» El éxito es una excepción y no un continuo»

Al finalizar su conferencia de prensa, a Carlos Timoteo Griguol lo esperaba un joven Marcelo Bielsa. El ex jugador de Newell´s e Instituto de Córdoba quería preguntarle cómo, sin ser un futbolista exitoso, podía dirigir un equipo de primera. Griguol le recomendó que tome un equipo de niños y que crezca junto a ellos. Entonces Marcelo se juntó con Jorge Griffa, a quien conocía de las divisiones inferiores del club rosarino, y armaron bosquejo de lo que iban a llevar a cabo.

Bielsa viajó por todo el país para elegir juveniles que representen su trabajo. En 1982, con pibes de 14 y 15 años, la quimera se embarcaba. Luego de ser campeones en reserva, Bielsa asumió como entrenador del primer equipo Newell’s Old Boys, y con él llevó a diez chicos. Mauricio Pochettino, Eduardo Berizzo y Ricardo Lunari, se sumaban al equipo donde era figura Gerardo Martino. ‘’El Tata era un gran jugador, pero no le gustaba correr, y cuando lo vimos corriendo no nos quedó otra que hacerlo’’, contaba tiempo después Ricardo Lunari.

Luego de un mal arranque de torneo, le ganó el clásico a Rosario Central y se encamino a la consagración. Dos campeonatos locales y una final de Libertadores perdida por penales frente a San Pablo, para un técnico que daba sus primeros pasos en el futbol profesional. Marcelo se fue a México, y regresó años después para hacerse cargo de Vélez Sarsfield. En Liniers logró su último campeonato a nivel clubes. Desde entonces no existen los finales felices.

Su pasaje por las selecciones de Argentina y Chile, lo transformaron en un técnico reconocido en el mundo. Por eso Athletic de Bilbao, Olympique de Marsella y Lille, se fijaron en él. En esos equipos pudo encontrar grandes comienzos, aunque al pasar las fechas la ilusión de campeonar se esfumaba. Bielsa se fue de cada club sin levantar un trofeo, pero dejando una huella imborrable. Dos años después de la salida del técnico argentino, el Bilbao le ganó cuatro a cero al Barcelona por la final de la Supercopa de España. Ocho de los once titulares del equipo de Ernesto Valverde, habían estado en la plantilla que conformó Marcelo.

La revolución daba sus frutos tiempo después. Similar a lo de Marsella, que tres años más tarde del paso del rosarino, llegaba a la final de la Europa League con siete de once titulares que habían pasado por las manos del entrenador. Mismo año en que Lille lo dejaba ir por hacer ‘’una apuesta arriesgada contratando jóvenes en contra de mi opinión’’, decía el propietario, Gérard López. Chicos que hoy forman el 70 porciento del plantel, y ocho de los once titulares pasaron sus indicaciones. Lille se encuentra segundo, detrás del campeón Paris Saint Germain, a quien hace dos semanas le ganó por cinco a uno.

Esos clubes consiguieron logros gracias al fortalecimiento individual de jugadores, y esto lo propició Marcelo Bielsa. ‘’Mi admiración por Bielsa es enorme porque hace mejores a los jugadores’’, señalo Pep Guardiola, entrenador de unos de los mejores equipos de la historia, y que solo le tocó sufrir frente al Inter de Mourinho, el partido donde Diego Milito escribió su nombre en las paredes del futbol. ‘’Me hizo amar el gol’’, dijo mucho antes de esa final, Milito sobre Bielsa. ‘’Antes de él, entraba al área y no tenia movimientos de nueve’’. Y esto lo hizo con cada uno de los jugadores que pasaron por él.

Como la recordada charla con Benjamín Mendy, donde le dice si quiere ser el mejor marcador de punta del mundo, y tiempo después es contratado por Manchester City en una cifra escalofriante para un lateral, 58 millones de euros. Pero la lista es larga. Marcelo se fue de Bilbao y, tiempo después, se fueron Javi Martínez al Bayern Munich, Ander Herrera al Manchester United, Fernando Llorente a Juventus, Laporte al Chelsea y Kepa al Manchester City. Como nunca se podrá saber cuánto influyó Bielsa en que sean campeones del mundo Steve Mandanda, Benjamín Mendy y Florián Thauvin, tres entrenados en Marsella.

‘’El que quiere, y tiene capacidad, aprende’’, comentó en su conferencia de prensa Gabriel Heinze cuando le preguntaron por Marcelo Bielsa. Minutos antes había señalado que ‘’todo lo que podamos ver de Bielsa es aprendizaje’’. Impresionan las cifras de técnicos que han pasado por la conducción del rosarino, ya sea en Newell´s o la Selección Argentina. Todos abogan que el entrenador fue gran influencia en su decisión dirigir grupos. Gerardo Martino, Eduardo Berizzo, Mauricio Pochettino, Gabriel Heinze, Mauricio Pellegrino, Marcelo Gallardo. O los que nunca lo tuvieron, pero tomaron de donde pudieron su forma de ver el futbol. Sebastián Beccacece contó que su Defensa y Justicia, el que causó gran impacto en el futbol nacional, lo hacía acordar al Newell’s de Bielsa. ‘’Mi infancia está vinculada a Newell’s, y me quedó muy marcado el equipo de los 90’’. Pero lo más fascinante son los entrenadores que no lo tuvieron e intentaron buscarlo para que una charla enriquezca su trabajo, entre otros, Guardiola.

Bielsa es dueño de una de las máximas ilusiones previas a un Mundial, y a la vez propietario de una de las mayores frustraciones. ¿Cómo hace un hombre, con estos antecedentes, para sumarse en la discusión de entrenadores reconocidos argentinos? Entre Carlos Salvador Bilardo y César Luis Menotti no solo existe grieta de estilos, también legitimidad en cuanto a títulos mundiales que los convierte en el monopolio de ideologías futbolísticas argentinas. Pero el tiempo le fue sumando adeptos. Docencia en presentes entrenadores, perfeccionamientos individual y colectivo de futbolistas, y éxito en clubes donde llevó su estilo. En el vestuario del Marsella, luego de una derrota frente al Paris Saint Germain, Marcelo les dijo a sus jugadores; ‘’acepten la injusticia, que todo se equilibra al final’’.

Gonzalo Bressan Otegui

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