No te lo puedo explicar porque no vas a entender. Ese estribillo de la canción mundialista, que todavía retumba en nuestros corazones, es solo una pequeña muestra de la pasión que los argentinos sentimos por el deporte. No solo en el fútbol, claro; en el automovilismo la cosa no cambia. Ahí también vivimos y sentimos con la misma intensidad, ya sea por el Chivo, el Ford o el Torino.
Hoy, después de 23 años, volvemos a tener un argentino que nos representa en la Fórmula 1. Y eso hace que todas esas viejas pasiones resurjan. Los que corren en kartings o siguen el TC sienten que este pibe está escribiendo una nueva historia para todos. Cuántos años pasaron para que volvamos a prender el televisor a las 7 de la mañana, con las banderas argentinas flameando cerca de los boxes, mirando las carreras.
Las pasiones son así, incomprensibles, como Antonio, el padre, que encendía velas para que a su hijo le fuera bien y llegara a la F1. Él sabía el sacrificio y la autoexigencia que Franco había puesto durante todos esos años para llegar hasta aquí. La fe también tiene su papel. Desde sus comienzos, el pibe de Pilar mostró su talento en los kartings. Fue un largo camino, que pasó por la Fórmula 4, luego corrió en la F3 con el equipo de Motorsport en 2022, y al final de ese año logró disputar carreras en la F2. Y hoy, por fin, llega a la tan esperada Fórmula 1.
Franco, a miles de kilómetros de distancia, observa el partido del equipo de sus amores. Deja atrás las horas de preparación, el cansancio de su primera experiencia en Monza, los puntos sumados en la carrera de Bakú. Ahora va con la ilusión renovada, esta vez a la carrera en el circuito callejero de Singapur.
Con la fe a cuestas, como la de todos sus fans que encienden unas velas, como hacía su padre, para que se le ilumine la noche asiática y siga demostrando su talento. Porque las pasiones no se explican, simplemente se viven, como el sueño de Colapinto, que este domingo sumó su tercera experiencia en Fórmula 1.
Marcos Gay
Instagram: @elultimoenganche10
Lástima a nadie, maestro necesita tu ayuda para seguir existiendo:
