Tomás Felipe Carlovich, futbolista mítico de nuestro fútbol, bandera de la pelota embarrada y los partidos hasta que se ponga el sol. Acá pueden elegir entre leer el texto o escucharlo. Escribe y narra Lucas Jiménez.

A la memoria del Trinche Carlovich. Futbolista rosarino, símbolo de una época donde en los barrios había más potreros que televisores. Todo lo que aprendió como jugador fue en el potrero. Ahí aprendió a jugar, a gambetear, a cabecear y también a que le peguen. Solía decir que tuvo la suerte de vivir la época del fútbol de potrero donde se jugaba hasta que se esconda el sol. Los tiempos del fútbol sin rejas, sin tiempo y sin precio.

Nota en formato podcast:

“Cierren todo bien temprano que esta noche juega el Trinche. Doble caño, quien lo ha visto, es también una leyenda”

-Diego, Diego. ¿El mejor va a jugar en Rosario?

-El mejor ya jugó en Rosario. Un tal Carlovich

Maradona en realidad nunca vio jugar al Trinche pero en 1993 con solo unas pocas horas en Rosario, para su presentación como jugador de Newell´s, le alcanzaron para que se lo nombren montones de veces. Diego lo que hizo es apelar a la especialidad de la casa: ese imán para detectar dónde está lo popular en cada lado adonde va. El Diez y el Trinche se vieron sola una vez. Fue en febrero, hace poquito, en un hotel en Rosario donde estaba concentrado Gimnasia de La Plata antes de un partido contra Central por la Superliga. La cuarentena por la pandemia global del Covid-19 hace que nos cueste recordar cosas que pasaron este mismo año antes del coronavirus. Enero y febrero del 2020 parecen meses del 2019 por lo lejanos.

Diego Armando y Tomás Felipe se abrazaron, se besaron, se tocaron. Todas cosas prohibidas en el contexto actual. El Diez le regaló una camiseta firmada del Lobo con la frase “Al Trinche que fue mejor que yo”, que le respondió “ahora puedo partir tranquilo, vos fuiste lo más grande que vi en mi vida”. No era de dar muchas notas Carlovich, de hecho ni celular tenía. Pero antes de irse a tirar paredes allá arriba con Garrafa Sánchez y el Loco Houseman le dio una entrevista al Súper Deportivo de Radio Trinidad de Santa Fe donde contó el encuentro con Diego.

Tomas Felipe Carlovích como le dicen en Rosario resaltando la i para diferenciarse del Carlovich normal con el que lo bautizamos en Buenos Aires, nació un 19 de abril de 1946. Cumplió años en cuarentena y también en este momento histórico murió. El 6 de mayo le pegaron un palazo para robarle la bicicleta. Agonizó 2 días hasta fallecer. “Con tu humildad nos bailaste a todos. Que en paz descanses, maestro”, lo despidió Maradona en sus redes sociales.

Carlovich fue el último de 7 hermanos. Hijo de Mario y Elvira. Su papá era plomero. Nació en Croacia cuando todavía era parte de Yugoslavia. Los Carlovich vivían en el barrio Belgrano de Rosario. El Trinche hizo inferiores y debutó en la Primera de Rosario Central. No lo ponían mucho así que fue a probar suerte a otro equipo de la ciudad: Central Córdoba. En su primer partido metió 2 goles.

En el Charrúa rosarino estuvo en 4 etapas. Jugó 236 partidos y metió 28 goles. Salió campeón dos veces de la Primera C con Central Córdoba (1973 y 1982). Hay que recordar que por esos tiempos la C era la tercera categoría directamente afiliada a AFA y no la cuarta como hoy en día. El Trinche también ganó la liga mendocina de 1976 con Independiente Rivadavia. En 1979 el Milan de Italia con Gianni Rivera y Franco Baresi fue a Mendoza a jugar el último partido de una gira sudamericana en la que venía invicto. El rival era Andes Talleres que fue reforzado con jugadores de otros equipos de la liga, entre ellos Carlovich.

“Como era previsible, en el 1° tiempo el Milan regulaba a placer, y ganaba 2 a 1 haciéndole precio a Talleres. En el 2° tiempo ingresa Carlovich… ¿por qué estaba entre los relevos? es la pregunta. Porque, enfermedad incurable del Trinche… llegó tarde. Como sea, ingresa al campo de juego, y revierte él sólo el trámite del partido. Literalmente, los volvió locos a los jugadores del calcio”, contó el periodista del diario Los Andes de Mendoza Sandro del Vitto en Todos Uno Tv. El encuentro terminó 3 a 2 con el Trinche brillando como un sol. Puso el tomá y hacelo para el 2-2 y le hicieron la falta en el borde del área para el tiro libre del gol que sellaría el resultado. Además el Milán terminó con 2 expulsados que no se bancaron sus sutilezas.

La despedida

“Vieja voy para la cancha que esta noche juega el Trinche. A veces no se da a pesar de tanta elegancia en la cancha”

A su último partido en Central Córdoba también llegó tarde. Fue un sábado de 1986 contra Almagro en cancha de All Boys por la Primera C. De la sede del Charrúa el micro se fue el viernes a la tarde rumbo a Buenos Aires sin el Trinche después de que lo buscaran por todos lados sin éxito. Sábado a la mañana del día siguiente el micro que iba a hacer el mismo trayecto era el de la hinchada rosarina. De repente aparece alguien caminando: camisa floreada desabrochada, un pantalón vaquero desteñido, zapatos Flecha azules, un paquete de galletitas y un bolsito. Era Tomas Felipe Carlovich listo para viajar con los hinchas para Floresta.

Llegó al Estadio Islas Malvinas y la bronca se olía de lejos. Lo mandaron al banco de suplentes por no haber partido con los jugadores el día anterior. Entró el segundo tiempo a desparramar magia para despedirse a lo grande de su gente. Almagro ganó el partido 3 a 1 y logró el ascenso a la Primera B pero ningún hincha de Central Córdoba olvidará ese viaje de ida con su ídolo.

Cada vez que lograban ponerle un micrófono en la boca buscaban sacarle de la lengua reflexiones nostálgicas sobre lo que pudo haber sido, razones para entender porqué no eligió ir por más en su carrera. ¿Por más qué? ¿Por más plata? El Trinche respondía “yo siempre jugué igual, con las mismas ganas. Quizás oportunidades como las que tuve de ir a Francia o al Cosmos de Estados Unidos me hubieran cambiado la vida. Para mí jugar en Central Córdoba fue como jugar en el Real Madrid”.

El Trinche Carlovich nos dejó el 8 de mayo. Encontró el final expuesto en la dinámica de la calle. Robar es una cosa, ser criminal otra muy distinta. Estuvo 74 años pedaleando el asfalto. Ni en tren, ni en avión, en bici a todos lados. Hijo del potrero y trabajador incansable. Repartía pan en bicicleta.

Al otro día de su muerte en el estadio Gabino Sosa de Central Córdoba se rompió la cuarentena para darle la última despedida. No faltaron los barbijos, tampoco los aplausos y la emoción. Los y las hinchas ya empezaron una colecta popular de llaves para hacerle una estatua de bronce en la tribuna. A fin de mes el Concejo Municipal de Rosario declaró a través de una ordenanza al 8 de mayo como el Día Municipal del Fútbol de Potrero por una iniciativa del concejal de Ciudad Futura Pedro Salinas. Desde las redes sociales del partido político nacido en 2013 festejaron la aprobación del proyecto con una foto del Trinche en cuclillas y la frase “Se dice Potrero. Se pronuncia Carlovich”.

El chico que jugaba a la pelota

“Yo quiero seguir jugando a lo perdido, yo quiero ser a la zurda más que diestro, yo quiero hacer un congreso del unido, yo quiero rezar a fondo un hijo nuestro”

El Trinche era 5, un volante central por el que pasaban todas las pelotas pero ¿cómo jugaba? “Era un jugador distinto a todos, hasta para caminar la cancha, para dar un pase. Uno siempre se queda con la imagen de Ronaldinho mirando para un lado y dando la pelota para el otro lado. El Trinche lo hacía, era algo común para él. No era un jugador de ir a cabecear muchísimo pero tenía una capacidad de salto única. No tenía un botín en los pies. Tenía un guante. Ponía la pelota donde quería. Antes de recibirla ya sabía adónde tenía que colocarla. Con una mirada, un gesto o un silbido sabía ordenar a sus compañeros para recibir libre de marca”, nos cuenta el periodista Marcos Tricarico que hace años camina las canchas del Ascenso, y lo vio jugar en la temporada 1982 que Central Córdoba ascendió después de ganarle la final del octogonal a Almagro.

Historias sobre Carlovich hay muchas. Pero hay dos anécdotas en partidos que sirven para entender lo que significaba. Una vez lo expulsaron y el público rival empezó a gritar para que no lo echaran. ¿Qué hizo el árbitro? Tuvo que dar marcha atrás con la decisión. Sentido común entre a mi pago sin golpear. La segunda anécdota pasó en el sur del conurbano bonaerense. “Los dirigentes y los jugadores de otros equipos lo apreciaban por su juego. Tal es así que una vez en la cancha de Los Andes se olvidó los documentos y el árbitro no quería que jugara. Entonces los dirigentes de Los Andes le dijeron ´ ¿Cómo no lo vamos a dejar jugar? A ver amigo tenga en cuenta que hace un año que estamos esperando verlo jugar en este estadio´”, recuerda el periodista rosarino Eduardo Piedrabuena que vio a Carlovich jugar montones de veces en el Gabino Sosa.

El Trinche al final jugó ese día en el estadio Eduardo Gallardón y los dirigentes de Los Andes que lo permitieron tienen nombre y apellido: José Tarillo y Julio Zavatto, que había sido ex jugador del Milrayitas en la década del 50 y falleció en 2015. “Mi viejo cuando nos juntábamos a comer siempre hablaba de Carlovich, era su ídolo.”, nos dice Ariel Zavatto, hoy vocal suplente de la comisión directiva del club del sur.

Contra  Los Andes Carlovich justo jugó su segundo partido en Primera con la camiseta de Rosario Central. Fue un 29 de agosto de 1969 en cancha de Banfield. El Milrayitas hizo de local en el estadio de su clásico rival porque fue un partido de noche de los que se televisaban los viernes y el suyo todavía no tenía iluminación. El Trinche además de ese día jugó otros 3 partidos en la máxima categoría. Su debut había sido en el Gigante de Arroyito contra Atlanta y en su paso por Colón de Santa Fe estuvo 6 minutos en cancha antes de lesionarse en un empate contra Huracán en el Tomás Adolfo Ducó. El último fue un partido contra Vélez en cancha de Ferro.

Bailando hasta que se vaya la noche

“Dirán que pasó de moda la locura, dirán que la gente es mala y no merece, más yo seguiré soñando travesuras (acaso multiplicar panes y peces)”

Pero vamos al partido más recordado del Trinche. 17 de abril de 1974. Cancha de Newell’s Old Boys de Rosario. La selección argentina que se preparaba para el mundial de Alemania se enfrentaba contra un combinado de Rosario formado por 5 jugadores de Central, 5 de Newell´s y uno de Central Córdoba.  De Central estaban por ejemplo el Matador Kempes, Daniel Killer, el Cai Aimar. De Newell´s Mario Zanabria. Y ese uno de Central Córdoba que completaba el 11 era Tomás Felipe Carlovich.

¿Qué fue lo que pasó ese partido? Un baile. ¿De la selección? No, no, no. A la selección. El primer tiempo terminó 3 a 0 para el combinado Rosarino con El Trinche dirigiendo la orquesta. Le salieron todas y se llevó todos los aplausos. “¿Quién es el 5? ¿Quién es el 5?”, gritaba el técnico de la selección Vladislao Cap. Claro no lo conocía porque no jugaba en Primera. Cuenta la leyenda que pidió que lo saquen para evitar la goleada y el partido terminó 1-3. Clarín al otro día tituló “Rotundo fracaso de la selección argentina”.

Hay un gran documental del ciclo Informe Robinson de un canal español donde habla el mismo Trinche y futbolistas que jugaron ese partido para los 2 equipos. Por ejemplo Quique Wolff que era defensor de la selección argentina dice que “fue un placer verlo jugar”. De los que lo vieron en cancha, el Pato Fillol lo comparó con Redondo, el Cai Aimar lo comparó con Riquelme y el Negro Fontanarrosa con el Bichi Borghi.

Se abrirá todo el cielo no será un día normal

“Yo no sé lo que es el destino, caminando fui lo que fui. Allá Dios, que será divino. Yo me muero como viví”

Tomas Felipe Carlovich. Emblema histórico del Club Atlético Central Córdoba de Rosario. Único en su andar y caminar, la cancha y la vida. Pedaleando los barrios de Rosario le sorprendía que chicos que no lo vieron jugar le griten “Trinche, Trinche” y los saluden. Quizás el tío, el padre o el abuelo le contaron quién fue.

En el libro “La negación en el pensamiento popular” Rodolfo Kusch habla de “La doble vectorialidad del pensar”. Allí dice que «una fuerte emoción no nos deja ver al mundo, o un mundo que nos acosa no nos da tiempo para emocionarnos, pero es también la razón por la cual hay pueblos que sólo creen en dioses, y otros que sólo creen en la economía. La economía y los dioses están en relación inversa, y resulta difícil encontrar una mediación entre ambos.» ¿Puede un futbolista que apenas jugó 4 partidos en Primera División ser un caso de cultura popular, ser un mito popular? Depende el pueblo en el que haya surgido. Si fue en el de los números o en el de las emociones que son difíciles de medir en números fríos.

Carlovich dejó este mundo a los 74 años. También dejó anécdotas de partidos sin imágenes, que como las recetas de la abuela, irán saltando el paso del tiempo de boca en boca. Así seguirá viviendo en cada pueblo donde ruede el cuero en el pasto. Será algo así como un dios del potrero. Será algo así como un Ángel de la bicicleta.

“Sacamos cuerpo, pusimos alas y ahora vemos una bicicleta alada que viaja por las esquinas del barrio, por calles….”

Texto y narración por Lucás Jiménez

Ilustración por Teke Teke Della Penna

Notas utilizadas: https://twitter.com/canaldeportv/status/1258753833196544002

http://www.todosunotv.com.ar/info.php?id=1954

https://lastimaanadiemaestro.wordpress.com/2019/10/23/la-magia-del-trinche/

http://www.clublosandes.com/not-14385-el-dia-que-no-nos-quisimos-perder-al-trinche.html

https://www.tokyvideo.com/es/video/informe-robinson-el-trinche-carlovich

Canciones: https://www.youtube.com/watch?v=859cK2PmtyA

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