De pibe Evo Morales se enamoró de la pelota. Jugó siempre que pudo. De grande, el fútbol fue la herramienta para unir a los a los campesinos y las campesinas sindicalizadas. Evo entendió que, además de un juego, hay un elemento de unión y fuerza en el deporte en equipo. A un año del golpe y en días de su regreso a su tierra. Escribe Farid Barquet Climent.
El futbol pudo haber sido un obstáculo, pero terminó por ser el facilitador, para que Evo Morales se convirtiera en el primer presidente indígena de Bolivia. Porque Evo pudo haberse dedicado a ser futbolista profesional y tomar un derrotero muy distinto, pero fue precisamente por el futbol que entró a la vida sindical que lo catapultó después a la política.
Desde que gateaba sobre el suelo de tierra de la casa familiar en la comunidad Isallavi, localidad de Orinoca, Departamento de Oruro, su mamá le hacía jugar “con pelotitas de trapo”.[1] Algunos años después su padre vendió unas llamas para poder comprar los uniformes del equipo de futbol que fundaron: el Fraternidad.[2] Uno de sus profesores de la escuela primaria recuerda que Evo “era aficionado sobre todo al deporte, principalmente el fútbol”.[3]
De niño, Evo acompañaba a su padre cuando era contratado para trabajar durante la zafra en Calilegua, al noroeste de Argentina. En el trayecto solían acampar en la cancha de futbol del municipio boliviano de Independencia, en Cochabamba. “Cuántas veces me he quedado a dormir ahí con las llamas”,[4] recuerda Evo. Y fue por esas estancias de trabajo temporal que su padre pudo comprarle su primera pelota: “cuando retornamos de Calilegua, me acuerdo que organicé un equipo de fútbol, con los otros niños que vivían en otras comunidades. Jugaba detrás de la casita donde vivíamos. Al principio yo jugaba de arquero. Mi papá me compró una pelota y yo estaba muy feliz”.[5]

Gracias a que su padre fue el primero de toda su comunidad en tener un aparato radiofónico,[6] el niño Evo escuchaba partidos del futbol profesional boliviano. Las transmisiones radiales lo inclinaron hacia el Club Bolívar de La Paz, por el que una vez Evo apostó con un profesor de Orinoca que era aficionado al archirrival, The Strongest. Y como ganó el Bolívar, Evo se pintó para siempre del celeste de la Academia, equipo al que pudo ver desde un asiento de las tribunas del Hernando Siles de la capital boliviana hasta 1979, cuando era soldado y reservaba sus días francos para ir al futbol, al que su condición castrense[7] le permitía entrar gratis.[8] Pero antes que el Siles, el primer estadio que Evo pisó fue el de Oruro, y ahí también abrazó otros colores:
Recuerdo que en una oportunidad fui a ver un partido entre San José y Miner Japo, en el estadio Jesús Bermúdez[9]. Era un clásico. No habían todavía graderías en las curvas, sólo la general y la preferencia. La hinchada de Miner Japo de Morococala, eran todos mineros, sentados en las graderías con sus guardatojos. Llegaron con anticipación en volquetas familias íntegras. A mí me impresionó mucho tanto cariño por su equipo. Desde ese momento decidí ser hincha de Miner Japo, sólo por la hinchada. Llegaron en volquetas, con ollas grandes con comida. Eran muy organizados. Me contenté con comer mi tostadito. Fue impresionante para mí.[10]
El estadio Jesús Bermúdez está a 3 735 metros de altura sobre el nivel del mar, casi 1 500 más que el estadio Azteca de la Ciudad de México. Es el tercero con mayor aforo del país y albergó solamente un partido de la Copa América Bolivia 1997: el México-Perú por el tercer lugar del torneo, con victoria mexicana merced a un gol de cabeza del “Matador” Luis Hernández al minuto 82 a centro de Gilberto Jiménez. Sobre esa misma cancha, el 11 de marzo de 2015 los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León, con gol de Amaury Escoto —el único que consiguió durante su estancia en el equipo regiomontano— a pase de Damián Álvarez al 39’, vencieron 1-0 al San José de Oruro —entonces dirigido por el argentino Néstor Clausen, campeón mundial como jugador en México 86— en partido de fase de grupos de la Copa Libertadores.

El Miners Japo, el equipo cuya hinchada impresionó a Evo en aquel partido iniciático para él, hoy ya no existe. Desapareció en 1977 al crearse la Liga profesional de Bolivia. Según el historiador del deporte orurense Juan Armando Orlandini, la entidad oficialmente se llamó Club The Miner’s y se fundó el Día del Trabajador Minero Boliviano de 1962 en la mina de Japo, al norte de Potosí, perteneciente a la Empresa Minera Santa Fe. Sus colores distintivos, guinda y morado, fueron elegidos por los propios mineros porque “al salir del socavón de la mina al amanecer, son los colores que se distinguen en el firmamento”.[11]
Mineros como los que Evo se alegraba de ver reunidos en torno al Miners Japo formaban parte del gremio que por aquellos días, en opinión de Adolfo Gilly, dio una lección de “autonomía de clase y capacidad de organización” al estallar la huelga que obligó al gobierno a la liberación de 59 de sus dirigentes a principios de los ochenta.[12]
Tal como lo relata Evo, el día que se aficionó a los mineros japeños éstos enfrentaron al San José, equipo al que Evo fue invitado a probarse tras convertirse en campeón goleador del torneo Interbarrios jugando para el Sporting 2000, el equipo de la panadería en que trabajaba:
Por eso me convocaron a entrenar en el equipo de San José. El técnico me preguntó en qué puesto quería jugar y yo le dije que de puntero derecho. Tocaba nomás y sentí que podía pasar al equipo profesional. Agarré una vez, amagué y pasé al defensa del equipo titular, de lejos. Hice un centro, a partir de ese momento mi marcador de cerca ya no me dejaba y me amedrentaba: “negro vas a ver, negro carajo”, me amedrentaba. Yo tocaba, pero antes de que pase la pelota venía a tumbarme, yo tocaba y tenía que cuidarme, otra vez intenté pasar, lo hice sin problema, pero me puso un trancazo, me sacó de la cancha a unas cunetas llenas de agua porque en esa época, febrero, llovía mucho. Me levanté lleno de barro y la gente se reía, pero igual seguía jugando.[13]
Fue entonces que apareció la causa, triste, lacerante, que apartó a Evo del futbol profesional:
Luego me convocaron para la preparación física, bajo la dirección de Santiago Modesto,[14] que fue un buen jugador brasileño de esas épocas. Después de la preparación física casi me desmayo, tenía mareos. Yo no tenía para tomar café con tostado, no había carne para comer, mi sopita era pura papa, ni cebolla, sólo papa con un poco de grasa de llama y tuve que abandonar. Después de esa experiencia me dediqué a jugar en los campeonatos de barrio.[15]
La desnutrición impidió a Evo hacer carrera en el futbol. Hijo de una familia en la que de siete hijos sólo tres sobrevivieron[16], los estragos de tantas carencias cercenaron su sueño de ser futbolista. Pero habría de ser precisamente el futbol el que lo llevaría a la lucha sindical para desde ahí pugnar por revertir la pobreza de los habitantes de las zonas rurales olvidadas.
Después de una helada, la enésima, que acabó una vez más con el cultivo familiar y lo orilló nuevamente al hambre, Evo abandonó Isallavi y se trasladó a la provincia tropical del Chapare, en Cochabamba, donde su vida, gracias al futbol, cambiaría para siempre:
A las dos semanas que llegué al Chapare, (un) domingo, saqué de mi maletín mi short y mis cachos (como les llaman en Bolivia a los zapatos de futbol), eso no me faltaba y me fui a la cancha, averigüé dónde era. Serían las 3 de la tarde, estaban unos jóvenes jugando. Me senté a la orilla de la cancha y me preguntaba ¿qué hago ahora? Cuando casualmente la pelota llegó donde yo estaba, me levanto para pasarles el balón y les dije si me pueden hacer jugar. Uno de ellos me pregunta si sé jugar y les dije que algo. Me cambié, jugué en uno de los equipos y resulté siendo el mejor jugador. A partir de ese momento tuve nuevos amigos. Me preguntaron ¿qué me llamaba?, ¿de dónde era?, ¿a qué me dedicaba, si era transportista, si era peón, comerciante, partidario, todo? Yo les dije que había llegado hace un par de semanas (…). Me dijeron que debía inscribirme en el sindicato, porque yo no era afiliado. (…) Esa misma noche, mi chaco estaba lleno de mis amigos, los dos equipos se han venido a mi casa.[17]
La capacidad de socialización del futuro líder crecía gracias al futbol:
El futbol me ayudó mucho, me abrió varias puertas. Recuerdo que organicé un equipo, si no recuerdo mal, le puse Bolívar. Pedí a mi papá que me mande las camisetas de mi equipo y los balones que tenía en el altiplano y todos los fines de semana jugábamos, no sólo un partido, sino varios, hasta que nos cansemos, después muchas veces nos íbamos a mi chaco para cocinarnos algo y charlar.[18]
Evo siguió el consejo de sus compañeros de cancha y se afilió a la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia.[19] Un año después, en 1981, tuvo su primera experiencia como dirigente:[20] lo designaron Secretario de Deportes de esa organización, cargo desde el cual se dedicó a armar campeonatos entre centrales sindicales:[21]
Organicé el equipo de fútbol y una serie de campeonatos, donde participaron compañeros de varias regiones, con sus equipos. Los fines de semana los partidos nos unían y reunían en torno a la pelota. (…) Cuando no había campeonatos preparaba partidos de ida y vuelta entre sindicatos. (…) Por eso pensé que después de jugar cada partido nos debíamos reunir entre nosotros para debatir y hablar sobre otros temas que no sólo sea el fútbol.[22]

Evo ha hecho política a través del futbol, pero el futbol boliviano profesional no ha logrado despuntar en los años en que Evo ha detentado el poder. En los tres ciclos mundialistas acaecidos en los casi 14 años (2006-2019) que Evo gobernó al país, Bolivia no ha estado siquiera cerca de calificar a una Copa del Mundo —quedó penúltima en las eliminatorias sudamericanas para asistir a los Mundiales de 2010, 2014 y 2018—. Seguramente es una mera casualidad, pero cuando a Evo le ha ido bien en la política, a la selección boliviana de futbol le ha ido mal; y cuando a la selección le ha ido bien, a Evo le ha ido mal.
En 1993, bajo la conducción del español Xabier Azkargorta, el representativo boliviano vivió la mejor época de su historia, clasificándose por primera y hasta ahora única vez a un Mundial luego de superar la eliminatoria, pues sus dos anteriores participaciones mundialistas, en 1930 y 1950, fueron por invitación. En la serie de partidos clasificatorios rumbo a Estados Unidos 94, Bolivia rompió el invicto histórico de Brasil, que jamás había perdido un partido de eliminatoria. Fue el 25 de julio de 1993 en el Hernando Siles. Faltando 10 minutos para el final del partido, el lateral brasileño “Jorginho” fauleó dentro de su área a Marco Antonio “Diablo” Etcheverry, pero el penalti resultante se lo detuvo Claudio André Taffarell a Edwin “Platini” Sánchez, quien lo tiró demasiado centrado y sin la potencia suficiente. Pero al 88’ Bolivia logró irse adelante gracias a una larga y trompicada escapada de Etcheverry, que terminó en gol con cierta ayuda, involuntaria, pero ayuda, de Taffarell. Un minuto después, Álvaro Guillermo Peña marcó el segundo tanto boliviano, que puso fin a la imbatibilidad brasileña en las instancias previas a las fases finales de los mundiales.[23] Ese año 1993 Evo incursionaba por primera vez en unas elecciones políticas, bajo las siglas del Eje de Convergencia Patriótica, postulándose como candidato a una diputación nacional, pero no la ganó. Habría de conseguirla cuatro años después, en 1997, gracias a una votación histórica a su favor, superior al 70% de los sufragios, mientras que en la eliminatoria sudamericana de ese año la selección se quedó lejos de asistir al Mundial de Francia 98, pues terminó superando solamente a Venezuela. En 2006, año en que Evo tomó protesta como presidente de la nación, Bolivia estuvo ausente del Mundial de Alemania por haber quedado última en la clasificación general de la Conmebol.

En 2007, ya como jefe del Estado boliviano, Evo encabezó la campaña contra el veto que la FIFA amagó con imponer a La Paz y a otras ciudades de altitud sobre el nivel del mar superior a los 2 500 metros, para que en ellas no se pudieran celebrar partidos oficiales. En marzo de ese año, el Comité de medicina del deporte de la FIFAsolicitó que en mayo siguiente, dentro del 57º Congreso del organismo rector del futbol mundial, se analizara la posibilidad de adoptar medidas provisionales acerca de la altitud máxima permitida para disputar partidos y realizar prácticas durante la eliminatoria mundialista entonces por venir.[24] El vicepresidente del citado comité médico, el checo Jiri Dvorak, publicó junto a otros dos colegas un artículo científico en Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports, en el que afirma que el impacto de la altitud en el rendimiento de los futbolistas varía según se trate de jugadores que habitualmente juegan y se entrenan en altitudes cercanas al nivel del mar, o bien si lo hacen en altitudes mayores a 1 500 o incluso superiores a 3 000 metros,[25] altitud esta última que actualiza una única ciudad entre todas las del mundo futbolístico que son sedes de encuentros eliminatorios: la capital boliviana. Los autores sostenían que para jugar en una altitud como la de La Paz, los jugadores de las selecciones visitantes requerían, como mínimo, entre 10 y 15 días de aclimatación antes de cada partido.
Tal como lo admite su más reciente rival electoral en los comicios de 2019, el también expresidente Carlos Mesa Gisbert, Evo “comenzó una ofensiva personal para defender el derecho boliviano a jugar donde vive una gran parte de su población”.[26] Mesa atribuye el éxito de Evo en derrotar al veto al hecho de ser oriundo de una región alta y miembro de una etnia originaria, por lo cual Evo “era en sí mismo una carta demasiado fuerte y simbólicamente incuestionable como para que la fifa se estrellara contra él, que simbolizaba un país que incorporaba en forma definitiva a los indígenas andinos de Bolivia a la plenitud de la vida política”.[27]
Evo terminó ganándole a la fifa el partido de la altitud. Han transcurrido más de doce años sin que el organismo internacional haya insistido nuevamente en que La Paz deje de ser sede de eliminatorias. Y para remachar su victoria, por iniciativa suya se construyó un estadio, inaugurado en 2017, en el municipio de El Alto, vecino de La Paz, que tiene una altitud superior a 4 000 metros, donde disputa sus partidos como local el club Always Ready desde principios de 2019.[28] No obstante que en el tiempo transcurrido desde la última tentativa prohibicionista de la fifa la selección boliviana ha obtenido sorprendentes victorias en casa —como la goleada 6-1 propinada en abril de 2009 a la Argentina dirigida por Maradona—, la evidencia agregada desmiente que la altitud sea el jugador número ‘12’ de Bolivia.[29]

Wálter Chávez, quien fuera uno de los principales estrategas de las exitosas campañas electorales de Evo, declaró a la bbc de Londres: “(Evo) siempre fue muy claro en que valora por sobre cualquier otra obra un espacio donde la comunidad se encuentre, donde los niños sueñen, y eso es una cancha de fútbol”.[30] Porque Evo no olvida que fue en una cancha donde comenzó todo:
Ahí empieza mi trayectoria sindical y política, hasta llegar a la presidencia. A veces digo que no es sólo la defensa de la hoja de coca, sino que, desde que empecé, es el fútbol el que me lleva hasta la presidencia.[31]
[1] Evo Morales Ayma, Mi vida de Orinoca al Palacio Quemado (inv. y ed. Iván Canelas Alurralde), Buenos Aires, Colihue, 2015, pp. 21-22.
[2] Ibid, p. 20.
[3] Ibid, p. 28.
[4] Ibid, p. 37.
[5] Ibid, p. 41.
[6] Ibid, p. 19.
[7] En la milicia Evo también jugó al futbol. Sus compañeros lo apodaron “Pacho” porque admiraba a Édgar “Pacho” Góngora, jugador del Bolívar en los setenta. Véase Luis Báez y Pedro de la Hoz, Evo. Espuma de plata, Ediciones Plaza, 2008, p. 276.
[8] Así lo recuerda Evo: “Estando en el cuartel, de las tres o cuatro veces que salí de franco, fui a ver un clásico entre Strongest y Bolívar. Los soldados ingresábamos gratis. Me llamó mucho la atención las barras de ambos equipos, estaban divididos por una fila de policías, para que no peleen. Yo me he dedicado a mirar las barras las barras y no el partido. Nunca había visto en mi vida a las barras de ambos equipos, tanta alegría, el aliento a sus equipos, insultos, peleas, eso me llamó más la atención que el propio partido de fútbol”. Véase Morales Ayma, op. cit, p. 70.
[9] Se puso ese nombre al estadio municipal en honor al portero orurense que defendió el arco nacional en el primer Mundial de la historia y que jugó para el club decano del futbol boliviano, el Oruro Royal, fundado el 26 de mayo de 1896 por trabajadores de la compañía The Bolivian Railway Limited, que construyeron la vía ferroviaria que conecta las ciudades de Pagador y Uyuni. Véase Jorge Asturizaga, “Oruro presume a sus ‘joyas’ en el deporte”, La Razón Digital, 11 de febrero de 2019.
[10] Morales Ayma, op. cit. pp. 49-50.
[11] Juan Armando Orlandini V., “The Miner’s Japo, fue de las buenas instituciones del fútbol”, La Patria, 24 de diciembre de 2012.
[12] Adolfo Gilly, “La huelga minera de Huanuni”, en Por todos los caminos/1. Escritos sobre América Latina 1956-1982, México, Editorial Nueva Imagen, 1983, p. 194.
[13] Morales Ayma, op. cit., p. 50.
[14] Defensor central que jugó en Bolivia a finales de los sesenta y principios de los setenta para los clubes Bolívar y Chaco Petrolero. Con este último ganó el campeonato de 1970, único título en los 75 años de historia de la entidad que hoy juega en la Segunda División B.
[15] Morales Ayma, op. cit., p. 50.
[16] Ibid, p. 14.
[17] Morales Ayma, op. cit., p. 79.
[18] Ibid, p. 80.
[19] Ibid, p. 79.
[20] Ibid, p. 85.
[21] Ibid, p. 81.
[22] Ibid, pp. 85 y 86.
[23] En su primer partido de la eliminatoria rumbo a Estados Unidos 94, Bolivia empezó debajo en el marcador desde el minuto ‘20, pero remontó y goleó como visitante a Venezuela 1-7. El segundo encuentro fue su ya relatada victoria sobe Brasil en la Paz. Después ganó sus tres cotejos siguientes: 3-1 a Uruguay, 1-0 a Ecuador y 7-0 a Venezuela. Pero Brasil se cobró revancha en Recife, de donde la selección boliviana se llevó seis goles sin marcar ninguno. Una segunda derrota, 2-1 en Montevideo ante Uruguay, obligó a que Bolivia se jugara el pase al Mundial en su visita a Guayaquil, Ecuador, el 19 de septiembre de 1993. El empate a un gol, gracias al tanto conseguido por William Ramallo, le bastó a Bolivia para obtener la calificación.
[24] Fifa, https://www.fifa.com/about-fifa/who-we-are/news/fifa-sports-medical-committee-addresses-increase-violent-fouls-113973
[25] Peter Bärtsch, Bengt Saltin y Jiri Dvorak, “Consensus statement on playing football at different altitude”, Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports No. 18, julio 2008, pp. 96-99.
[26] Mesa Gisbert, Carlos, “Fútbol y altura. La dramática historia de La Paz y el fútbol boliviano”, Nueva Sociedad No. 248, noviembre-diciembre 2013.
[27] Idem.
[28] Reuters, “Estadio de Bolivia sobre los 4,090 metros, el nuevo ‘fantasma de la altura’”, 12 de febrero de 2019.
[29] El hecho de que la única vez que Bolivia ha ganado la Copa América fue cuando se disputó en su territorio, ha servido para propalar la tesis de que se ve favorecida por su altitud. Pero quienes así lo afirman probablemente ignoren que a esa vigésimo octava edición del torneo continental, disputada en 1963, no asistieron dos selecciones, Chile y Uruguay, mientras que dos más, Argentina y Brasil, no enviaron a sus jugadores estelares. El representativo chileno no se presentó por la ruptura de relaciones diplomáticas con Bolivia; el uruguayo se excluyó por su oposición a jugar en La Paz, pretextando la supuesta desventaja de la altura; el brasileño no incluyó en su lista de convocados a ningún integrante del equipo que recién el año anterior alzó la Copa del Mundo; y el argentino envió a varios jugadores que hicieron su debut internacional precisamente en aquel certamen sudamericano.
[30] Boris Miranda, “Bolivia: 4 anécdotas personales para entender cómo Evo Morales se convirtió en el presidente que más tiempo ha gobernado en la historia de ese país”, bbc, 14 de agosto de 2018.
[31] La Vanguardia, “Evo Morales: ‘Soy Presidente de Bolivia gracias al fútbol’”, 22 de junio de 2008.
Farid Barquet Climent