Como en una película de Tarantino, Uruguay jugó esta fase de grupos contra su propio pasado. Todos los partidos tenían una historia reciente detrás. Todos sus rivales buscaban venganza por eliminaciones en los últimos mundiales. Escribe Juan Stanisci.
No es cosa fácil jugar contra los recuerdos. Las heridas se mantienen aunque los protagonistas no sean los mismos. Cuando se sortearon los grupos Uruguay sabía que para sus rivales había sed de venganza detrás.
En 2010 Uruguay logró salir de un grupo complejo. Sorpresivamente, o a estas alturas no tanto, los europeos quedaron afuera. En octavos se enfrentaron a Corea del Sur. El equipo asiático no tuvo en este mundial a ningún jugador que haya estado en aquel partido. Uruguay sí: Godín, Luis Suárez, Martín Cáceres y Fernando Muslera. La Celeste eliminó a Corea del Sur por 2 a 1, goles de Suárez.

En Rusia 2018 los octavos de final los enfrentaron con Portugal. 22 jugadores repitieron de aquel mundial a este entre los dos equipos. Tres titulares en Portugal, cinco por el lado uruguayo. Una revancha no tan fuerte ya que el partido no eliminaba a ninguno. Aunque los lusos sabían que con un triunfo complicarían las chances de Uruguay. Fue 2 a 0 con un penal que sería una mochila para el futuro charrúa. En 2018 fue 2 a 1 también, dos goles de Cavani y uno de Pepe para Portugal.
Los ghaneses calentaron la previa recordando el penal de Suárez en 2010. Nada decían de Asamoah Gyan, el futbolista que colgó la pelota de la segunda bandeja. Había olor a revancha, al menos del lado africano. Con un empate Ghana estaba en octavos de final. Uruguay debía ganar. Lo que nadie esperaba era que Corea, en el otro partido, venciera a Portugal sobre la hora.

Ghana volvió a tener un penal y esta vez tampoco terminó en gol. Lo erró André Ayew, el único sobreviviente ghanes de aquel partido en Sudáfrica. Uruguay hizo dos goles en cuatro minutos. Estaba para golear pero en el segundo tiempo empezaron los cambios como si la clasificación estuviera asegurada. Bajaron el ritmo. El gol de Corea fue un mazazo.
Y llegó la venganza de Ghana. A pesar de la derrota empezaron a hacer tiempo. Metieron cambios en tiempo de descuento. Por si quedaba alguna duda, sus hinchas salieron festejando del estadio a pesar de la derrota y la eliminación. En el fútbol el dolor ajeno puede ser tan buen remedio como la victoria propia, en Buenos Aires o en Acra.
Juan Stanisci
Twitter: @juanstanisci
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