Hoy volvió a la radio Víctor Hugo Morales después de recuperarse de Covid 19. Lo homenajeamos así. Escribe Lucas Bauzá.

 Existen mundos paralelos. Existe el que habita usted, pero también el que habito yo. Llámelos mundos paralelos, realidades alternativas o como quiera. Son muchos, infinitos. Hoy quiero escribir acerca del mío, ligeramente diferente al que verá esta publicación.

 Acá, en mi mundo, también existe Argentina, la gente toma mate y el fútbol es pasión de multitudes. Hay tiempos de guerra y tiempos de paz, también tiempos de peste. Acá, al igual que usted, estamos transitando una pandemia. Y este maldito bicho, tal como sucedió ahí, se metió con Víctor Hugo Morales, nuestro héroe nacional.

 Sí, el Víctor Hugo, héroe nacional, mito viviente, bandera de los humildes, siempre en la vereda de enfrente de los poderosos, el mejor relator de todos los tiempos.

Sí, el Víctor Hugo, nuestra carta de presentación en el mundo entero, capaz de atravesar las barreras idiomáticas más infranqueables. “¿Aryenchina? Víctor Hugo. ¡Víctor Hugo Morales!”. 

 Sí, el Víctor Hugo, hacedor del mejor relato de gol de la historia, el mismo que con la garganta inflamada por una amigdalitis dejó la vida por el micrófono, frente a Brasil en el Mundial del 90, y realizó la inolvidable hazaña de relatar la asistencia de Maradona para el gol de Caniggia. Mi pueblo, cuando algún relator de la selección nacional acusa alguna dolencia corporal, recuerda aquella guapeada de Víctor Hugo y comienza a hacer circular las fotos de cómo tenía la garganta.

-Así tenía la garganta, mirame –nos cuentan, aún hoy, nuestros mayores, para que nosotros se lo contemos a los que vendrán–. Así de hinchada. Y en el minuto 82, Maradona gambetea a Alemão y esta bestia del Víctor Hugo arranca a la par: “Ahí va Maradona… Ahí va Maradona… Para Caniggia… Ta ta ta ta ta… ”. Y encima gritó el gol como treinta segundos, dejando hasta la última gota de saliva en la cabina. Y después, bueno…. La poesía, las paredes con su ladero Alejandro Apo, la efeméride del otro mito argentino: “Después que Maradona mostró que todo roto igual es Gardel, a 55 años de la muerte de Carlitos, ¡vos sos Gardel, Diego!”. ¿Cómo se le va a ocurrir algo así a este genio, y con la garganta hecha una pelota como la tenía? Qué huevos, hermano, qué amor por el micrófono.

  Decía, al principio de este texto, que mi mundo es ligeramente diferente al que habita usted. Acá el fútbol es una excusa para los relatos. Hay hinchadas, jugadores, clubes y estadios, pero lo más importante son los relatores y comentaristas. De diez chicos y chicas que quieren pertenecer al mundo de la pelota, ocho quieren ser relatores, comentaristas o a lo sumo hacer campo de juego, y apenas uno se dedica a jugar al fútbol. En las plazas no hay potreros, sino jóvenes relatando lo que ven; también hay miles de escuelitas de relatores y relatoras, por supuesto, y cabinitas de barrio donde diez personas se juntan en la semana, después del trabajo, y se ponen a relatar partidos viejos, para después evaluarse y pasar el rato entre cervezas y choripanes. Los futbolistas, acá, critican a los relatores. La gente los putea o los ama. Y les dedica sentidas canciones, se tatúan sus caras, llenan de murales la ciudad con relatos inolvidables. También hay chicos llamados Barrilete Cósmico.

 Volviendo a nuestro héroe, hay una infinidad de canciones dedicadas a él. Mi preferida es la de Los Piojos, que comienza así:

“Dicen que escapó de un sueño

 en casi su mejor sinalefa.

 Que ni los guiones respeta

 tan lleno va de lenguaje,

 sin demasiado apuntaje…

 y sin ninguna libreta.

 Dicen que escapó este mozo

 del sueño de los sin lengua.

 Que a los magnettosos reta

 y ataca a los anti Argentina

 sin más armas en cabina

 que un micrófono en la diestra”.

 El Víctor Hugo… Leo su nombre escrito y se me caen las lágrimas, como cada vez que veo sus videos en Youtube. El que bardeaba a los Magnetto, ese es el más grande… El Víctor, el Hugote. Víctor Hugo Morales. Fenómeno, bardero, lo que quieras, papá…. Este, con la garganta así, dijo… ¡Apo, Apo!

 El Víctor Hugo, haciendo dupla dentro y fuera de la cancha con Diego para desafiar una y otra vez a los poderosos del fútbol y de la vida.

 El Víctor Hugo, transmitiendo los goles de Boca en Tokio para alegría de todo el pueblo boquense.

 El Víctor Hugo, perseguido por la justicia, allanado en su propia casa, cristinista hasta los huevos.

 Como decimos acá los moraleseanos, que somos legión, a mí el Víctor Hugo me gusta como relator, pero más me gusta como persona. Ninguno va a ser como el Víctor Hugo, no habrá otro igual. Por esa razón, durante estos últimos días, duros para él, y por lo tanto duros para nosotros, llenamos las calles pidiendo por su salud, armamos altares en las esquinas, rogamos para que no nos dejara solos en este momento.  

 Por suerte y gracias a Dios, como siempre dice él, lo tenemos con nosotros, acá, bien cerquita, mandándonos un emotivo mensaje por la radio, recuperándose para volver con todo el lunes. Ahí estaremos. Porque el Víctor Hugo es de la gente.  

Lucas Bauzá

Twitter: @rayuelascometas

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