Hace veinte años Racing era un descontrol en tres aspectos claves: el instucional, el financiero y el deportivo. La falta de dirigentes y la persecusión de sus ex presidentes para ponerlos entre rejas, la quiebra y la falta de refuerzos confluyeron para que un 5 de agosto Palmeiras le ganara 7 a 0 por la copa Mercosur, marcando la mayor diferencia en contra para un equipo argentino en torneos internacionales. Escribe Federico Cavalli.
Después de arrancar el año 1999 con el anuncio de la posible desaparición, solo el amor de su gente y la posibilidad encontrar la solución con la ley de salvataje de entidades deportivas (también conocida como “Ley Racing”, que se sancionaría un año después) el primer equipo de fútbol debía afrontar la Copa Mercosur, como ya lo había hecho la edición anterior.
Racing integraba el grupo selecto de seis equipos argentinos que conformaban los veinte más importantes de la región sur de sudamerica. Ahí nace el primer problema: la institución no estaba en condiciones de participar en un torneo internacional, solo lo hacía por obligación.
El plantel academico llego a esa copa con mayoría de juveniles y refuerzos de último momento. El partido con Palmeiras era la primera presentación oficial (el apertura 99 comenzó el siguiente fin de semana) después de la pretemporada, que fue realizada en San Bernardo, Partido de la Costa. Bien austero.
Las bajas comparadas con el primer semestre fueron importantes. Con la salida de la presidencia de Daniel Lalín, los jugadores que eran de su propiedad se fueron: Gastón Sessa, Matute Morales, Diego Capria, Pablo Bezombe y Diego Latorre. A estos se le sumaron Perico Ojeda, Mariano Juan, Hugo Corbalán y Ruben Capria.
Para suplir la fuga los técnicos Gustavo Costas y Humberto Maschio apelaron a las inferiores desde el torneo anterior. Así debutaron Vicente Principiano y Luciano Castillo (entre otros). Para la nueva temporada volvieron de los préstamos Nico Diez y Maxi Zanello y, por primera vez, se le dio la oportunidad a Walter Caceres de ser el arquero titular.
Los refuerzos fueron pocos y con escaso renombre. Pepe Chatruc y Sixto Peralta llegaron desde los descendidos Platense y Huracán, respectivamente; Diablo Monserrat llegó desde Colón; Osvaldo Canobbio desde Talleres; Gastón Liendo desde Ñewell’s y Leandro Garaycochea de San Martín de Tucuman.
Para enfrentar a Palmeiras en el extinto Parque Antártica solo el Diablo Monserrat fue titular. Los transfers de Peralta y Chatruc llegaron tarde y la dupla técnica los puso en el banco, junto a Liendo. Los demás estaban en plenas negociaciones. Así fue como el juvenil delantero Lucio Orellano fue titular esa noche. El flaco promedio en el torneo local generaba inquietudes en el club, con la posibilidad de caer en promoción (un formato que se estrenaba). Costas y Maschio pensaban la copa en un segundo plano.
Un día antes de viajar a Brasil, el plantel sufrió la muerte de Tita Mattiussi, emblema de la institución que vivió toda su vida en el estadio. Tita era hija del canchero y su casa era un espacio para que juveniles y profesionales vayan a tomar mate y hablar con ella. Los jovenes de ese plantel sintieron el golpe, pero también Gustavo Costas, quien conocía a Tita desde pequeño.
Con esta situación fueron a buscar la hazaña. La idea tactica era esperar y salir de contra, tratando de cortar el circuito que el equipo brasilero tenía en el mediocampo. Los once de Racing fueron Cáceres, Andrés Gaitán, Banegas, Úbeda, Zanetti, Monserrat, Bastía, Lux, Diez, Estevez y Orellano. Mientras tanto Palmeiras, último campeón de la copa y flamante campeón de la Libertadores, salió con todos sus titulares. La diferencia se notó de arranque: a los quince minutos los brasileron ganaban por dos goles.
El primer tiempo terminó cinco a cero y Chanchi Estevez se fue expulsado a los 38 minutos. Para la segunda parte ingresaron Peralta, Chatruc y el Chelo Delgado, aunque nada cambió en el rendimiento academico. Palmeiras bajó la intensidad, convirtió dos tantos y selló una goleada historica.
El andar de Racing en esa copa no varió, perdio los restantes partidos de la fase de grupos y se despidió rápido. Cruzeiro le ganó 2 a 0 en Brasil y 4 a 0 en Avellaneda, River lo vencio por 4 a 0 y 1 a 0 y Palmeiras le ganó 4 a 2 en la revancha. 22 goles en contra y dos a favor. A partir de esta performance Racing dejó su lugar en la copa para que lo ocupe el mejor clasificado en la tabla general del año 99, Rosario Central.
Ese plantel de Racing terminó cosechando buenas actuaciones enel apertura 99 y finalizó sexto, a un punto de Talleres de Córdoba. Con los refuerzos y la idea de sumar para engrosar el promedio terminó redondeando un fin de año tranquilo. Pero la derrota en Brasil no se olvidará, será una marca de lo que tuvo que sufrir ese grupo de jugadores, cuerpo técnico e hinchas en el peor trance de la historia del club.
Federico Cavalli