El neofascismo también penetra en diferentes hinchadas de fútbol. Lo hemos visto en Europa. Ahora en Australia con el Sydney United, finalista de la Australia Cup y primer equipo semi-amateur en llegar a esa instancia de la copa. Escribe Juan Manuel D’Angelo.
El 1 de octubre será una fecha histórica para el fútbol de Australia. Ese día, el Macarthur FC de la A-league se medirá en la final de la Australia Cup frente al Sydney United, el primer equipo semi-amateur en llegar a esa instancia de la copa. Si bien el United formó parte desde los 80’s de la vieja primera división aussie (la National Soccer League que estuvo vigente entre 1977 y 2004) e incluso llegó a disputar la Gran Final de la competición en tres oportunidades, en ese entonces el soccer australiano distaba de ser un deporte profesional. De hecho, cuando los Socceroos jugaron el repechaje para el Mundial USA 1994 contra la Argentina de Diego Maradona, el capitán Alex Tobin debía ganarse la vida trabajando como arquitecto durante la semana. Solo aquellos que eran realmente buenos y conseguían llamar la atención de los ojeadores europeos tenían la chance de ser profesionales. Desde 2004 a esta parte, momento en el que la Football Federation Australia decidió profesionalizar la competición y adoptar un esquema similar de franquicias al de la MLS, el Sydney United y el resto de los clubes históricos de la liga estuvieron condenados a jugar en las distintas categorías estatales.
El camino a la final no fue fácil. Después de un comienzo tranquilo contra el Monaro Panthers -un cuadro de menor calibre- en octavos de final eliminó por penales nada menos que al Western United, el vigente campeón de la A-league. El mote de “equipo mata-gigantes” lo revalidó en semifinales tras derrotar 3 a 2 en el suplementario al Brisbane Roar, una franquicia que supo tener mejores días en el pasado pero que hoy cuenta, entre otros, con el inglés Charlie Austin, antiguo jugador del QPR y el Southampton. Para el Sydney United, la final de la Australia Cup no solo significa la posibilidad de obtener el primer título importante de su historia, sino que además podría conseguir una inédita clasificación a la AFC Cup, el segundo torneo en importancia del continente asiático. Además, y esto no es un dato menor, una potencial victoria del conjunto de la liga estatal de Nueva Gales del Sur sería el impulso definitivo para la creación de una segunda división profesional y la instauración de los ascensos y descensos en suelo australiano.
Ahora bien, detrás de este cuento de Cenicientas se esconde una historia no tan agradable. En los últimos días surgieron en redes sociales imágenes de algunos hinchas del Sydney United exhibiendo banderas con simbología nazi. Si bien no se especifica la fecha precisa de estas fotos, sí son recientes. Desde el club no se ha dicho mucho al respecto e incluso la prensa futbolera del país –pequeña pero intensa- ha obviado este tema. Para entender bien este fenómeno es necesario repasar un poco la historia del fútbol aussie.
FÚTBOL ETNICO
Pese a jugarse en el país desde finales del siglo XIX, recién a mitad del siglo XX es que el fútbol comenzó a masificarse en Australia. En su difusión mucho tuvieron que ver los inmigrantes europeos que llegaron escapando de los horrores de la Segunda Guerra Mundial. Griegos, italianos, croatas y serbios entre otros fueron quienes organizaron el deporte y fundaron clubes, los cuales no solo se volvieron sociedades deportivas sino también espacios para mantener viva la cultura de origen en un país que exigía a los inmigrantes dejar en la puerta de entrada todo su equipaje cultural (todavía faltaba mucho para que Australia abrazara el tan mentado multiculturalismo).
A finales de los 70’s, y tras la histórica participación de los Socceroos en la Copa del Mundo 1974, estos clubes se organizaron y formaron la National Soccer League, la primera competición nacional de fútbol. Debido a su fuerte componente étnico, los australianos “originales” –es decir aquellos que descendían de los colonos que llegaron al país con la Primera Flota en 1787- nunca se sintieron particularmente atraídos al juego y se volcaron hacia la variante local, el fútbol de reglas australianas o footy.

Pese a disfrutar de una época dorada en los 80’s y principios de los 90’s, la NSL siempre adoleció de su falta de profesionalismo y, sobre todo, de la imposibilidad de atraer a un público masivo. El factor étnico, importante para la difusión del juego en la mitad del siglo XX, ahora era perjudicial y hacia necesario replantear la esencia misma del soccer australiano. El fin de la National Soccer League y la creación de la A-league con sus franquicias profesionales en torno a las grandes metrópolis del país hicieron que los clubes de las comunidades perdieran su estatus de privilegio y produjo divisiones entre los fanáticos. Hubo una parte de ellos que abrazó la nueva realidad y se volcaron en masa la nueva competición, pero otros mantienen al día de hoy posiciones intransigentes al respecto y siguen hablando de la A-league como una liga plástica y sin pasión. En ese ámbito donde los clubes con un fuerte componente étnico son reivindicados es donde, a veces, podemos encontrarnos con algunas sorpresas desagradables.
¡CROATIA, CROATIA!
Aunque ha descendido en número durante los últimos años, la comunidad croata de Australia ha sido una de las más importantes del país y de las más grandes en el mundo. Actualmente, en la tierra de los canguros hay aproximadamente 164,000 australianos de ascendencia croata y 40,000 nacidos en la Madre Patria que se trasladaron a su nuevo hogar en algún momento de su vida. Si bien hay presencia registrada desde la época de la fiebre del oro a mediados del siglo XIX, fue al final de la Segunda Guerra Mundial que arribaron en gran número y se instalaron principalmente en los estados de Victoria y Nueva Gales del Sur.
Como muchas otras comunidades, los recién llegados no tardaron en fundar nuevos clubes en donde mantener viva su cultura, su lengua y sus tradiciones. Dos de los más importantes son el Melbourne Knights- equipo en el que se formó el gran Mark Viduka- y el Sydney United. Pero además, todas las instituciones croatas han aportado en algún momento jugadores de calidad al torneo local y a la selección nacional.
Dado que Croacia formaba parte de Yugoslavia, las tensiones existentes en la tierra del Mariscal Tito se trasladaban a suelo australiano. Así como había un gran número de croatas, habían llegado muchos serbios y estos también se organizaron en torno a los clubes deportivos, fundando entre otros el Bonnyrigg White Eagles. El clásico entre el United y los Eagles pronto se transformó en uno de los más calientes del futbol estatal de Nueva Gales del Sur y los enfrentamientos entre hinchas de uno y otro equipo se hicieron algo habitual. Estas disputas violentas se mantuvieron durante la etapa de la NSL y fue uno de los principales argumentos que se esgrimieron para dar de baja la antigua primera división aussie.

Con la llegada del profesionalismo, el fútbol étnico quedó relegado a un segundo plano durante muchísimo tiempo, entre otras cosas, gracias a los esfuerzos de la Football Federation Australia que siempre buscó invisibilizarlo. Pero cuando se hizo evidente que el deporte no podría desarrollarse plenamente en el país si no se tomaba a estos clubes precursores, la FFA no tuvo otra alternativa que abrir el juego. Primero lo hizo en 2014 con la creación de la FFA Cup (hoy Australia Cup), un torneo que le permitiera a los cuadros étnicos medirse con las franquicias de la A-league. El segundo acercamiento se dio más acá en el tiempo cuando desde las entrañas mismas de la federación nacional dieron luz verde para empezar a trabajar por la creación de una segunda división profesional que contenga a estos equipos. Ahora bien, que el fútbol aussie se haya aggiornado no quiere decir que los viejos vicios y defectos no estén presentes.
En la sede social del Sydney United flamea la bandera de la NHD o el Estado Independiente de Croacia. Para quienes no lo saben, las diferencias entre esta y la actual enseña son apenas perceptibles, pero su utilización esconde un significado más profundo. La NHD fue un estado títere creado por el nazismo en 1941 tras la invasión de las fuerzas del Eje en territorio yugoslavo.
A la cabeza de este estaba Ante Pavelic, fundador de la agrupación fascista Ustacha. Nacido en lo que hoy es el territorio de Bosnia y Herzegovina, Pavelic creó su grupo a finales de la década del 20 y para eso contó con ayuda y financiación de la Italia de Benito Mussolini. El fin último de la Ustacha era la instauración de una Croacia independiente basada en una supuesta superioridad racial (los croatas se consideraban como parte de los pueblos germanos). Durante los cuatro años en los que Pavelic ocupó el cargo de Primer Ministro, este fomentó el culto a la personalidad y centró todos los asuntos de estado en su sola persona. Hasta en los temas secundarios, el dictador dejaba directrices claras y aquellos que no las cumplían al pie de la letra corrían el riesgo de no vivir para ver otro amanecer.
Además, y gracias a un plan desarrollado por el jefe de la policía secreta, Dido Kvaternik, el régimen de la Ustacha puso en marcha una campaña de limpieza étnica que incluyó la apertura de 26 campos de concentraciones (en Jasenovac solamente murieron 600,000 personas) y que no hacía distinción y perseguía por igual a serbios, croatas comunistas, judíos, gitanos y homosexuales. La crueldad de la organización fue tal, que incluso un alto mando nazi enviado a Croacia catalogó sus tropelías como “el crimen más feroz de la historia, que solo puede compararse con el infierno de Dante”.
El devenir de la guerra en el oeste europeo y el avance del ejército soviético sobre Bulgaria y Rumania, países los cuales pasaron a combatir junto a los Aliados, selló el destino del Estado Independiente de Croacia y para mayo de 1945 sus principales cabecillas habían huido al extranjero o habían sido capturados por el enemigo. En cuanto al líder Ante Pavelic, este escapó hacia Austria, país en el cual estuvo unos meses para luego ser acogido por la Iglesia Católica en Roma. Aprovechando su amistad epistolar con el Arzobispo de Buenos Aires, Miguel de Andrea -y con la ayuda inestimable del Vaticano que proveyó los documentos falsos- Pavelic ingresó a la Argentina en 1948 gracias a los contactos de su amigo religioso, por ese entonces uno de los principales opositores en el clero al presidente Juan Domingo Perón. El dictador vivió en nuestro país hasta 1957 cuando, después de sobrevivir a dos intentos de asesinato por parte de espías yugoslavos, huyó a España donde el franquismo le otorgó asilo y donde murió finalmente en 1959.

Volvamos nuevamente a Australia. Pese a la derrota, Ustacha permaneció activa durante algunas décadas más y muchos de sus miembros se trasladaron al país de Oceanía. Durante los 60’s y 70’s, los elementos asociados a estos grupos realizaron ataques contra objetivos yugoslavos y aunque con el tiempo su status pasó a ser inactivo, en la sede social de los clubes la foto de Ante Pavelic –así como también la de otros criminales de guerra de la NHD- ocupa un lugar privilegiado.
Pero lo más increíble es que también se venden remeras, gorras y bufandas con el lema de la Ustacha, “Za Dom Spremni” (Listo para la Madre Patria). Incluso algunos futbolistas de ascendencia croata como Josip Simunic han sido sancionados por la FIFA después de pronunciarse en favor de Pavelic y su régimen. Simunic, que surgió del Melbourne Knights y que llegó a representar a Croacia en dos Copas del Mundo (2002 y 2006) y dos Eurocopas (2004 y 2008) fue sancionado en 2013 por cantar el lema de la Ustacha con los hinchas después de un partido contra Islandia en el que su selección consiguió la clasificación a la Copa del Mundo Brasil 2014. La casa madre del fútbol mundial fue implacable y multó al jugador con 3,000 dólares y diez partidos de suspensión. Tras conocerse el fallo, los abogados de Simunic denunciaron una “gran conspiración serbia” al tiempo que llevaron el caso al TAS, pero el tribunal del deporte internacional mantuvo en pie la sanción de FIFA. Eventualmente, el futbolista se perdió la chance de disputar su tercer Mundial. En Croacia la situación provocó división en la opinión pública. Si bien el presidente Ivo Josipovic calificó como inapropiado todo el suceso e instó a la federación nacional a actuar como mejor le parezca, para muchos croatas “Za Dom Spremni” sigue evocando a una época que ellos consideraban gloriosa. De hecho, la asociación croata ya había sido multada por UEFA y FIFA otras oportunidades por esta canción.

Como excusa, Josip Simunic en más de una oportunidad aclaró que en ningún momento buscó glorificar al nazismo o cualquier tipo de totalitarismo y que el hecho de haber nacido en Australia y no entender bien el contexto que rodeaba a esta canción hizo que malinterpretara su mensaje. Para Simunic, “Za Dom Spremni” era solo una manera más de gritar “¡Croacia, Croacia!”. Si damos como ciertas las palabras del futbolista, igualmente estaríamos ante un problema ya que implica un desconocimiento preocupante de la historia de esa nación a la que se dice querer honrar.
Juan Manuel D’Angelo
Twitter: @futboltrotters
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