Osvaldo Soriano era un entusiasta consumidor de la gaseosa más famosa, esa que Cristiano Ronaldo corrió de una conferencia de prensa y le produjo pérdidas millonarias. Escribe Juan Stanisci.

Osvaldo Soriano se consideraba así mismo un “entusiasta de ese dulce producto del imperialismo”. Ese que ya no es tan dulce, pero mantiene todo su imperialismo. Por eso publicó en 1985 en la revista Crisis: “Coca-Cola es así”, un extenso artículo sobre la historia de la bebida estadounidense. La tarea lo llevó por bibliotecas europeas en busca de fuentes de la propia compañía y de sus competidoras. Como si en esa búsqueda hubiera existido la posibilidad de encontrar su fórmula. Del génesis a su expansión mundial pasaron menos de cinco décadas.

Una de las cualidades que más ponderaba Soriano, era que, se estuviera donde se estuviera, en Hong Kong, en Nepal o en Nueva York, la Coca-Cola mantenía el sabor, “idéntico a sí mismo en cualquier parte del mundo”, escribía el Gordo. Ni eso le queda al pobre Soriano. El sabor de la bebida ha ido variando según los países en los últimos años. Algunas leyes impiden semejante nivel de azúcar en una bebida. La propia marca entendió que debe adaptarse a los nuevos consumos más “saludables” y busca que sus gaseosas sean endulzadas solo con edulcorantes.

Poco le importó a Cristiano Ronaldo que las bebidas fueran sin azúcar al ingresar a la sala de Conferencia de Prensa. Sin contestar ninguna pregunta, abrió él mismo una gran cuestión. Tomó las dos botellas de Coca-Cola y las alejó de las cámaras. Como un predicador levantó una botella cualquiera y pronunció ante su credo: “tomen agua”. Esos instantes bastaron para complicarle el día a todos los accionistas de la empresa de bebidas. El gesto de Ronaldo les generó pérdidas por más de cuatro mil millones de dólares.

No sorprende que con un simple gesto, una estrella mundial haya derrumbado las acciones de una de las principales empresas del mercado. Hace ya varias semanas que Jeff Bezos, el accionista mayoritario de Amazon, sube y baja los valores de las bitcoins con un simple tweet. Tiempos en los que un usuario de Instagram puede organizar a millones de personas para que pongan veinte pesos y así lograr que deportistas viajen a un Sudamericano de Atletismo. La potencia de la imagen. “Las tecnologías engendran grandes mutaciones”, dijo hace poco el filósofo George Didi Huberman. Y en este sentido “toda imagen es una manipulación”. La imagen de Ronaldo corriendo las botellas pudo más que cualquier campaña publicitaria. 

 “El único competidor serio de la Coca-Cola es, hoy por hoy, el agua de la canilla”, escribe al final de su artículo Soriano que se decía en una de las plantas de producción de Coca-Cola.  Lo que sonaba a chiste se volvió realidad en palabras de Ronaldo. Como si Cristiano hubiera leído a Soriano para usarlo en su contra.

Juan Stanisci

Twitter: @juanstanisci

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