El 13 de septiembre de 1953 debutaba en la Primera de la Universidad de Chile Leonel Sánchez, ídolo de la U y crack mítico del fútbol chileno. Nos dejó en abril de este año. Nunca es tarde para conocer un poco de su historia a través de los recuerdos de un nieto sobre las cosas que le contaba su abuelo. Escribe Nicolás Araya
Desde la pluma de Julio Martínez, más conocido como JM, en la Revista Estadio a la semanal y rejuvenecida Revista Triunfo, herencias de mi abuelo materno, o la exquisita Don Balón, la cual coleccioné sagradamente desde fines de los 90, en ellas siempre el nombre de Don Leonel estuvo presente en las páginas más gloriosas del fútbol nacional.
Mi abuelo y padrino Luis Araya me hablaba del mundo de antes, en su persona coexistieron ser colocolino, socialista, feriano, fundador de la población donde me crié y dueño del primer bar con pipas de vino de la zona.

Me contaba de los hexagonales en el Estadio Nacional, del Santos de Pelé y Coutinho, de los comunistas checos comandados por el Balón de Oro Josef Masopust, del Vasas de Hungría, del Colo-Colo de Cuá Cuá Hormazábal y su discípulo: el compañero Chamaco, recordaba los clásicos universitarios, pero por sobre todo me contaba del mundial del 62.

Aún conservo un álbum de la Copa del Mundo editado por una agencia de turismo que me regaló en vida y que es un tesoro, mi abuelo me contaba que Escuti era ciego de noche y que Eyzaguirre era el mejor lateral sudamericano con el bicampeón mundial Djalma Santos, me contaba que Raúl Sánchez fue el espejo de Don Elías y del legado del Tata Riera y como profesionalizó el fútbol chileno con su experiencia francesa, hablaba de los históricos goles de Eladio Rojas y su paso por River Plate, me decía que uno de los mejores de esa selección era el extremo Jaime Ramírez, pero que no tenía el mismo carisma de Don Leonel.
Me habló de una jugada maravillosa que después pude corroborar por YouTube contra Brasil del gran Jorge Toro, el primer chileno en jugar en Italia. Centro de Leonel, gol de Campos, un clásico en la era del Ballet Azul, no por nada son los máximos goleadores azules.
De su boca escuché los nombres de los antiguos términos del fútbol clásico, herencia inglesa en los puertos chilenos, como back, wing o forward. También conocí por sus relatos la magia de Pedro Araya -el Garrincha chileno- y el Siete Pulmones, el osornino Rubén Marcos. Nunca es tarde, los vestigios de la memoria se transmiten por nostalgia o melancolía.
Siendo hincha de la contra, mi abuelo siempre me contó sobre el liderazgo, la inteligencia, la guapeza y la potencia de los disparos del Gran Leonel. Tenía un talento natural y una gran técnica para correr con balón dominado, para asistir a grandes distancias, y amagar una y otra vez a sus rivales.

No por nada fue Bota de Oro en un mundial y Balón de Bronce en 1962, premios otorgados por la FIFA. Luego sería capitán en la expedición europea de 1966, de donde se desprende esta fotografía que para mí ejemplifica lo que era el mítico Leonel Sánchez Lineros, un líder en la derrota, y un gran referente en las victorias chilenas, aún posee el récord de los 10 jugadores chilenos con más presencias en la selección.
Fue el máximo goleador de Chile hasta Carlos Caszely. Obtuvo seis títulos con el Ballet Azul y logró jugar en el Milan campeón de Europa junto al maravilloso Bambino de Oro, Gianni Rivera, donde se encontró con Mario David, el italiano a quién había boxeado en Santiago.

En la foto Rubén Marcos llora la eliminación del combinado nacional después de empatar con Corea del Norte en el mundial de Inglaterra 66. Marcos había convertido dos goles en ese mundial y fue el mejor de Chile en el Sudamericano 67 donde fueron terceros. Don Leonel lo abraza y consuela, señal de otros tiempos, más respetuosos y humildes.

Mi pequeño homenaje, a un Chile ido, con Sánchez se murió una edad en mis edades, se fue una parte de mi vida en que me dedicaba solo a escuchar a mi abuelo.
Leonel Guillermo Sánchez Lineros (Santiago, 25 de abril 1936 / 2 de abril 2022)
Nicolás Araya