La Selección Argentina dirigida por Scaloni se sigue renovando para extender el éxito, contagia felicidad a los nuevos y busca seguir siendo heraldo de buenas noticias. La receta detrás de la racha sostenida en el tiempo que sigue andando camino al mundial. Escribe Agustín Balestrelli.
Escribir sobre la felicidad, el éxito y las buenas noticias es algo que en lo particular me cuesta. Siempre me parece necesario el error, alguna mala decisión, hasta a veces la mala suerte y el dolor, para catapultarme a la hoja y despedirme del mal trago, desfigurado al fin, como quien saluda a un ser querido que se va a vivir a otro país. Es más, en una película no pueden pasar siempre cosas buenas, los personajes no pueden estar todo el tiempo de racha, sin problemas. En ese caso no hay película o sí, una muy experimental. Rápidamente se me viene a la cabeza la película de Agnès Varda Le Bonheur (La Felicidad, en español). Háganse un favor, véanla y miren cómo termina.
Hace poco en una entrevista con Pedro Rosemblat, la Brujita Verón, actual presidente de Estudiantes de La Plata, niega que los mundiales anteriores al de Qatar 2022 hayan sido la precuela del campeón del mundo. Y sí, cada mundial tiene su director técnico, sus convocados y todos por separado quieren ganar. Sin importar lo que haya pasado antes… cada mundial es un viaje único. Pero como historia suena bien lo de la precuela. Aunque sea desde que Messi entró contra Serbia y Montenegro en el 2006, casi que es una obligación dimensionar esa franja de tiempo y darle la forma del camino del héroe, tanto para él como para la selección. Ahí sí hay una historia para contar, una película o novela.
Con sus vaivenes y un sprint final bien futbolero, todos nos tomamos revancha ese 18 de diciembre del 2022 en la mejor final del mundo que se recuerde (luego de un comienzo de terror contra Arabia Saudita ¡bienvenida la derrota que nos sacó campeones del mundo!). La Scaloneta supo levantar del polvo de la catástrofe a la camiseta más hermosa de todas, y llevarla a la cima del fútbol, como solamente Menotti y Bilardo lo habían logrado. Este 29 de noviembre se cumplen siete años del momento en que Chiqui Tapia confirmó como DT de la selección a Lionel Scaloni, el Leónidas de Pujato, luego de unos partidos como técnico interino. Más que pensar en precuela o antecedentes, me parece mejor pensar sobre cómo seguir adelante luego de tanta copa levantada.
Ahora bien, ¿alguna vez estuvieron de racha? Pregunto por una buena racha eh, sostenida en el tiempo, no un puñadito de días que no llegan a una semana. Bueno, si pasaron por uno de esos momentos gloriosos, ya sea en el amor, el trabajo, el deporte (cuando jugas sin lesionarte a un ritmo imparable, que sabes que la tiras larga y ganás), la otra pregunta que cabe es ¿de qué manera podemos sostener ese tiempo en el que estamos tocados por la varita? Bueno, humildemente digo que creo haber encontrado una respuesta: para que se mantengan las buenas rachas, hay que compartirlas. No deben consumirse de forma egoísta. El modelo ganador, si es para uno solo, no es ganador. Así en la vida como en el fútbol.
En un país de vacas flacas, La Scaloneta, el Aleph de la Selección Argentina, a donde vamos a recurrir en el futuro cada vez que necesitemos un modelo de selección ganadora, se engorda a prueba y error. Todavía hay hambre de gloria y sobre todo jugadores que quieren ser parte de esta época dorada. Tenemos la Finalissima contra España y el Mundial 2026 a la vuelta de la esquina. Los partidos “amistosos” que quedan van a ser muy importantes para quienes salten a la cancha por orden del DT. Por ahora están confirmados los partidos contra Angola (este viernes a las 13 horas), México (junio 2026) y Honduras (junio 2026).

Hagamos un balance de lo que se probó. De atrás para adelante, como se arman los buenos equipos: debutó Cambeses en el arco, grata sorpresa para el segundo tiempo contra Puerto Rico. Tuvo un apurón con un pase atrás en forma de ladrillo volador que supo resolver de cabeza primero y luego con un zapatazo al lateral izquierdo. Hay un contagio positivo por cada uno de los jugadores que se suma a la selección que llega hasta la mímesis en muchos casos. En la semis de ida contra Flamengo por la Libertadores volvimos a ver, por un instante, al Dibu tapar con la de D10s el gol a Kolo Muani. Solo que fue Cambeses contra Bruno Henrique. Está bien, algunos dirán que inmediatamente después vino el gol. Pero no fue culpa del arquero.
Leo Balerdi, actual defensa titular del Olympique de Marsella, es una apuesta fuerte del cuerpo técnico, en un puesto clave a resolver. Calculó mal un cabezazo durante el último partido por eliminatorias contra Ecuador, lo que produjo la expulsión de Otamendi que salió al cruce (por esta tarjeta, se pierde el debut mundialista). Sin embargo, volvió a ser titular contra Puerto Rico y mejoró. Tiene altura y buen pase. Claramente no está en el mismo nivel de los titulares, pero sí puede estar en el banco para cuando haga falta.
Marcos Senesi, que fue tentado para jugar para la Azzurra, eligió la celeste y blanca y debutó contra Venezuela en la última fecha FIFA. Junto con Cuti Romero fue parte de la zaga central titular. Algo nervioso, fue de menor a mayor. Lo que marca el valor que le dan los jugadores a formar parte de este equipo. En el segundo tiempo se animó a más. Tuvo un corte en la cabeza y no le importó nada, quiso seguir en juego como si se estuviese jugando por los puntos.
Lautaro Rivero, el defensor de River. Tres pruebas en los últimos partidos para esta misma posición de segundo marcado central. Queda claro que es uno de los puestos que más preocupa engordar. Su historia personal es ineludible para dar cuenta del temple y la fortaleza de este jugador: de vender alfajores Guaymallén en los semáforos a debutar con la selección. Si el cuerpo técnico busca hambre de gloria, con Rivero lo tiene asegurado. En los pocos minutos que jugó pudimos ver cómo se impone físicamente. Hacen falta más pruebas para confirmar.
Aníbal Moreno. Debutó contra Costa Rica desde el banco y nadie se dio cuenta que era su primera vez en la mayor. Todo lo que tocó lo entregó redondo, al pie. Sus compañeros tomaron nota al instante, cada jugada que tejía el equipo pasó por sus pies. Un valor importantísimo, en un lugar de la cancha donde abunda el buen pie. De todas maneras, por algo lo habrán probado.
Franco Mastantuono es la noticia más destacada. El engordamiento más esperado y que más nos despierta ansiedad. Tanto en el Real como en la selección, siempre la pide y encara. Tan atrevido que le reprocha a Mbappé cuando no se la pasa. Además es Zurdo, y eso es todo lo que quiero saber del próximo diez que lleve la celeste y blanca. En la alineación contra Venezuela para el último partido de local por eliminatorias, me encantó el mediocampo. Thiago Almada, por la izquierda con perfil cambiado y Mastantuono por la derecha, también con perfil cambiado. Cualquiera de los dos puede hacer el slalón messiánico de afuera para adentro y patear al arco con pierna hábil. Enorme peligro para el rival. Ojalá siga agarrando ritmo de titular en el Real Madrid.

Giuliano Simeone, un perro de caza. Lleva la marca registrada de su apellido, no da ninguna pelota por perdida. Un segundo Nico González, si se lo pedís, te hace la banda sin problemas, tiene más gol y menos cabezazo. Entre Julián Álvarez y Giuliano, cualquier intento de salir jugando por abajo por parte del equipo rival, queda frustrado. Estos jugadores son de los favoritos del cuerpo técnico. En mi opinión, está más adentro que afuera del Mundial.
También debutó el Flaco López, un nueve alto que puede ser el cabeceador que le falta al equipo para cuando las papas quemen. Hay que practicar los centros igualmente (no le tiraron ni un centro a la cabeza contra Puerto Rico). Estoy seguro que el DT lo sabe. Sumar esta variante en ataque es fundamental para lo que viene. Buscó el gol por todos los medios. No se le dio. Alcanzó a dar una asistencia pisándola para atrás, como nueve pivote de papi fútbol, para que Mac Allister de frente rompa el arco y anote el tres a cero. Al día siguiente, López volvió a Brasil, jugó para su club y mojó, todavía con el perfume de la racha celeste y blanca en su cuerpo.
Insisto: para mantener una racha positiva hace falta compartirla. Como los árboles que maduros dejan caer sus semillas, así se permanece en la victoria, se renueva la vida. Las rachas ganadoras en el dinero, el amor, la libertad, si no se comparten, mueren. Los nombres citados arriba son parte de la estrategia que busca revalidar todo lo hecho hasta ahora. Hay otros nombres que cabe mencionar también:
-Nico Paz, va a hacer su primer gol con la mayor y esperamos que sea un golazo, lleno de fuego sagrado.
-Lo Celso (alias “Lo Excelso”) no quiere perderse otro mundial y deja todo cada vez que le toca jugar.
-Montiel que en River la está pasando mal, entra en la selección y es el jugador inolvidable, asiste y mete gol.
Es tan virtuoso este ciclo, hay tanta competencia de la buena, la vara está tan alta en Ezeiza, que cada jugador que vuelve a su club luego de estar concentrado en las filas del campeón del mundo, vuelve mejor de lo que se fue ¿Se acuerdan de lo que pasaba antes? ¿Cuántos llegaron a la selección en su mejor momento y volvieron peores jugadores? Pavón en el 2018 estaba volando y volvió del mundial con un balde en la cabeza. Vale pensarlo a la inversa ¡menos mal que Sampaoli no convocó a Lautaro Martínez para Rusia!

Quizás haya sorpresas, es más, seguramente las hayan. Incluso se habla de la posibilidad de aumentar la lista de jugadores convocados para el Mundial, actualmente de 26 jugadores. Veremos. La Scaloneta es grande, grande como boca de pescado. Así le decía el Diego, haciendo las veces de reportero, a Giordano en el vestuario del Napoli campeón del Scudetto, por primera vez en su historia. Hace poco fue tu cumple, maestro, nuestra Navidad ¡Cómo no usar tus frases maradonianas cada vez que se pueda! ¡Cómo no extrañarte todos los días! Besos al cielo, maestro. Seguí guiándonos.
Agustín Balestrelli
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