A 18 años de una tragedia que es el tatuaje doloroso compartido por toda una generación repasamos algunos historias de hinchas sobrevivientes, homenajes a otros que alientan desde las plateas más altas, banderas y murales que custodian nuestros clubes. Escribe Lucas Jiménez.
Banfield presente, justicia por los pibes
La noche del jueves 30 de diciembre de 2004 era por demás calurosa en Lomas de Zamora, los ventiladores turbos solo tiraban más calor. El 2004 se iba en una casa donde los recitales se contaban por semestre o trimestre si algún abuelo/a te regalaba plata. Si bien las entradas eran realmente baratas 5/7/15 pesos, viajar a Capital era una travesía o en realidad lo dificultoso era volver a un barrio donde los colectivos solo circulaban hasta las 12 de la noche. Pero volvamos donde dejamos, parecía una noche más de vísperas de fiestas, de repente sonó el teléfono. «Tu abuela preocupada quiere saber si estás bien». «Hola nona.» «Hola, ¿esa es la banda que ibas a ver vos no? Pensé que estabas ahí, que alivio.» «No entiendo, ¿que pasó?». «Prendé la tele.» Lo hice y por primer y única vez empecé a rezarle a la televisión.
Esa noche miré todo, quería saber si conocidos y amigos estaban ahí, eran épocas que el celular era un lujo de algunos pocos nomas. A los pocos días fui al cyber, mi único contacto con muchos era por MSN, leí una frase que se repetía, cambiaba el nombre o apodo pero el final era el mismo «por siempre en nuestros corazones». Analizar las cosas en estado de shock y con 16 años era imposible, realmente no entendía nada. Pasó año nuevo sin ganas de nada, el domingo al mediodía me tomé el 165 y fui hasta Once. El santuario era muy incipiente, dejé el rosario blanco que me colgaba del cuello y firmé una pared: «Banfield presente, justicia por los pibes». Me senté a un costado de la terminal del 68 con un nudo en el cuerpo que me impedía tomar el 165 de vuelta al sur.
Seguramente ese colectivo tomaron para volver al barrio después de sobrevivir a la masacre 2 hinchas de Banfield como yo, a uno lo conocía de ir a la cancha, al otro de vista nomas. El viernes 11 de febrero los volví a ver a ambos. Banfield jugaba su primer partido del Clausura 2005 contra Instituto de local. Estábamos sentados en las escaleras de la popular cuando pasa un pibe con remera de Callejeros y uno de nuestro grupo se levantó a saludarlo. Tras eso se sentó y se quedó en silencio, algo que se había esparcido por el ambiente hasta que tomó la voz para decir. “A este pibe me lo crucé en el ingreso de Cromañón, nos saludamos porque teníamos la remera de Banfield. Pasé todo el verano pensando en él. No sabía si estaba vivo o muerto”.
Como el recital de Callejeros del 30 de diciembre de 2004, el partido Banfield-Instituto tampoco terminó. Un corte de luz hizo que se suspendiera a pocos minutos del final. Se jugó más de un mes después, un martes a la tarde. Ganó el Taladro 1 a 0 por la pierna de Martín Andrizzi después de algunos rebotes. Para terminar de hacer catarsis en el recital de Callejeros que quedó trunco tuvieron que esperar varios meses más. Fue el 21 de septiembre en un Estadio Chateau Carreras de Córdoba a medio utilizar. También bajo el sol de la tarde. Algunos segundos antes de que empiecen a sonar los acordes de la canción inicial “Señales” el cartel electrónico del estadio se iluminó con la frase: “A los invisibles por siempre”

El fútbol y el barrio como identidad
Hubo una época previa a Facebook donde nuestros barrios y nuestros clubes eran nuestros apellidos, si le sumamos nuestra música nos daba una identidad. Ezequiel Ratti es hincha de Vélez y en el libro “Cromañón. La tragedia contada por 19 sobrevivientes” repasa cómo nació su fanatismo por Callejeros y los primeros viajes yendo a ver a la banda de Villa Celina.»Siempre aparecen caras nuevas de todos lados. Ninguno tiene nombre, ni apellido. Nos conocemos por ‘el hincha de Estudiantes’, el colorado de Instituto’, ‘el pibito de Almagro’, o nos llamamos por apodos sin calentarnos si el de al lado es de otra clase social que la tuya. Nos une una locura: Callejeros». El libro de Ratti nació siendo un diario personal y luego incorporó testimonios de otros sobrevivientes y de seguidores y seguidoras de la banda que no fueron a ese fatídico recital.
«Estaba en mi casa de Bahía Blanca. Para Navidad me enfermé: gripe, fiebre y medicamentos. No lo podía creer. ¿Justo ahora? Pensaba que todos estaban en Once haciendo la previa. Al rato sonó el celular. Mi prima, que es médica y estaba en el lugar colaborando y tratando de ubicar a mi gente, a mis amigos, me quería hablar y lloraba. Atrás se escuchaban los gritos y las sirenas. Yo lloraba con ella. Era una situación de puros nervios. A todo esto, no sacaba los ojos del televisor. A lo largo de esa noche interminable, no paré de comunicarme con ella. En una de esas llamadas mi prima me pidió los apellidos de los pibes, pero yo estaba bloqueada. No me acordaba de ninguno… Ahí me di cuenta que no sabía el nombre completo de nadie. Es más, creo que son pocos los que saben cómo me llamo yo. Me conocen por «la piba de Bahía» o «la pibita de Olimpo». Nos conocemos por apodo, barrio o ser hincha de… El nombre del barrio o del club es nuestro apellido. Es lo que nos distingue.”
El fútbol no solo es pasión que nos define también es deporte y actividad física. El juego más hermoso que nos distrae mientras corremos, miramos y pateamos la pelota. En el asfalto del barrio de La Boca el cuero siguió rodando aquel enero del 2005 pero la noche del 30 de diciembre seguía adentro del cuerpo de las personas que fueron víctimas y testigos de la tragedia.
“Yo a mi mamá nunca le conté que había vuelto a entrar. Pero después se lo tuve que decir porque me saltó el tema del humo en los pulmones. Estábamos jugando al fútbol a los tres, cuatro día con mi amigo, y de repente empezamos a toser mal y largábamos como algo negro. Ahí nos cagamos en las patas y nos fuimos para el hospital los dos juntos, nos hicieron los estudios y ahí detectan el humo en los pulmones. No lo podíamos creer porque para nosotros era humo común. Empezamos el tratamiento de nebulizaciones para recambiar el oxígeno. Varias sesiones tuvimos que hacer para sacar todo el humo que teníamos”, le contó en 2005 el sobreviviente Jorge Kehiayan a la alumna Mariana Luna de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UBA.

Nico presente
El 9 de octubre es el Día Internacional del Hincha de Platense en homenaje al nacimiento de Nicolás Landoni, un hincha del Calamar fallecido en Cromañón a los 22 años. La iniciativa de nombrar el día del hincha su fecha de cumpleaños fue propulsada por el reconocido periodista Alejandro Fabbri como reconocimiento a un colega porque Nicolás el 20 de diciembre de 2004 se recibió en Deportea de periodista deportivo. Mientras cursó la carrera junto a unos amigos hizo el programa de radio “Llegó Platense” y escribió el libro “Según pasan los años” sobre la historia del Calamar.

“Era tan fanático del Calamar que falleció con la camiseta puesta. Su pasión no conocía obstáculos: se trasladaba en su silla de ruedas sin que ello fuera un impedimento para desarrollar su oficio como periodista deportivo”, escribió Jazmín Arce Mengua en la página oficial del club. Por iniciativa de sus compañeros de radio, se logró que un sector de la tribuna Roberto Goyeneche lleve su nombre.
El sitio Calamares en su Tinta lo recuerda así: “Nico no faltaba a un solo partido de su Calamar querido. De local era más sencillo debido a la a atrofia espinal congénita que lo afectaba. Sin embargo, cada tanto se daba el lujo de visitar alguna que otra cancha. Periodista deportivo de oficio y corazón. La amargura por los descensos vividos no opacarán la alegrías que le acercó el marrón en los ’90. La alegría del Loco Dalla Libera, el Chacho Coudet y las toreadas de Esteban Fuertes. Nicolás, seguramente, estaría orgulloso de ver su nombre en el Ciudad de Vicente López.”

El 9 de octubre de 2005 su mamá Cristina le escribió una carta que decía así: “Fuiste aceptado como uno más, amaste y fuiste amado por muchísima gente, estudiaste como ningún otro, pusiste toda tu pasión en todo lo que hacías, nada te podía detener, desde escribir un libro, llevar un programa de radio, ser manager de una banda de rock, recorrer todas las canchas de fútbol, alentando a tu querido Platense, viajar por él, vivir por él, sufrir por él, como bien dice tu bandera “EL PLACER DE SUFRIR”. Hoy te estaremos homenajeando en tu querido Club Platense, donde siempre habitas, donde todos los amigos que te acompañaron han decretado tu día como el “DIA INTERNACIONAL DEL HINCHA DE PLATENSE”, en honor a tu gran pasión calamar. Y que mejor homenaje que tu estadio se llene de rock y de fútbol, tus dos grandes amores, por eso tus bandas amigas estarán tocando, llenando de alegría cada rincón, y tus jugadores de hoy y de siempre estarán moviendo la pelota en tu honor. Todo será una gran fiesta, todo será marrón y blanco, hoy el sol brillará con más fuerza, seguramente vos estarás sonriendo, agitando rock and rolles, con tu amada camiseta marrón y blanca, esa con la que partiste a un mundo más grande, porque este ya te quedaba chico.”
Barrios por la memoria
“Desde el cielo te voy a alentar. Walter Pata”, reza la bandera colgada en el alambrado del estadio República de Mataderos de Nueva Chicago. . «Una doctora me dijo ‘no llores a tu hijo, homenajéalo’ y eso hago todos los días. Ahora él está cantando conmigo desde arriba», cuenta Nélida Andrade en Clarín en 2014. La idea de hacer una bandera con la cara de su hijo fallecido en Cromañón nació como un homenaje que luego recorrería el mundo. Una amiga de la familia que iba a viajar a Disney se la pidió para sacarse una foto allá y así empezó algo que no paró. “Se me ocurrió que cada vez que alguien conocido vaya a cualquier parte del mundo le iba a dar la bandera, para que mi hijo de alguna manera viaje por todos lados». Así fue como el trapo estuvo en los Mundiales de Alemania, Sudáfrica y Brasil.

El 19 de diciembre de 2014, a días de cumplirse los 10 años de la tragedia de Cromañón, Chicago venció 1 a 0 a Gimnasia de Jujuy y se quedó con el décimo y último ascenso a Primera de cara al torneo de 30 equipos que arrancaría al año siguiente. Así volvía a la máxima división del fútbol argentino después de 7 años. «Si estuviera acá, mamita, lo feliz que sería con el ascenso de Chicago. Este era su lugar, acá era feliz con los amigos. Como lo estoy yo ahora, feliz, porque ya no lo lloro, lo homenajeo», dice Nélida mientras camina por el césped para la entrevista.
Pero no todas las madres y los padres de lxs fallecidxs pudieron transformar el dolor en homenaje. «En estos años siempre nos atacó la injusticia, por esa razón han fallecido tantos padres por el dolor. Cada enfermedad se acelera mucho más. En nuestro grupo contabilizamos 16 padres de víctimas fatales que tuvieron este destino. La última que murió fue Rita, una mamá. Recuerdo que en su lecho de enferma no le pudimos conseguir una silla de ruedas cuando en el hospital Santojanni Chabán tenía una habitación con 3 camas», afirmó en el diario Popular Nélida que es referenta de la ONG «Cromañón nunca más». Según datos de la Coordinadora Cromañón en estos 16 años 30 padres y madres familiares de víctimas han fallecido por enfermedades oncológicas.
El viernes 18 de diciembre se realizó la jornada “Cromañón nos pasó a todxs”, actividad organizada por el Departamento de Géneros y Derechos Humanos del Club Comunicaciones, el Departamento de Equidad y Género del Club Atlético All Boys, y las organizaciones “Coordinadora Cromañón” y “No Nos Cuenten Cromañón”. “Se convocó a sobrevivientes, que desde esa noche no estaban juntos de nuevo, es para resignificar todo lo que vivimos en estos años. Nosotros remarcamos que esa noche en medio de la tragedia ocurrió un acto de solidaridad increíble, el 40% de los muertos fue por volver a ingresar a salvarnos la vida a muchos de nosotros”, le contó Celeste Oyola de la Coordinadora Cromañón al sitio El Barrio Pueyrredón.




El 10 de diciembre la Legislatura porteña declaró de interés cultural a los murales hechos en ambos clubes en homenaje a las víctimas de la Tragedia de Cromañón. El de Comunicaciones fue hecho en 2014, el de All Boys en 2017 por Daniel Cardell, ex escenógrafo de Callejeros y sobreviviente de la tragedia. Tiene la misma frase que los murales que custodian los estadios de Lamadrid, Banfield, Lanús, Excursionistas, Laferrere, Morón, Atlanta, Ferro, Chicago y muchos más. “No olvidar, siempre resistir”.
Lucas Jiménez
Twitter: @lucasjimenez88
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