la hinchada de Independiente. Segundo por no querer concentrar antes del partido con River. Lo cierto es que la actitud de Islas es algo frecuente en los jugadores de futbol, pero que no suele terminar con la renuncia de un técnico sino con el jugador “colgado”.

Islas fue apuntado por la dirigencia y algunos jugadores, lo que derivó en la rescisión de su contrato. Lo que iba a ser el retiro con su gente, terminó de la peor manera tras once partidos. “Lo que pasó fue que Ruggeri no se bancó la situación de ser siempre cuestionado por los hinchas y embarulló las cosas a propósito, metiéndome a mí en el medio”, declaró dos días después de su salida de Independiente.

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No hubo plaquetas ni aplausos. Al margen de sus últimas actuaciones, Islas no mereció retirarse de esa manera. Más si se tiene en cuenta que fue el último campeón de México 86 en retirarse. No cuenta el partido de Ricardo Bochini en Barracas Bolívar ya que, justamente, fue un regreso y no un retiro. Quizás sea una metáfora sobre nuestro fútbol y el olvido. Vivimos rememorando viejas glorias y campeonatos. Pero a la hora de homenajear siempre llegamos tarde.

Maradona se retiró en un entretiempo. Tuvieron que pasar más de veinte años para que tuviera sus merecidos homenajes de parte de las hinchadas argentinas. Luis Islas, que luego fue su ayudante de campo en Dorados de Sinaloa, tampoco supo que esa noche sería la última vez que se calzara los botines, entrara en calor o escuchara los aplausos de la Doble Visera. Cuando Daniel Giménez sopló tres veces su silbato para finalizar el partido, aquel 4 de octubre de 2003, no solo terminaba ese Independiente Colón. Se terminaba la historia de los últimos campeones del mundo dentro de una cancha.

Juan Stanisci

Twitter: @juanstanisci

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