Se cumplen 37 años de Rosario Central campeón en la temporada 86/87. El equipo que ganó el ascenso y el torneo de forma consecutiva. Dirigido por Don Ángel Tulio Zof y con jugadores como Palma, Bauza, Lanari, Gasparini y Hernán Díaz. Escribe Juan Stanisci.
Cuando Gabriel Puentedura flexionó la rodilla, Omar Arnaldo Palma fue la primera persona en saber que Rosario Central sería campeón. En ese instante el Negro hizo uso de la lógica más pura: si el arquero flexiona la rodilla para un lado es porque ya eligió un palo, entonces él tenía que simplemente acomodar el pie para que la pelota vaya para el otro.
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Por primera vez le había tocado a Ángel Tulio Zof recibir un equipo armado. Rosario Central venía de ascender tras un año en la Primera B con Pedro Marchetta en el banco de suplentes. El Negro se fue, pero le dejo un equipazo que había ascendido sacándole once puntos a San Miguel, el segundo en la tabla, cuando por partido ganado se sumaban dos puntos. Pero no solo le dejaron un gran plantel, sino que además, tendría libertad para elegir refuerzos. Edgardo Bauza volvió de Independiente. Del Rojo también llegó Osvaldo Pichi Escudero, campeón del mundo en 1979 con la selección sub 21. Y, una debilidad de Zof, Roberto Gasparini, genio y figura de Racing de Córdoba.
Entre el ascenso y la primera fecha del torneo de primera división, el equipo estuvo seis meses sin jugar. La mayoría de los jugadores se fueron a préstamo a otros clubes y retornaron para el inicio del campeonato.
Don Ángel volvió a formar un equipo ofensivo, como los que había armado en sus pasos previos. A la verticalidad del campeón del Nacional de 1980, le sumó mucho juego en el medio. La idea era presionar bien alto la salida del rival, con el objetivo de recuperar la pelota en campo rival. Para administrar la pelota tenía un doble cerebro: Palma – Gasparini. A pesar de algunos roces entre los dos jugadores, se complementaron bárbaro adentro de la cancha. Las subidas de Hernán Díaz como lateral derecho permitían que Gasparini se cerrara y arrancara en posición de ocho o interno derecho. Palma podía soltarse y jugar más arriba, casi como un tercer delantero. Lo que lo llevó a ser el goleador del campeonato con 20 goles en 38 partidos.
A la última fecha del torneo llegaron con posibilidades de ser campeón Rosario y Newell’s. Canallas y Leprosos. El equipo de Zof estaba, a falta de una fecha, un punto arriba de su clásico rival. La paridad tenía que ver, en gran medida, con que en las dos oportunidades que se cruzaron los partidos terminaron empatados y sin goles.
Hasta la fecha treinta y cuatro Newell’s era el que llevaba la punta, uno arriba de Central. Pero en su visita a Instituto de Córdoba perdió 3 a 1, mientras que Rosario Central empató sin goles contra Ferro. Quedaron igualados. Newell’s visitó a Ferro y empataron uno a uno. En cambio Central le ganó 2 a 0 a Gimnasia en Arroyito, poniéndose dos puntos encima de Newell’s. En la treinta y seis Central le ganó 2 a 0 a Argentinos Juniors en La Paternal, de poco sirvieron los siete goles que Newell’s le hizo a Estudiantes de La Plata. En la treinta y siete, Central le ganó a Unión de Santa Fe dos a uno, mientras que Newell’s lo hizo por uno a cero contra Racing de Córdoba en Nueva Italia. Llegaban a la última fecha Central dos puntos arriba de Newell’s e Independiente. Para ser campeón, al equipo de Zof le alcanzaba con empatar contra Temperley de visitante. El Gasolero necesitaba ganar para salvarse del descenso.

El domingo 2 de mayo de 1987 Central visitó a Temperley, Newell’s recibió al descendido Sportivo Italiano e Independiente fue local contra Vélez.
El estadio Alfredo Beranger estaba explotado de gente. Las avalanchas se sucedían en las populares sin que todavía hubiera iniciado el partido. Detrás de los arcos, en el breve espacio entre la red y los carteles de publicidad se amuchaban policías con ovejeros alemanes buscando prevenir una posible invasión en la cancha.
A los 24 minutos Aguilar salió lejos a cortar. Gasparini tiró un sombrero cuando el jugador de Temperley intentó trabar un pelotazo del Pato. Los tapones del jugador gasolero se clavaron en la rodilla de Gasparini. El árbitro cobró la falta. El jugador de Central quedó tirado sobre el pasto. Entraron con una camilla y, entre el médico y varios jugadores de Rosario Central, Gasparini fue llevado a los vestuarios. Mientras era retirado el árbitro expulsó a Aguilar. Temperley quedaba con diez jugadores.

Cuando quedaban dos minutos para el final del primer tiempo, llegó un centro de Temperley. Lanari salió lejos y dejó la pelota en el área. Dabrowsky no pudo cabecear ante la salida del arquero, pero Barrera la volvió a meter al área. Dabrowsky volvió a recibir solo y la metió de emboquillada ante la mirada de Lanari, Cufaro Russo y Bauza. Muchos hinchas Canallas escuchaban por primera vez un partido de Newell’s por radio. Las noticias no eran buenas: la Lepra le estaba ganando a Sportivo Italiano. Central necesitaba empatar.
El Canalla salió a jugar el segundo tiempo sabiendo que tenía que hacer un gol. Palma, como en una premonición, estuvo a centímetros de empatar. Puentedura, el arquero de Temperley, le tapó un mano a mano (el segundo de la tarde) a Escudero. La pelota fue hacia Palma sobre el vértice derecho del área grande. El Negro la picó de manera espectacular pero la pelota dio en el travesaño.
A los quince minutos, tras un tiro libre, la pelota le cayó a Escudero sobre la izquierda, casi dentro del área. El Pichi tiró el centro, pero la pelota dio contra un jugador de Temperley. El árbitro vio mano y cobró penal.

Puentedura y Palma se conocían de Colón. Habían sido compañeros durante seis meses. Puentedura sabía que Palma esperaba hasta el último instante para decidir a qué palo pegarle. Años de torneos barriales le enseñaron a Palma a no mostrar sus intenciones hasta impactar la pelota. “Estaba un poco nervioso cuando patié el penal, porque se jugaba el campeonato”, confesó Palma ya con el pecho al viento, sin remera, cuando terminó el partido. Cuando sonó el silbato, Palma corrió hacia la pelota sin mirarla. Tenía la vista fija en Puentedura. El arquero hizo todo lo posible por quedarse quieto, pero la ansiedad lo venció. “Cuando vi que se ladeó la rodilla para un lado, digo bueno ya está.” Puentedura flexionó levemente una rodilla indicando que iba a tirarse para la izquierda. Palma ya sabía lo que tenía que hacer. Remató fuerte contra el palo derecho. Gol de Central.
Los alambrados aguantaron a duras penas las avalanchas que produjeron los hinchas Canallas. Rodaban por los escalones, se levantaban y volvían a rodar. Central, otra vez de la mano del viejo Zof, era campeón del fútbol argentino. Un caso inédito, un equipo recién ascendido lograba ganar el torneo de primera división. “Uno está emocionado y faltan palabras en este momento para decir lo que estamos viviendo”, decía Zof de traje y rodeado por sus futbolistas. “Esto es lo que queríamos nosotros y por suerte se dio. Se dio por el bien del fútbol. Los muchachos fueron nobles, hicieron el mérito suficiente y merecieron este título.”
Juan Stanisci
Twitter: @juanstanisci
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