Javier Milei propuso modificar las Asociaciones Civiles del fútbol argentino por Sociedades Anónimas. Si todo es mercado ¿Qué sucede cuando el negocio deja de ser rentable? ¿Pueden los sentimientos estar sometidos a la bolsa de valores? Escribe Juan Stanisci.

El espejo devuelve la imagen de una habitación de hotel. Un velador, una alfombra, dos sillones. En ellos se sientan un periodista y un entrevistado. Este último es uno de los dos candidatos a presidente que disputarán la presidencia en el ballotage. La entrevista es amena. Una charla entre personas que sonríen. Piensan igual. Más que un acto periodístico parece una declaración de amor. Sobre el final el periodista le pregunta al candidato si alguna vez consumió drogas. La charla deriva hacia los orígenes deportistas del político. Cuenta que era arquero. Que está retirado por una “saturación intertemporal”, una metáfora económica, quizás la única que sale de su boca y no parece sacada de una película clase Z. A pesar de estar retirado, afirma que podría atajarle diez penales a su contrincante político. Continúan por la línea deportiva, entonces el periodista dice:

-La argentina ha ganado la Copa del Mundo y todos los jugadores de la selección, quizás ellos no se dan cuenta, pero están globalizados, compiten en el mercado global, juegan en Inglaterra, en las ligas más poderosas, en España, en Alemania. Están sometidos a las leyes del mercado. Y esa competencia les exige dar la excelencia, ¿No es así?

-Eso es muy interesante y lo más interesante es por qué no juegan en Argentina –responde el candidato.

-¡Exacto! –se entusiasma el periodista -¿Y la respuesta? ¿Por qué no juegan en Argentina?

El candidato aprovecha la pregunta para criticar la situación económica del país. No responde la pregunta. Da una vuelta sobre el tema que mejor le sienta y entonces llega a una conclusión:

-Vos hoy no tenés una liga competitiva porque la macroeconomía lo destruyó todo. (…) Esa economía que se derrumba, que no tiene productividad, que tiene salarios bajos, que no le alcanza para pagar la comida, ¿Va a pagar por un espectáculo?

Es la desregulación, estúpido

La mayor transformación de la historia del fútbol no provino de un gran equipo. Tampoco de un futbolista que con su habilidad pudiera hacer lo imposible. Ni siquiera de una liga de las llamadas competitivas. La mayor transformación de la historia del fútbol llegó desde la liga de Bélgica a través de un futbolista llamado Jean Marc Bosman en 1990. El conflicto comenzó cuando el equipo francés Dunkerque quiso fichar a Bosman luego de que finalizara su contrato con su club, el Royall Football Club de Lieja. En aquellos años, cuando un contrato finalizaba el equipo que tenía el pase del jugador podía reclamar una cláusula de salida. Dunkerque se negó a pagar y Bosman decidió hacer algo que suele estar vedado en el fútbol: acudir a la justicia ordinaria en lugar de a los tribunales deportivos.

Eran tiempos donde se estaba gestando la consolidación de la Unión Europea. Y con ella la libre circulación de los ciudadanos de los países miembros y la libertad de trabajo en ellos. El juicio duró cinco años. Al reclamo original de Bosman, básicamente que se anularan las cláusulas una vez terminados los contratos, se sumó otro elemento: que los jugadores con ciudadanía o pasaporte comunitario europeo no ocuparan plaza de extranjero en sus equipos.

La “ley Bosman” fue sancionada el 15 de diciembre de 1995. A partir de ahí el escenario del fútbol mundial se modificó. El fútbol europeo comenzó a llevarse futbolistas de tercer mundo como los barcos pesqueros que lo chupan todo. Contrario a lo que afirma Javier Milei en su entrevista con Jaime Bayly, esto no se dio en un contexto de crisis. En el fútbol argentino el éxodo comenzó durante el gobierno que él considera como el mejor desde la vuelta de la democracia, el de Carlos Saúl Menem. Con una moneda fuerte emparejada al dólar, los futbolistas igual decidían irse a jugar al exterior. Emigraban, al igual que ahora, a edades jóvenes. Cuatro ejemplos: Pablo Aimar se fue a los 21 años; Hernán Crespo a los 21; Juan Sebastián Verón a los 21; Ariel Ortega a los 23. Todos estos pases se dieron durante el uno a uno, en una economía sin inflación y con los sueldos dolarizados.

Hoy que los capitales árabes se interesan por el fútbol, son los clubes europeos los que sufren algo similar. Durante el último mercado de pases varios de los grandes jugadores emigraron a Arabia Saudita. ¿Los espectadores europeos no pueden pagar el espectáculo como argumenta Milei? No, es la misma desregulación generada por la Ley Bosman.

Cristiano Ronaldo y Sadio Mané en la Liga de Arabia Saudita.

Otro ejemplo, en este caso sudamericano. El Flamengo es el equipo más poderoso del continente. Es una Sociedad Anónima. Paga sus salarios en dólares, los más altos del continente. Igual sus grandes jugadores se van. Los últimos dos cracks que salieron de sus divisiones juveniles terminaron en el Real Madrid a los 18 años. Tanto Vinicius como Paquetá emigraron jóvenes. Caso similar al de Rodrygo en Santos. Lo mismo está por suceder con Endrick, la nueva joya del Palmeiras.

Es el contexto a nivel mundial el que lleva al empobrecimiento de las ligas locales en Sudamérica, no solo la crisis económica. Someter al fútbol a las leyes del mercado sin ninguna clase de regulación es regalarle el juego al capricho de los millonarios.

José Mercado compra todo importado

Al día siguiente de ganar las elecciones primarias, Javier Milei fue al programa del periodista Alejandro Fantino. En otra charla amena, el candidato le regaló al periodista el papel con el discurso que había dado la noche anterior. En un momento de la entrevista Fantino le preguntó por el fútbol. La conversación comenzó así:

-¿El fútbol, seguirías como hasta ahora, harías algún cambio en general?

-A mí me gusta el modelo inglés.

-¿Sociedades anónimas?

-No les va mal, eh. Tienen un espectáculo…

Cuando se habla de sociedades anónimas en el fútbol suele tomarse como ejemplo a los equipos más poderosos de Europa. Nunca mencionan, quienes defienden este modelo, los casos donde el experimento salió mal. Quizás el más resonante sea el Parma, equipo italiano que terminó desapareciendo. Aunque también puede nombrarse al Napoli, que tuvo que empezar de cero con otro nombre en la categoría más baja del Calcio, o al Badajoz de Tinelli. También podemos mirar a la Juventus de los Angelli, plagada de deudas. El modelo inglés no es solo lo que se ve en televisión, un fútbol lujoso en grandes estadios. Es también la exclusión de los hinchas que históricamente habían asistido a la cancha por el incremento de los precios de las entradas. Es la pérdida de identidad de sus clubes. Es la posibilidad de que el inversor se vaya y el club quiebre.

Si todo es mercado ¿Qué sucede cuando el negocio deja de ser rentable? ¿Pueden los sentimientos estar sometidos a la bolsa de valores? El modelo argentino, con sus defectos, está regido por las decisiones de los socios y las socias de los clubes. Los pocos ejemplos locales que pueden darse también salieron mal. Sino que pregunten en Corrientes por Mandiyú o a los hinchas de Racing por Blanquiceleste S.A.

Claudio Borghi, ex futbolista, entrenador y comentarista televisivo, opinó hace un mes sobre el resultado de las sociedades anónimas en Chile: “A partir de la llegada de las Sociedades Anónimas en Chile, los dueños invierten muy poco en lo que son las divisiones inferiores. ¿Para qué voy a invertir en un chico de 12 años si yo sólo quiero estar dos o tres años en el club? Ellos quieren hacer negocios, pero lo que no entienden es que no compran un club, compran una historia, un sentimiento y una pasión”.

En la entrevista Fantino defiende el modelo histórico de Asociaciones Civiles.

-Javi nos vamos a pelear ahí, eh. Pero está bueno, discutámoslo. Son sociedades sin fines de lucro, son asociaciones civiles. El club donde iba mi abuelo a jugar al metegol. Yo jugaba en Brown de San Vicente, jugaba al básquet, al rugby, al tenis, mi papá hizo la cancha. Iba a comerme un tostadito y pedía la pelota de básquet.

-¿Y quién lo pagaba?

-Yo, con mi cuota.

-¿Alcanzaba?

-¿El club? Bueno, es un caso de éxito mi Brown de San Vicente…

-La pregunta es ¿¡Quién lo financia?! ¡¿Cómo se financia!?

Milei salta de los clubes que compiten en el fútbol de AFA a los clubes de barrio y de pueblo. Su pregunta es la que muchas veces nos hacemos todos cuando entramos a esas instituciones. ¿Cómo hacen para sostener eso? La respuesta no está al alcance de las lógicas de Milei. Lo que sostiene a estos clubes es su identidad, la idea de que la salida siempre es colectiva, la militancia y la posibilidad de ser mejores de a muchos.

Pero no todos los clubes de barrio tienen problemas para subsistir. En los últimos años vimos un resurgimiento de estas instituciones. Y en gran parte tiene que ver con políticas estatales. “Con la nuestra”, respondería Victoria Villarruel con los ojos bien abiertos. Sí, con la nuestra esos clubes logran darle un espacio de contención a los pibes y a las pibas. Son el primer acercamiento al deporte y a la posibilidad de ser con otros y otras. El club de barrio, como la salud y la educación pública, no puede ser medido en términos de mercado.

Consciente o inconscientemente Fantino lo saca de la discusión por los clubes de barrio o de pueblo y lo vuelve a llevar a la discusión asociaciones civiles – sociedades anónimas vinculados al fútbol.

-¿Te gusta el modelo inglés de sociedades anónimas?

-Claramente, de hecho tienen clubes que cotizan en bolsa, todo.

-O sea, podría ser Boca comprado por un capital árabe. O River comprado por un capital francés…

-¿Y vos seguís siendo de Boca?

-Sí.

-¿Y a vos qué carajo te importa de quién es si le ganás a River cinco a cero y es campeón del mundo, todo? O preferís seguir con esta miseria donde tenemos fútbol cada vez de peor calidad, dale. Digamos, ¿Cómo nos va cada vez que salimos a fuera de la Argentina?

-Me dolería, pero bueno… Sos vos el entrevistado.

-De vuelta, de vuelta. Pará, pará. ¿Vos lo que me estás diciendo es que preferís perder cuatro a cero contra el Milan, pero no, es nacional y popular? A ganarle cinco a cero la intercontinental, de pegarle un baile de novela. Dale.

Hay similitudes entre la forma en la que Milei presenta la dolarización y este último ejemplo sobre la sociedades anónimas. Compara la realidad con un modelo hipotético llevado a la ficción en sus resultados. Nadie en su sano juicio podría creer que un equipo, sea cual sea, podría ganar una final de mundial de clubes por cinco goles. Suena ridículo explicarlo, pero si el argumento principal para privatizar los clubes es ese bienvenida la ridiculez.

La privatización en el fútbol argentino no es una discusión nueva. Se dio a finales de la década del noventa con Mauricio Macri como presidente de Boca. Volvió a darse entre el 2015 y el 2019 con el propio Macri ya como primer mandatario. Los argumentos en aquellos años hablaban de eficiencia y gestión. Como no funcionaron ahora apelan a lo irracional. En otros aspectos les ha funcionado, tiene sentido que lo intenten también con el fútbol.

En la pregunta inicial, aquella donde Jaime Bayly utiliza a la selección argentina para elogiar el libre mercado, hay una trampa. Porque si esos jugadores salieron de esos clubes sobre los que Milei preguntaba con voz ronca, “¡¿Quién los financia?!”, es porque ahí hay un modelo que funciona. Esos jugadores no salieron de academias privatizadas, emergieron y son la representación de una forma colectiva de entender el deporte. Cuando a cada integrante de la Scaloneta le preguntan sobre distinciones individuales responde hablando del grupo. Cada vez que son interrogados sobre la mayor virtud del equipo ponderan lo colectivo. Es una representación de sus raíces. En sus orígenes no solo aprendieron a gambetear, a posicionarse en la cancha o achicar mejor un palo, también, y por sobre todo, comprendieron que lo grupal siempre está por encima de lo individual.

Desde hace algunas horas los clubes del ascenso y de primera división se unieron bajo la consigna: No a las Sociedades Anónimas. Quizás el mensaje más significativo fue el de Racing, decía así: “Nadie nos tiene que explicar qué significan las SAD en un club de fútbol. Nuestros socios, socias e hinchas, quienes recuperaron la democracia para Racing, lo saben bien”. Los clubes con su modelo de Asociación Civil fueron garantes de la posibilidad de votar en tiempos de dictadura. Para los pocos que tuvieron Sociedades Anónimas fue un retorno democrático el haber vuelto a elegir. Con aciertos y con errores el modelo del fútbol argentino responde a lo colectivo y comunitario como modo de vida. No lo cambiemos por un mercado de las pasiones.

Juan Stanisci
Twitter: @juanstanisci

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