Apreciaciones del triunfo de River en el debut contra el Urawa Red Diamonds y aproximaciones al futuro que se viene: la final para pasar de ronda contra el Monterrey. Escribe Santiago Núñez.
Las discusiones del disconformismo twittero son válidas pero no deberían omitir los hechos: River ganó y ganó bien. Lo mereció. Fue más que el Urawa Red Diamonds, equipo ágil, esforzado, aunque poco creativo de mitad de cancha hacia adelante y defectuoso en la faceta defensiva. Lo que queda para corregir, que es mucho, debe contemplar lo dicho.
El equipo de Gallardo golpeó temprano y mostró su superioridad en los primeros 30 minutos. La tentación de la tenencia y la incertidumbre del debut lo llevó a no poder plasmar el manejo del juego con las chances de gol pertinentes. En el segundo tiempo encontró un tanto casual y una desorientada conformación del medio campo: a Castaño le quedó grande la cancha frente a los ataques japoneses. La jugada del penal encontró a River retrocediendo de forma amateur.
Un ágil Colidio, un Acuña que se parece al campeón del mundo cuando ataca pero muestra debilidades al defender y un punzante y poco afortunado Driussi fueron las figuras del partido. Si hay que reemplazar al mejor jugador de los últimos dos meses, Gallardo tiene un problema.
El principal defecto de River es nunca haber podido conformar sociedades de forma integral. Lastimó con centros o jugadas individuales, como los atacantes que no ganan posiciones sino que tiran flechas. Tres flechas.
River cierra la primera tanda de equipos CONMEBOL, que tuvieron grandes actuaciones contra los europeos (Boca, Palmeiras, Fluminense) y que ganaron bien pero sin descollar contra las otras federaciones (Botafogo, Flamengo y el propio River). Cualquier resultado que no sea ganar contra Monterrey puede dejar a River afuera de los octavos de final.
En las horas previas al pitazo inicial, en el “Mundo River” comenzaron a recordarse los partidos recientes contra equipos japoneses. El 3 a 0 a Gamba Osaka (Suruga Bank 2015) y el 4 a 0 al Kashima Antlers (Mundial 2018) eran los más lindos. A mi se me vino a la cabeza el partido contra los de Hiroshima, en la previa al Barcelona 2015. Partido duro, cerrado, sin regalos. El nombre del rival era Sanfrecce, que en japonés quiere decir “tres flechas”.
Santiago Núñez
Twitter: @SantiNunez
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