El último programa del año de Lástima a Nadie Maestro por Radio La Imposible fue una cuenta pendiente: Deporte, dictadura y lxs que faltan en la tribuna. Y para ayudarnos a pensar la cuestión, fuimos a buscar a uno de los que más sabe sobre el tema: Gustavo Veiga. Autor de, entre otros títulos, Deporte, desaparecidos y dictadura, periodista en Página 12 y una larga fila de etcéteras. Acá les dejamos la entrevista completa.

El periodista italiano Valerio Piccioni, que fue el primer impulsor de una carrera en homenaje al atleta desaparecido Miguel Benancio Sánchez, ha dicho en una entrevista en 2018 que cuando  se enteró de su historia le “golpeó un poco la dificultad que tenía la gente para hablar de lo que había pasado. Era como una parte de la historia que estaba ahí congelada que mejor tenerla en el freezer para que no pasase algo malo. Después cambió todo en los años siguientes y Argentina empezó a enfrentarse con su pasado”. ¿Qué visión tenés vos de este cambio de cuando arrancaste a estudiar sobre los deportistas desaparecidos por la última dictadura militar a estos tiempos de constante revisionismo histórico sobre lo ocurrido?

-Yo creo que Piccioni ha sido y sigue siendo un significante muy fuerte en cuanto a expresar la lucha por los derechos humanos desde el deporte. Desde aquella etapa en que Valerio tomó 2 líneas del caso de Miguel de un libro del año 98 que se llama “El Terror y la gloria” de Abel Gilbert y Miguel Vitagliano. Él difundió esa historia y la llevó a la Corsa di Miguel, la carrera que se hace en Roma desde el año 2000 y se empezó a replicar en toda la Argentina. A partir de ahí Miguel empieza a ser como un símbolo desde el deporte de la lucha por Memoria, Verdad y Justicia. De esa época a hoy el avance ha sido tremendo, no porque lo diga yo que soy partícipe de este tema, sino porque lo dicen los propios sobrevivientes como Claudio Tamburrini que hoy vive en Suecia y es filósofo. Él reivindica todos los trabajos de investigación que se hicieron para seguir sumando historias, tratar de completarlas y de que aparezca un registro más o menos fidedigno de la cantidad de deportistas desaparecidos. Hoy tenemos 220 casos y allá por fines de la década del 90 solamente se hablaba del caso de Miguel y de la sospecha de muchos otros pero no tenían nombre y apellido. 

Hace poco presentaste tu libro “Deporte, desaparecidos y dictadura” en el club Defensores de Belgrano, del que sos hincha, y al principio del programa estuvimos hablando un poco de Marcos Zuker. ¿Vos cómo te enteraste de la historia de Marquitos y si las cosas que tenían en común tuvieron algo que ver con toda tu motivación por investigar sobre él? 

-Sí, obvio que fue una motivación contar su historia sin conocerlo más que compartir la tribuna. Porque en esos años 72/73, de Defensores en la C primero y después en la B, hemos compartido tribuna. Yo tenía relación bastante estrecha con el gordo Toti Ferrara que fue amigo y compañero de Marquitos y con otros muchachos que íbamos a la cancha, y que algunos todavía siguen yendo, del colegio San Martín de ahí de Núñez y del Santa María de Los Ángeles de la zona más de Saavedra. Tomé conciencia de lo de Marquitos cuando tomé conciencia también de la dimensión del genocidio de los desaparecidos que había en la Argentina. Después por la relación que tuve bastante cercana, en términos del oficio del periodismo, con la hermana Cristina que escribió ese libro (El tren de la victoria) donde cuenta la historia de Marquitos, uno se fue dando cuenta hasta donde su historia podía completarse. En ese sentido mucho me contó de él Toti, incluso yo publiqué una historia larga en Página 12 sobre Zuker con fotos que me pasó el mismo Toti. Después conociendo a otros compañeros que lo trataron y militaron con él y gracias a todo el laburo de difusión que hizo el club con la gestión de Marcelo Achile, todo eso generó que el caso de Marquitos trascendiera por fuera de las fronteras del Bajo Núñez, de Belgrano y que se conociera en todo el país. Yo siempre digo que Defensores es el primer y único club hasta hoy que homenajea con el nombre de un desaparecido a una tribuna. 

Tu libro nombrado ya va por su tercera edición lanzada este año. En 2017 te leíamos en una nota que decías que había 150 deportistas desaparecidos. Recién nos contaste que ya hay contabilizados más de 200 casos ¿Qué agregaste en esta tercera edición con respecto a las anteriores del libro?

-El libro tiene tres ediciones. La primera 2006, la segunda 2010 y esta 2019. En una primera edición donde teníamos contabilizados 25, 30 casos estamos a un mil por ciento más porque hoy hay 220. El 70% de ellos son jugadores de rugby que estaban federados en distintos clubes de Buenos Aires, La Plata, Rosario, Santa Fe, el sur del país. Como datos nuevos del libro, que se presentó en junio ahí en la Casa por la Identidad, en la ex ESMA, puedo decir que hay historias inéditas que no se conocían. Por ejemplo cómo en un mismo equipo de fútbol convergieron dos desaparecidos, que nosotros teníamos por separado, como el arquero Antonio Piovoso, que jugó en la Primera de Gimnasia y Esgrima de La Plata, y Carlos Rivada que jugaba en la Primera de Huracán de Tres Arroyos. Producto del trabajo que hicimos para el libro  nos dimos cuenta de que habían integrado el mismo equipo en Huracán de Tres Arroyos allá por el año 74 y está la foto que lo demuestra. Después está la historia de Ernesto “Ranga” Rojas, un jugador de Gimnasia y Esgrima de Jujuy que lo mataron unos días antes del golpe del 76. Había jugado en la Primera del equipo jujeño un campeonato Nacional y debutó contra Boca en La Bombonera en el año 70. Hay mucha más información, historias. El libro tiene el doble de páginas que la primera edición ósea que es un trabajo mucho más completo sobre los deportistas desaparecidos.

Entrevista realizada en nuestro programa de radio.

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