Perfil de Nahuel Bustos, la joven promesa de Talleres. El pibe que puede jugar de win, de centrodelantero o de enganche. Escribe Gonzalo Bressan Otegui.

En su regreso a Primera División, a mediados de 2016, Talleres, de la mano de Frank Kudelka, logra llevarse la admiración del mundo futbol por su juego, pero en 22 fechas contaba con un solo gol de un centrodelantero titular. El equipo salía de memoria. Herrera, Godoy, Komar, Gandolfi, Escobar, Guiñazu, Gil, Reynoso, Palacios, Menéndez y un sector vacio por el que habían pasado ocho delanteros. Ese mismo mes la reserva, luego de 12 años, volvía a disputar un torneo de AFA, y lograba algo histórico, se consagraba bicampeón. En el plantel se encontraba Nahuel Bustos, máximo goleador del ciclo.

Nahuel contaba con cinco partidos en primera, en ninguno había pasado los 16 minutos de juego, cuando Juan Pablo Vojvoda lo pone como titular frente a Vélez en Córdoba donde a los 12 minutos marca su primer gol en primera. Vuelve a ser titular en la fecha siguiente contra Patronato donde también la mete y se gana la titularidad para el clásico cordobés. En su tercer partido seguido como titular Bustos buscaba su tercer tanto, pero más aun quedarse con el duelo de Córdoba. Con el partido abierto, y el rival buscando el empate Nahuel corrió 63 metros y desde afuera del área la clavo en el ángulo. Dos minutos más tarde puso el tres a cero.

En menos de tres meses una de las mayores proyecciones del futbol argentino era cedido al Pachuca de México sin opción de compra. Su debut, en la Copa México, fue con un gol, pero en las 22 fechas restantes jugó solo siete, y solo en una como titular. En su vuelta el entrenador uruguayo Alexander Medina, lo pone por primera vez en primera como centrodelantero. Nahuel no pudo marcar en su primer encuentro como titular, pero si en las tres fechas siguientes, como en el resto de la Superliga. Se la pisó a River, se la picó a Racing. La metió de cabeza, de zurda, de volea. Desde afuera y dentro del área. Gambeteando o definiendo a un toque. Por eso fue citado por la Selección Sub 23 para disputar el Preolímpico 2020.

Bustos comenzó de gran forma el año poniéndose la celeste y blanca, pero no así Talleres, que por su ausencia sacó un punto de nueve. El delantero que volvió pidiendo la diez en poco tiempo se volvió de vital importancia para el conjunto cordobés, tanto es así que fue uno de los máximos anotadores del torneo con nueve goles, y así se metió en la historia del Tallarín. El Guachín, como le puso el Cholo Guiñazú, es uno de los jugadores surgidos en las inferiores que más goles hizo en un torneo local para Talleres. Esto no se daba desde el 2001 cuando Pablo Cuba y Rodrigo Astudillo estuvieron entre los máximos goleadores de los torneos.

Talleres merecía volver a primera, su gente disfrutar de un equipo como el de Kudelka y su juego un nueve como Nahuel Bustos, que en poco tiempo logró mucho. A base de goles se ganó la titularidad, ser la figura del clásico cordobés, que lo extrañen en su ausencia y quedar en la historia del equipo del cual es hincha.

Gonzalo Bressan Otegui

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