Cuarenta años pasaron del Mundial 78.
Diez mundiales: España 82; México 86; Italia 90; Estados Unidos 94; Francia 98; Corea-Japón 2002; Alemania 2006; Sudáfrica 2010; Brasil 2014 y este de Rusia 2018.
Dos subcampeonatos: Italia 90, tras la derrota en la final ante Alemania, con complicidad del mexicano Codesal; y Brasil 2014, otra vez frente a los germanos y con complicidad del argentino Palacio, que definió por arriba cuando un millón de futuros memes le sugerían que era por abajo.
Doce directores técnicos: César Luis Menotti; Carlos Salvador Bilardo; Alfio Basile; Daniel Passarella; Marcelo Bielsa; José Néstor Pekerman; Diego Armando Maradona; Sergio Batista; Alejandro Sabella; Gerardo Martino; Edgardo Bauza y Jorge Sampaoli.
Catorce presidentes: Jorge Rafael Videla; Roberto Eduardo Viola; Leopoldo Fortunato Galtieri y Reynaldo Bignone, de facto; Raúl Ricardo Alfonsín, Carlos Saúl Menem; Fernando de la Rúa; Néstor Carlos Kirchner; Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri, elegidos por el voto popular (sí, este último también), y los interinos Adolfo Rodríguez Saá; Ramón Puerta; Eduardo Camaño y Eduardo Duhalde.
Una guerra absurda: la de las Malvinas, liderada por un borracho con ansias de perpetuarse en el poder, y que dejó un saldo de 649 argentinos muertos, miles de heridos y más de 350 que posteriormente se quitaron la vida.
Todo eso se sabe, lo sabemos.
Lo que no se sabe, lo que no sabemos, es ¿qué hicieron con los 30 mil compañeros y compañeras desaparecidos? ¿Dónde los tuvieron encerrados? ¿Quién los secuestró? ¿Quién los torturó? ¿Quién violó a las mujeres? ¿Quién apretó el gatillo en el tiro del final? ¿Quién abrió la puerta del avión y arrojó los cuerpos con vida al mar? ¿Quién hizo parir a las embarazadas y qué hicieron con esos bebés? ¿A quién se los dieron? ¿Qué nombres les pusieron? ¿Dónde están? ¿Dónde están los restos de los compañeros y las compañeras? ¿Dónde los enterraron? ¿Quién manejaba el auto durante los secuestros y quién le pisaba la cabeza a los detenidos en la parte de atrás? ¿Quién pateaba la puerta de las casas y golpeaba, saqueaba, escupía, insultaba y destruía todo a su paso? ¿Quién dio la orden de estaquear a un pibe desnudo en las heladas noches de Malvinas mientras llovían bombas inglesas?
Todavía no sabemos qué va a pasar con Argentina en este loco y polémico mundial que rueda en las lejanas y frías tierras rusas. Tampoco sabemos quién se quedará con la preciada copa de oro que cada 4 años se pone en juego y mantiene en vilo al planeta entero. Pero lo sabremos, el domingo 15 de julio, a más tardar, se develarán todas esas incógnitas.
Pero el destino de nuestros compañeras y compañeros, el derrotero de nuestros hermanos y hermanas que fueron despojados de su identidad, los padecimientos de nuestros héroes que fueron al sur a defender esa porción de nuestra patria… ¿lo sabremos algún día? ¿Cuántos mundiales más pasarán?
Nuestra tarea, la de todos y todas, es seguir jugando ese partido en las calles, en las plazas, en todos los rincones de nuestro país, con la camiseta de la memoria bien puesta, hasta que se conozca la verdad y se haga justicia.
Santiago Ernesto Garat, periodista, integrante de la Cooperativa La Masa desde su fundación, escribe en el periódico El Eslabón y conduce los programas radiales La Bola (Red TL 105.5) y Poné la Pava (Radio Gran Rosario 88.9). Es integrante de la agrupación Hijos Rosario y en 2012 corrigió Texto constitucional, proyecto hegemónico y realidad histórica, libro que recopila los textos que su padre, Eduardo Héctor Garat, alcanzó a tipear antes de ser secuestrado en abril de 1978, víctima del Terrorismo de Estado, y en el que el abogado –que hasta el día de hoy permanece desaparecido– analiza profundamente la Constitución del 49. Acaba de editar el libro de cuentos de fútbol: El sol era la pelota.