La calle estaba perdida y nosotros dejábamos un pedazo de vida. Lo dijo la canción. Lo cantó el Polaco. Naranjo en Flor. Pero lo cierto es que todos vimos lo mismo: nos marchábamos. Nos íbamos. Al inicio del encuentro, cuando el partido estaba por comenzar, un pensamiento recorrió los cuerpos. ¿No estaremos, acaso, demasiado tranquilos?

Argentina, punto 1, puede tener tranquilamente un mal partido en una serie de noventa minutos sin alargue. El equipo, punto 2, enfrentó a un rival competitivo, en ascenso, que le había traído complicaciones en el anteúltimo amistoso antes de este certamen. La Scaloneta, punto 3, no está necesariamente en su mejor momento, porque sí, porque nadie triunfa siempre, porque nosotros en nuestra vida fracasamos mucho, muchísimo más.

Vimos que partíamos muchas veces. En el primer tiempo, en el gol de ellos, en la parte final, en la previa a los penales, en el travesaño de Messi.

Dicen que el resto del equipo fue a rescatar a Leo. Y sí hermano. ¿Sabés las veces que Messi me salvó a mí? ¿Te acordas de todos los llantos y las derrotas de nuestra vida que encontraron al mejor jugador del mundo ahí, sonriendo, gambeteando? ¿Sabés los momentos de mi vida en donde me sentí perdido y mi ídolo estaba para sacarme de este lugar? ¿Sabés, en resumen, las veces que fue Messi el que nos salvó a nosotros?

El Dibu, superhéroe, cambia la lógica de los penales: se supone que uno golpea y otro intenta amortiguar. Martínez le pega a la pelota de los penales que ataja. Salvando Ciudad Gótica.

El equipo jugó un mal partido, es evidente. Los tres del mediocampo siempre encontraron espacios cerrados frente a la línea de cinco de Sarmiento, Caicedo, Paez, Franco, Gruezo. Un gol inteligente, preparado, inmerso en un cúmulo de merecimientos olvidados. Pero el encuentro no fue manejado jamás.

Me pregunto si Scaloni fue ese que no nos vio partir. Si su cara de enojado ya sabía que iba a haber otro partido. Si no puso a Di María sabiendo que hay más capítulos en esta novela.

Podemos ganar, podemos perder. Sufrir sabemos. Y, si vamos con el orden de la canción, antes de partir todavía hay algo vacante.

Nos queda amar.

Santiago Núñez
Twitter: @SantiNunez

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