La historia de un equipo que no necesita salir campeón para amar y dejar la vida por los colores. Escribe Santiago Núñez.

Cuando la popular canta, los bombos laten, las bocas desafinan y los corazones se mueven para adelante y para atrás de una forma frenética, la mayoría de las y los hinchas de fútbol experimentan diferentes sensaciones. Una de ellas, quizás una de las más importantes, es la sinceridad, o al menos la verdad expuesta a partir de los cánticos. Las y los hinchas recitan poesía, y le dedican amor a su club de fútbol mirándolo desde arriba de un tablón. Amor puro, verdad eterna. Una frase simplemente puede sintetizar vidas enteras, de la gente y de sus clubes, ese día y para siempre.

Gimnasia y Esgrima de La Plata nació el 3 de Junio de 1887 en la capital Bonaerense que está en su propio nombre. Nació, contradictoriamente con la actualidad, de la mano de la clase alta de la Plata, al punto de que la reunión de fundación se llevó adelante en la Sala Comercial y uno de los presentes fue el represor Ramón L. Falcón.

A lo largo de los 131 años de Historia viva, el “lobo” de La Plata adquirió dos características fundamentales. La primera de ellas fue la dificultad, a pesar de ser uno de los clubes protagonistas de la Primera División desde los inicios del Profesionalismo, para salir campeón: Gimnasia solamente se coronó dos veces de manera oficial en Primera. La primera de ellas en 1929, en la llamada “Copa Estímulo” de los fines del Profesionalismo. La segunda, recién 64 años después, en un torneo “oficial, no regular” que organizó la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) para festejar sus 100 años de existencia, llamado “Copa Centenario”. El Lobo dio una vuelta más, es cierto, en la Copa “Gobernador Alende” en 1960. Si bien fue amistosa, tiene el valor folclórico de haberle permitido a Gimnasia dar la vuelta olímpica en la cancha de su eterno rival, Estudiantes.

Junto con esa característica vino la otra, la idea de que ante la adversidad uno puede hacerse grande a partir del amor. Dicha malaria, a su vez, se ve agravada a la luz de su antagonismo con el clásico Platense. Estudiantes ganó cinco torneos locales de Primera División, cuatro Copas Libertadores y salió campeón del mundo en 1968, ganándole en el “Teatro de los sueños” (Old Trafford) al mismísimo Manchester United de Bobby Charlton. El contraste es total, en la rivalidad que el periodista deportivo Juan Pablo Varsky se encargó de catalogar como el “clásico más desigual” de la Argentina.

Si esto es así o no, no importa, no es el punto de esta nota. Pero la situación objetiva de la dura realidad llevó a la idiosincrasia tripera a apelar al amor incondicional más allá de la derrota. Gimnasia le canta a Gimnasia, a la vida de las y los que luchan a pesar de si la pelota entra o no. Mientras Estudiantes le canta que “pasaron más de 100 años y no pudiste salir campeón”, la banda “tripera” le contesta, al unísono y de forma clara, “al Lobo lo hace grande su gente y vos no existís”. Así es la Historia de un club con momentos imborrables a pesar de las dificultades para llegar a la parte más alta de un podio.

Se paraba contra el que tenía en frente. Entre diciembre de 1930 y abril de 1931, el equipo tripero que venía de salir campeón de la Argentina a principios de año se fue de gira. Salió a jugar por Europa y le ganó, bien de visitante, tanto al Real Madrid como el Barcelona.

El poderoso equipo de Gimnasia de La Plata hizo una campaña de las mejores de su historia en el Campeonato de Primera División de 1933. El popular Diario Crítica de Natalio Botana lo apodó “El Expresso”, conocido por pararse y pasar por encima a sus rivales. Varios resultados de aquella época así lo demuestran: A los ya citados de la gira internacional, se sumaron en ese 1933 un 5-2 a Boca, un 7-1 a Talleres, un 7-1 a Tigre y un 5-1 a Chacarita, entre otros partidos. De local, en todo el campeonato completo de 1933, Gimnasia ganó 16 partidos, empató uno y no perdió ninguno.

Pero Gimnasia no dejaba de ser un equipo chico, “no rentable” para las altas esferas del fútbol argentino. Corría en el país la época que pasó a la Historia con el nombre de “Década Infame” conocida por golpes militares, espurios negociados y contratos entreguistas con el capital nacional y extranjero.

El “Lobo” empezó a verse perjudicado a 9 partidos del final. Jugaba contra Boca y le ganaba dos a uno cuando el árbitro cobró un penal que no fue y un gol en posición adelantada. Quien ejecutó el tiro desde los 12 pasos fue Francisco “Pancho” Varallo, ex Gimnasia campeón del Torneo de 1929. En 2007, el propio Varallo diría lo siguiente: “El ´Expreso´ era un gran equipo y debió haber salido campeón, pero usted sabe que a Boca y a River los ayudaban mucho, yo venía de Gimnasia y me daba cuenta. A veces uno no quiere hablar, fue una gran pena todo aquello.”protesta gimnasia

Dos fechas después, algo similar le sucedió con San Lorenzo. Todos sus ataques terminaban en falta, no le cobraron un penal y le convalidaron al Ciclón un gol en el que la pelota había quedado en la línea. El “Lobo”, ya harto de estar harto, tomó una medida de protesta: Los jugadores se sentaron en la cancha, mientras San Lorenzo hacía goles sin que ellos opongan resistencia. El partido terminó 7 a 1 en la Av. La Plata de Boedo. El equipo que siempre se paraba con cualquiera, un día se sentó. No salió campeón, pero generó más orgullo que nunca.

Recién en 1962 Gimnasia pudo tener otra nueva buena campaña. Un torneo de cuatro técnicos (uno de ellos el conocido Adolfo Pedernera). Los triperos llegaron a cuatro fechas del final como punteros, pero dos derrotas (una en Villa Crespo contra Atlanta y otra de local con River), lo dejaron en el tercer puesto. Ganó nueve partidos consecutivos y llegó a tener un invicto de 15. Luego del torneo, hubo acusaciones cruzadas. La Comisión Directiva dijo que tres jugadores (Doctor Eliseo Prado, Walter Davoine y Huaqui Gómez Sánchez) tuvieron “falta de voluntad y empeño”, acusándolos de haberse vendido o, al menos, no haber dejado todo para salir campeones.

En ese torneo, a su vez, se hizo grande una figura que quedará para siempre en la Historia de Gimnasia. Apodado el “Lobo” por tener la cancha en el Bosque Platense, en 1962 apareció el ícono de una figura disfrazada del animal, que no se iría nunca de esas tribunas.

Eran pasadas las 17:00 hs del 5 de abril de 1992 y en el sismógrafo del departamento de Sismología e Información Meteorológica del Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de La Plata, las agujas se movieron. Y cuando los palitos empiezan un giro, por más que no lo completen, es porque hay movimiento: la Ciudad de la Plata había tenido un sismo de 7° en la escala de Richter, y eso quiere decir que la capital de las diagonales cambió repentinamente su lugar y volvió durante, al menos, unos segundos.

perdomo

En ese momento, a unas 6 cuadras del Observatorio, jugaban Estudiantes y Gimnasia por la fecha 7 del Torneo Clausura 1992. Casi en el momento exacto en el que el sismo se registró, José (apodado luego de eso para toda la vida “terremoto”) Battle Perdomo Texeira, mediocampista uruguayo del Lobo de Gregorio Pérez, convirtió en 1 a 0 parcial que sería definitivo, y la hinchada de Gimnasia se volvió loca, gritó y saltó con el gol. El mito (o no tanto) platense dice que la hinchada del lobo fue la que provocó el terremoto, que fue cubierto hasta por la cadena de noticias internacional CNN.

Nueve años después, en la Argentina se discutía quien era el “sexto grande”. El periodista Lucas Beltramo le preguntó a Perdomo por el tema, y el uruguayo no dudó: “Es Gimnasia, porque ninguna otra hinchada provocó un terremoto”.

“¿Querés salir campeón? De la concha de tu hermana”. La situación estaba tensa en el barrio de Caballito, cancha de Ferro. Gimnasia ganaba 1 a 0 y las 10.000 personas que vinieron desde la Ciudad de las Diagonales deliraban en la tribuna visitante del Ricardo Etcheverri.

Pero cerca del final, la cosa se puso complicada. Fabio Damián Fernández, también conocido popularmente como “el Yagi”, perdió una pelota en la mitad de la cancha y barrió de atrás al adversario. Vio la segunda tarjeta amarilla y con ella, la roja. El pibe de 22 años salió triste para el vestuario, cuando el enorme Carlos Timoteo Griguol le esgrimió el famoso insulto en frente de todas las cámaras de televisión.

Gimnasia ganaría ese día, pero tendría suspendidos para el último partido a dos de sus jugadores titulares. Por eso en el vestuario, mientras la algarabía le ganaba a la paciencia, Timoteo se sentó a pensar callado. Al otro día llamaría por teléfono para pedirle perdón a Fernández. Trabajaría toda la semana para pensar en el partido con Independiente, contra quien incluso empatando tendría posibilidad de ganar el Clausura 1995.

No sabía Griguol que Javier Mazzoni haría el gol para que el rojo venciera a Gimnasia uno a cero, mientras que el “Gallego” González marcaria para que San Lorenzo triunfe a la orilla del Río Paraná y salga campeón en Rosario. No sabía el “Guardiola” de Estancia Chica, como lo definió el arquero Enzo Noce, que saldría subcampeón en una semana, en un año, y en tres años. Él quería salir campeón. La concha de su hermana.

Cuando se iban a patear los penales, Pedro Troglio juntó a sus jugadores.  Antes de eso, más de 15.000 personas viajaron en caravana y fiesta plena al estadio mundialista de Mendoza. Antes de eso, Gimnasia se bancó otras vez tener chances de salir campeón a dos fechas del final y no llegar a coronar, en 2014. Antes de eso, el propio Troglio declaró: “Amo a Gimnasia, acá soy el tipo más feliz del mundo”. Antes de eso, Gimnasia se tuvo que bancar dos años en el ascenso, con Troglio como técnico. Antes de eso, Gimnasia tuvo que jugar tres Promociones, una de ellas con un final infartante, con dos goles en los minutos de descuento con un jugador menos. Antes de eso, Gimnasia perdió un clásico 7 a 0. Antes de eso, Gimnasia salió 5 veces subcampeón entre 1995 y 2005.

Antes de definir la Copa Argentina 2018 vía tiros desde el punto del penal, el gran Pedro Troglio, jugador, técnico y, en ambas facetas, ídolo de Gimnasia, subcampeón del mundo con Argentina y campeón del mundo con River, juntó a sus dirigidos y les dijo, casi con lágrimas en los ojos, que eran unos fenómenos.

Las canciones definen a sus clubes. Las de corazón, no aquellas que buscan plantear violencia y masculinidad como una forma de identidad inexistente. Las estrofas de corazón, esas que son poesía para el alma y la pelota, son las que valen.

Unos hinchas de Gimnasia armaron un documental llamado “La Pasión” en el que se retrata la vida del club en la temporada 2008-2009, que culminó con una Promoción agónica frente a Atlético de Rafaela mediante la cual el Lobo mantuvo la categoría. En las primeras escenas, el documental muestra que la palabra “pasión” viene de un parecido del latín que significa “padecer”. Luego de eso, también en la primera parte del largometraje, se muestra a la hinchada de Gimnasia cantando una letra que le queda guardada para toda la vida: “Siempre estuvimos en las malas, las buenas ya van a venir”.

PD: Texto publicado a finales de 2018, cuando la llegada de Diego a Gimnasia no pasaba por la cabeza de nadie.

Santiago Núñez
Twitter: @SantiNunez

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1 Comment

  1. Sos un grande negro! Me haces llorar con estas notas, solo los hinchas de gimnasia sabemos lo que sufrimos con la situacion del lobo y sin embargo el amor es tan grande que uno vuelve como poseido a la cancha ñara alentar sin parar. Te mando un abrazo, excelente nota!

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