En el día del cumpleaños de Marcelo Bielsa, Lucas Jiménez nos lleva de viaje al 2002. El país, el mundial, llueven centros, faltan goles. Revisionismo de la eliminación en primera ronda. Las ilusiones generadas, la decepción y una realidad muy dolorosa.
Luz de nacimiento sea tu dolor
El mundial de Corea-Japón 2002 fue raro. Muy raro. Empezó un 31 de mayo y fue el único mundial que no coincidió con mi cumpleaños. Cuando cumplí mis 14, Argentina ya estaba en un avión yéndose de territorio asiático. El primer partido fue con Nigeria. Madrugada de domingo. Nos juntamos en lo de un amigo. Colchones en el piso, la Play encendida y a hacer tiempo con desbordes de Castolo y tiro libres de Minanda hasta que sean las 2 y media que debutaba nuestra selección.
Una vez que Batistuta metió de cabeza el 1 a 0 solo pensábamos en que termine el partido para irnos a dormir. El juego del equipo argentino era lento y pesado, como si estaría jugando en la altura de La Paz. Nigeria empezaba a despedir a la generación dorada que deslumbró en los Juegos Olímpicos de Atlanta 96. Argentina llegaba como candidata al título. Desde julio del 2000 que no perdía un partido (1-3 con Brasil por las Eliminatorias). Fue victoria nomás con mucho por mejorar porque el próximo rival era Inglaterra. Nos dormimos con sabor a poco pero con la tranquilidad que el mundial recién arrancaba y nos esperaban más juntadas para disfrutarlo.

El Argentina-Inglaterra del 2002 era la revancha de los octavos de final de Francia 98. Beckham contra Simeone de nuevo cara a cara. Ya se habían visto las caras en un amistoso en febrero del 2000. Fue 0 a 0. Ese día la figura de la cancha había sido Emile Heskey. Delantero grandote que aparecía como la renovación del seleccionado inglés. A pesar de su metro noventa era rápido y muy molesto para marcar. Su hábitat no era el área sino que arrancaba de más atrás. Para el encuentro en Sapporo (Japón) iba a formar dupla de ataque con Michael Owen. No en línea, sino uno atrás del otro para no darle referencias a la línea de 3 Argentina.
El partido fue en el horario más amigable que nos regaló ese fatídico mundial. Viernes 8 y media de la mañana. Desde la cama vi como el primer tiempo la selección desperdiciaba 1, 2, 3 y 4 ocasiones de gol. Inglaterra esperaba y de contra Owen solo nos complicaba, como el mundial anterior. Primero metió un tiro en el palo y después Mauricio Pochettino le cometió penal. La defensa Argentina no era la de las Eliminatorias. Nelson Vivas se rompió los ligamentos cruzados en febrero del 2002 en una práctica en el Inter de Italia. Roberto Ayala se lesionó en el calentamiento previo al partido contra Nigeria. Eso hizo que Samuel pase de stopper izquierdo a líbero, con Pochettino y Placente a sus costados. Sin 2 de 3 integrantes de su defensa titular Bielsa pudo haber cambiado el esquema por una línea de 4 pero no lo hizo.
Beckham metió el gol de penal y después de eso estuvo más cerca el segundo de Inglaterra que el empate argentino, aunque Pochettino haya conectado 2 cabezazos en el segundo tiempo que podrían haber cambiado el resultado. La conclusión de ese partido era que el juego del equipo seguía siendo lento y previsible. Ortega estaba muy atado a la raya que le limitaba la imaginación. Faltaba cambio de ritmo. Bielsa lo notó. Tanto que en el entretiempo lo sacó a Verón, que era figura, emblema y capitán del equipo antes del mundial, para poner a Pablo Aimar que le imprimió algo de desfachatez al esquema rígido. ¿Qué le pasaba a Argentina? ¿Por qué estaba tan distinto el equipo al de las Eliminatorias? Para no depender de otro resultado en la última fecha había que ganarle a Suecia.
Abollada estrella
La selección dirigida por Marcelo Bielsa arrasó en las eliminatorias sudamericanas. La presión colectiva que ejercía para recuperar la pelota y los ataques veloces con extremos y carrileros por las bandas eran una novedad para la forma de jugar del continente. En marzo del 2001 después de una goleada 5 a 0 a Venezuela, un grupo de hinchas en el Monumental tímidamente empezó a cantar “Que de la mano del Loco Bielsa todos la vuelta vamos a dar”, como la hinchada de Newell´s en 1990. En junio del mismo año un categórico 3 a 0 contra Colombia haría que ya gran parte del estadio se sume al cantito.
Argentina era por lejos la mejor selección del continente. Faltaba un mes para la Copa América que justamente se iba a disputar en Colombia. Era el escenario ideal para llegar al mundial con un título e ir probando nuevos jugadores jóvenes. La lista de Bielsa era la base de las Eliminatorias más Santiago Solari (Real Madrid), Luciano Galletti (Estudiantes de La Plata), Facundo Quiroga (Napoli) y Julio Cruz (Bologna). Pero la selección fue bajada por la AFA debido a las amenazas recibidas previo al certamen. Sin Argentina, Colombia saldría campeón de la copa.
En su momento no se le dio importancia a no disputar esa competencia porque un mes después la selección clasificó al mundial de Corea-Japón 2002 cuatro fechas antes del final de las Eliminatorias. En agosto del 2001 consiguió el pase en Quito tras vencer 2 a 0 a Ecuador, que terminaría siendo el segundo de la tabla a 12 puntos de Argentina. “Al mundial con talento y alma. Un equipo que va al frente”, tituló el diario Clarín acompañado de una foto de los jugadores festejando el gol de Crespo que selló el resultado. “Ja Ja Ja Japón”, puso Olé que eligió para su tapa a un Bielsa sonriente siendo abrazado por el coordinador general de selecciones, José Pekerman.

En septiembre Argentina le ganó 2 a 1 a Brasil en el Monumental. Junto a esta victoria y el 1 a 0 a Alemania en un amistoso en abril del 2002, Argentina venció a los 2 finalistas de Corea-Japón el año previo a la cita mundialista. “Lo reconozco, le copié a Bielsa. Jugamos igual que la Argentina. Miré muchos partidos de ellos en las Eliminatorias. Jugamos con Lucio, Edmílson y Roque Junior, como los tres zagueros que tenía Bielsa. La Argentina tenía en el medio a Zanetti, Simeone y Sorín, equivalente a Cafú, Gilberto Silva y Roberto Carlos. Juninho Paulista era como Verón y el trío Ronaldinho- Rivaldo-Ronaldo vendrían a ser Ortega-Batistuta-González”, reconocería el técnico del Brasil campeón Luis Felipe Scolari después del mundial.
2001 fue el pico de rendimiento de la selección. En febrero también le había ganado después de 45 años a Italia (2 a 1, goles del Kily González y Crespo) que venía de ser subcampeona de la Eurocopa el año anterior. Todo marchaba sobre ruedas. Previo al mundial 2002 había 2 amistosos para probar variantes de cara el cierre de la lista definitiva. En el primero contra Gales en febrero Bielsa puso al joven arquero de San Lorenzo Sebastián Saja y a pedido del clamor popular volvió a convocar a Juan Román Riquelme después de 3 años. Lo ubicó en su posición natural de enganche con Verón de 5 para probar variantes ante la baja de Simeone que se recuperaba de una rotura de ligamentos cruzados sufrida en septiembre. También le dio la chance como titular a Claudio Paul Caniggia que a sus 35 años había reaparecido en buen nivel en el Rangers de Escocia. De 9 jugó Cruz y el segundo tiempo entró Saviola que ya se destacaba en el Barcelona.

«Caniggia dio el primer paso: demostró que está entero, invita al entusiasmo. A Román (Riquelme) le falta. Volvió y nos dejó con ganas», escribió el diario Olé luego del empate en uno con Gales. «Salvo Caniggia, ninguno de los nuevos convocados respondió a las expectativas en el discreto empate de Argentina con Gales. Riquelme mostró apenas destellos y Saja dejó muchas dudas», fue en la misma línea el diario Popular. “Caniggia rindió más que Riquelme”, tituló la web de ESPN. Román acumulaba con este encuentro su sexto partido en la era Bielsa sin brillar en ninguno. La verticalidad del equipo iba en contra del juego horizontal y pausado del 10 de Boca. La selección de Bielsa priorizaba abrir a las defensas con desbordes para así abastecer al centro delantero y no llegar por intermedio de un circuito de pases por la zona media.
“El rasgo principal de la Argentina es la aceleración y no la pausa. Se tiende a exigir lo que falta; tenemos velocidad y se reclama pausa, pero si ésa fuera la característica del equipo, estoy seguro de que nos pedirían cambio de ritmo”, declaró el rosarino en una conferencia de prensa durante el proceso eliminatorio. Para conectar el medio con la delantera Bielsa priorizaba jugadores lanzadores con despliegue o verticales con desequilibrio. Por eso cuando faltó Verón optó por Aimar y no por Gallardo que sería de características más similares a Riquelme.

Pero la idea era darle una segunda oportunidad en el amistoso contra Camerún en marzo. Idea que no se pudo concretar porque Riquelme sufrió un esguince leve de rodilla en un partido por Copa Libertadores contra Wanderers y estuvo 3 semanas fuera de las canchas. De hecho se perdió el Superclásico que Boca perdió 3 a 0 como local contra el River de Ramón Díaz. El día de la vaselina de Rojas. Caniggia volvió a rendir muy bien en el amistoso contra el país africano y se terminaría metiendo en la lista.
Riquelme se quedó afuera. Había jugado en nivel altísimo en la temporada 2000/01 pero el primer semestre del 2002 no fue su mejor momento. La temporada previa al mundial jugó apenas 28 partidos cuando venía de 3 anteriores con un piso de 40. El semestre previo a Corea-Japón apenas jugó 13 partidos (9 por el Clausura 2002 y 4 por Libertadores). A la lesión de marzo hay que sumarle el secuestro de su hermano en abril. Todo en un contexto de conflicto permanente con la dirigencia de Boca para que lo vendan apenas termine el semestre.
Bielsa priorizó confiar en sus gustos y le dio continuidad a los enlaces que habían formado parte del ciclo exitoso: Verón, Aimar y Gallardo. Los 3 ya eran jugadores campeones en Europa y habían rendido más cuando les tocó jugar, aunque vale decir también que tuvieron más oportunidades. Verón era de los mejores volantes del mundo, un año antes lo había comprado el Manchester United. Aimar había sido finalista de la Champions y campeón de España con el Valencia. El más objetable podría ser Gallardo que después de 2 muy buenas temporadas en Mónaco empezó a jugar menos por lo que en 2003 volvió a River.

Llevar a Riquelme y no ponerlo un minuto tampoco era una opción para el entrenador. Tomó como aprendizaje lo que pasó con José Luis Calderón en la Copa América de Paraguay 99. Lo convocó a último momento por ser el goleador del campeonato argentino con 17 tantos, no lo puso nunca y la cosa terminó con una fuerte discusión entre ambos después de la eliminación con Brasil.
El que sí estaba en un nivel altísimo previo al mundial era Saviola que fue convocado contra Camerún pero no ingresó. En el esquema de Bielsa el Pibito entraba de 9 y ahí competía con Crespo y Batistuta. Compartir la delantera con 2 extremos le quitaba a Javier espacio para las diagonales. Posteriormente en la selección de Bielsa de 2004 subcampeona de América y medalla de oro en Atenas arrancaría como titular pero en ambos certámenes, lesiones mediante, perdería el puesto con Carlitos Tevez.
Me duele la risa
En 2001 el país estaba explotado, la selección argentina era el último atisbo de ilusión que mantenía la sociedad (futbolera) que ya no creía en la clase política. El hambre pasó de ser una palabra a una realidad vivencial cotidiana. En ese contexto el fútbol empezó a quedar de lado en las mesas familiares. Yo ya no vivía con mi abuelo pero una noche fui a dormir a su casa. Pensé que íbamos a hablar de lo bien que venía la selección de Bielsa pero nunca pudo dejar de prestarle atención a lo que decía el noticiero.
En julio la ministra de Trabajo Patricia Bullrich anunció que el Poder Ejecutivo «ya mandó a liquidar» el descuento del 13% a las jubilaciones que se encuentren por encima de los 500 pesos. Mi abuelo era uno de los afectados. Antes de dormirme fui al baño y una luz en la cocina me hizo desviar para ir a apagarla. Allí estaba mi abuelo sentado en la mesa tomando un vaso de leche fría.
-¿Qué haces Nono?
-Es bueno para dormir. Deberías hacerlo todas las noches.
-Pero vos no lo haces todas las noches, es la primera vez que te veo tomar leche a esta hora.
-Hace bien. Vení, tomate un vaso.
Detrás de la recomendación para la salud había un jubilado que para esquivar irse a dormir con hambre tomaba leche como nunca antes. Llegué a esta conclusión la noche que mi mamá me sentó con cara de “tenemos que hablar”. Cada vez que eso pasaba venía un reto.
-Dejá de ir todos los mediodías de la Nona antes de la escuela.
-¿Por?
-Dejá de ir.
Pero yo seguí yendo. Quería comer comida y no las salchichas con puré o huevo duro que era lo poco que sabía cocinarme. Mi mamá trabajaba casi todo el día.
-¿Qué te dije de ir de la Nona al mediodía? Vos me parece que no entendes que vos vas para la hora de la comida, te da la comida que es para ella y se queda sin comer ¿Alguna vez la viste comiendo al lado tuyo estos días?
-No.
Solo dos letras pude largar de la boca. Me cayeron todas las fichas juntas. La próxima vez que fui de mi abuela caí a la tarde. No estaba. A esa hora todos los días iba al club el trueque que se hacía en la cancha de Los Andes. Ese día vino con una mermelada y un paquete de fideos. Había llevado un bizcochuelo casero.
Lucas Jiménez