Los tres jugadores que se consolidaron en el mediocampo de la Selección Argentina, en sus inicios era enganches. Rodrigo De Paul, Leandro Paredes y Giovani Lo Celso, supieron adaptarse al fútbol europeo y modificar sus posiciones, sin perder su esencia. Escribe Gonzalo Bressan Otegui.

En septiembre de 2012, mediante una conferencia de prensa, Juan Román Riquelme anunció su salida de Boca. En la misma, y como uno de sus argumentos, habló de su sucesor, Leandro Paredes. ‘’Soñaba con cumplir un montón de sueños y objetivos con este club, los cumplí todos, es hora de que Paredes cumpla los suyos, no le puedo tapar el lugar’’, fundamentó uno de los enganches más importantes de la historia del fútbol argentino. Sabía quién era, cómo jugaba el chico categoría 94. Misma división que Rodrigo De Paul, quien llegó a Racing a los cinco años y lo mandaron al arco, pero que de a poco se fue ganando el centro de la generación de juego. Miguel Ángel Micó cuenta que cuando Rodrigo tenía nueve años, sus compañeros se enojaban con él porque no bajaba a ayudar con la recuperación.

En el verano de 2013 debutó en el amistoso frente a River de la mano de Luis Zubeldía. El técnico entendía la inminente venta de Ricardo Centurión y pretendía darle rodaje al hombre de Sarandí. Con un puñado de partidos en primera, De Paul habló con el director técnico y con el capitán, Sebastián Saja.  Les dijo que si la 10 estaba libre, él tenía ganas de usarla. Comprendía que el detalle podía ayudarlo a consolidarse como el armador del equipo. Un puesto que parecía desvanecerse, pero que Giovani Lo Celso reavivó la esperanza de que en inferiores se sigue trabajando para la generación. El Juvenil irrumpió en un equipo armado, que tenía como característica principal la intensidad. Gio se sumó al equipo titular y se hizo dueño la zona neurálgica. Rosario Central no fue el mismo cuando el diez se fue a Europa.

Cruzando el Océano Atlántico, donde hace tiempo las ligas más difundidas cuentan con equipos sin el típico enganche, el mediocampista central y los dos internos, se hicieron cargo del medio de la cancha. Por esto, lo argentinos que emigraron necesitan reconvertirse, y en esa mutación, si bien no pierden lo adquirido, absorben nuevos conocimientos. Ser un interno contemporáneo en Europa tiene diversos requisitos. Intensidad para recuperar la pelota en campo rival, adueñarse del circuito central del juego, ingresar al área rival por sorpresa. Es por esto que un conductor que llega a las grandes ligas debe mejorar, y la marca es el aspecto principal.

Previo a su paso por Milán, Marco Giampaolo, entrenador del Empoli, encontró en Leandro Paredes a su mediocampista central. ‘’El técnico -dice el ex Boca- quería un jugador de mis características en ese puesto’’. Algo similar le pasó a Rodrigo De Paul en la primera fecha del campeonato italiano. Su técnico, Luca Gotti, lo colocó como cinco frente al Spezia. Si bien la mayoría de los partidos los juega como interno, Gotti percibió en De Paul dotes para la recuperación. Desde su llegada al viejo continente, también como interno juega Lo Celso. Incluso un partido de Champions League, contra Real Madrid, lo disputó como mediocampista retrasado.

Esta mixtura, entre los conocimientos conseguidos en las infantiles y los impregnados en Europa, da como resultado mediocampistas preparados para la doble o triple tarea. En la última Copa América, Paredes y De Paul, fueron dos de la figuras del certamen. El ex Boca con números extraordinarios. El que más pases completó, con 342. El de mejor precisión, con 91 por ciento. El de más quites, 15. Y con 16 faltas recibidas, el segundo en ese rubro. El ex Racing, por su lado, fue una de las gratas novedades. El segundo con más recuperación en Argentina. El tercero con más pases en campo rival. Y se sumó a la lista de los diez que más faltas recibieron en la copa. Es decir, ambos contaron con la doble variante, saber qué hacer con o sin la pelota.

En el último partido por Eliminatorias, frente a Paraguay, Lo Celso ingresó por la lesión de Exequiel Palacios. Dio 44 pases bien, el 88 por ciento de las pelotas que tocó. Pero este sería un dato vago si no se lo contextualiza. Dos de ellos  terminaron en gol. El centro para el tanto de Nicolás González, y el pase atrás para el gol anulado a Lionel Messi. En cuanto a la recuperación fue el mejor, con cinco quites y ocho recuperaciones. Para ir a jugar contra Perú, de visitante, Argentina jugó con De Paul, Paredes y Lo Celso, en el mediocampo. De Paul encontró dos veces a Messi llegando listo para definir. Paredes dio la asistencia para el gol de Lautaro Martínez y Lo Celso para el de Nico González. Tres chicos de la escuela Argentina, enganches, y que en Europa se reconvirtieron, aunque no perdieron su esencia.

Gonzalo Bressan Otegui

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